Capítulo 19

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ENZO

Me pongo la camiseta, que se me pega a la piel de una manera bastante incómoda debido a que todavía estoy algo mojado.


– Adiós, Enzo. Nos vemos mañana. –Se despide uno de los hastae que sale en grupo del vestuario.

– Adiós, adiós.


Sostengo la toalla de mi cintura con la mano para que no se caiga mientras está la puerta abierta y salen. Me quedo solo en el vestuario, algo que me encanta que suceda, porque puedo cambiarme con calma y sin que nadie me moleste.

Me quito la toalla, dejándola caer en el banquillo, y me pongo mis bóxers nuevos y luego la pantaloneta limpia. Me siento para poder ponerme los calcetines blancos y las zapatillas sin caerme.


– ¿Qué cojones te traes con la tía esa? –Nessa entra hecha una furia en el vestuario de hombres.

– No puedes entrar aquí. –Le advierto. Menos mal que no queda nadie más.

– Sabía que estabas solo. –Rueda sus ojos, de todas maneras, no me parece bien que entre aquí.


Sé que Nessa es celosa y, de cierta manera, no me importa, yo no soy muy diferente. De hecho, hay veces que m encanta cuando se pone celosa, pero hoy no es el caso, me gustaría que se calle un puto mes.


– Ya te he dicho que solo entreno con ella. –Sigo secando mi cabello con la pequeña toalla.– Sabes que me ha tocado con ella en el torneo.

– Eso no es lo que han visto mis ojos, Enzo.


Cuelgo la toalla en el toallero de metal, exasperado por la infantilidad de la chica. Me ha hecho una maldita encerrona.


– ¿Y qué han visto tus ojos, Nessa? –Pregunto sin siquiera mirarla a la cara. Recojo mi ropa sucia para meterla en mi mochila.

– Como te mira.


Al oír esto, me quedo petrificado, haciendo que el agarre de mis manos se aflojara y que se me caiga al suelo todo lo que llevo encima, de la impresión. Me giro lentamente hacia ella, cuyo enfado parece ser cada vez mayor, aún intentando recuperar la compostura.


– Lo que me faltaba por oír. –Ella sigue cruzada de brazos.– ¿Tú piensas cuando hablas? ¿Si quiera te oyes?

– Sí. Quien no puede oírme es ella. Y tú no paras de hacerte el puto loco.

– Wow, eso ha sido bajo incluso para ti. – Recojo mis cosas del suelo, volviendo a apoyar la mochila sobre el banquillo.– Deja de comportarte como una puta niña pequeña. –Exploto.– ¿Alguna vez te he recriminado yo las putas mierdas que haces con otros tíos para conseguir cosas?


Su rostro parece pasar por todas las emociones posibles. He soltado la bomba, cosa que jamás pensé que haría.


– ¿Qué insinúas?

– Vamos, por favor. ¿Te crees que no te veo ligar con los pringados esos para que te pasen los apuntes? –Meto la toalla, que aún está húmeda, con el resto de cosas, dentro de la mochila.– Estoy harto, Vanessa. –Cierro la mochila, haciendo el máximo ruido posible con la cremallera.

Try Me © [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora