Capítulo 29

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ENZO

Mierda.

Aparto la mano de Allegra de mi camiseta con fuerza. ¿Cómo se atreve a hacer eso? Al separarla de mí, la tela vuelve a su sitio, cubriéndome una vez más la herida.


— ¿De qué vas? —Eso ya es el colmo.— ¿Te imaginas que te hubiese levantado yo la camiseta? Eso sería intento de abuso, ¿a que sí? Pues esto es igual. No me levantes la camiseta.


¿Siquiera ha entendido alguna palabra de lo que le he dicho? ¿Voy a tener que escribirlo todo de nuevo? Me niego. No tiene ningún derecho a pedirme explicaciones de nada, no somos amigos.

Lo que más me molesta no es que me levante la camiseta, que también, sino que haya descubierto la herida por un fallo mío. Tendría que haber supuesto que ella ya sospechaba algo, no es tan tonta como parece. Con suerte, puedo hacerla creer que se trata de cualquier otra cosa que del accidente aquel, después de todo, no me vio.

Allegra vuelve a señalar la herida, esta vez con el ceño fruncido. No va a dejarlo estar.


— No. Te. Importa. —Hago una pequeña pausa tras cada palabra para que me entienda.


Con sus manos hace un gesto que sí puedo entender: móvil. Me había fijado en que ella no tiene el suyo, así que supongo que pide el mío. Lo saco de la mochila y lo desbloqueo para abrir el bloc de notas. Una vez listo, se lo ofrezco para que ella pueda comunicarse sin problemas conmigo.

Teclea rápido, como si estuviera apresurada. Sin embargo, su ortografía es impecable.


''¿Fuiste a la enfermería o te da vergüenza que te vean herido por fuego al intentar cocinar?''


A veces me asombra mi paciencia, porque cualquier otra persona ya se hubiese hartado. Sé que la intención de su comentario es molestarme, pero, a estas alturas, me la pela.


— Sí, he ido.

''¿Y no se te ha curado?''

— Exacto. Se les ha complicado.

'' Entonces no fue hecha por fuego común.''


No había caído en eso. Joder. Por fuera aparento que no es tan importante, pero por dentro estoy acojonado por si me descubre. Más que nada porque la directora me mataría y Angus me cortaría en pedazos.


— No sé de qué me hablas.


Ruedo mis ojos, fingiendo ignorancia, pero Allegra tiene toda la razón. Las heridas hechas por magia no se curan tan fácilmente como con elementos comunes. Si me quemo con el fuego de la sartén o de un mechero, un hada de cuidados mágicos puede curarlo en cuestión de segundos... Ahora, si el fuego ha sido causado por un hada de fuego como aquel pavo, que utiliza magia en su creación, la herida puede ser aún más complicada de tratar o incluso permanente.

Es básico de primero, pero me jode que lo sepa, me arruina el teatro.


''Sabes que tengo razón.''

— Es una simple quemadura, Allegra, supéralo ya.

''Ha sido un hada de fuego.''

— Un hada de fuego. —Niego con la cabeza, fingiendo una risa bastante falsa, pero como no es capaz de escucharla nunca lo sabrá.— Eso es imposible, están encerradas en la isla desde hace muchísimo tiempo, si es que no se han extinto a estas alturas de la vida.

Try Me © [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora