Capítulo 40

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ENZO

Con cuidado, aunque apresurado, dejo el cuerpo inconsciente de Allegra sobre una de las camillas. Con la camiseta, me limpio la sangre que me ha manchado los brazos, la cual es bastante.

No nos hace falta llamar a la enfermera, esta viene corriendo a nosotros al habernos oído entrar. Me aparta del cuerpo de Allegra para poder revisarlo detenidamente.

— ¿Qué ha pasado? —Aunque la mujer le abro los ojos, la morena no reacciona.

— Le han atacado y ha sufrido unos cuantos cortes.

— Sí, ya veo. —Dice observando el corte, por llamarlo de alguna manera, que tiene en la pierna.— Esto tiene muy mala pinta. Ha perdido bastante sangre y no está dentro de mis posibilidades una magia sanadora tan poderosa, además de que no tengo los utensilios necesarios. Llamaré inmediatamente a alguien especializado. —Se acerca al teléfono fijo cercano a la camilla y marca un número.— Mientras tanto, esperen fuera.

Con rabia contenida, me cruzo de brazos mientras me sentaba en uno de los sillones externos a la sala, seguido por las demás. Allegra no es amiga mía, por supuesto, ni ninguna de su grupo, pero ahora me veo atrapado en sus problemas. ¿Por qué tienen que arrastrarme a todos sus asuntos? No quería involucrarme demasiado en todo lo que está ocurriendo. Quería contar con un margen ya que simplemente siento curiosidad. Pero como dicen: la curiosidad mató al gato, y ahora estoy aquí, metido de lleno en todo este asunto.

— ¿Qué cojones ha pasado?

— Sabemos tanto como tú. —Me responde Quinn.— Allegra nos avisó de que iba al al baño, justo cuando llegábamos. Parece ser que el vagón estaba estropeado y que la puerta intermedia estaba rota. Entonces el guardia de Astra entró para sacarla y... Eso. Un puto caos.

Noto como su voz se quiebra conforme más habla, estoy seguro de que todas se sienten culpables por lo ocurrido, por no haber podido ayudar más.

La puerta se abre, revelando a Astra y a mis amigos, que habían ido a por ella. Angus se apresura a abrazar a Anila, que sigue en estado de shock. Menos mal que nos avisó a tiempo y que Maylea pudo hacer algo para evitar que se la cargasen, pero jamás la había visto tan malherida, y eso que casi la achicharran viva.

— ¿Cómo está? —Astra corre hasta la puerta de la consulta, así que la detengo para que no pase, levantándome e interponiéndose en su paso.

— Pues teniendo en cuenta de que tu puto guardia casi la mata, pues mejor. La verdad.

— Hey, Enzo. No es culpa de ella, ¿no ves que también está asustada? —Carlos pone su mano en mi hombro para tratar de tranquilizarme.

Por su parte, Astra no dice ninguna palabra, tiene los ojos vidriosos cuando me mira, lo cual hace que mi mirada se suavice. Carlos tiene razón, no es culpa suya. Últimamente están sucediendo cosas muy raras a nuestro alrededor, estamos todos con los nervios a flor de piel y solo ella, Quinn y yo somos conscientes de que algo está sucediendo. Es demasiada presión y este ha sido el punto final.

— Astra, ven conmigo. —La cojo del brazo y la arrastro hasta fuera del edificio, no quiero que nos oiga nadie.— ¿Qué hacéis? —Les pregunto a Angus y a Carlos, que nos siguen hasta fuera.

— Creo que merecemos una explicación. —Responde Angus. Ambos parecían enfadados, sobre todo el rubio, que me mira de arriba a abajo, como si esperara que yo tenga las respuestas.

— ¿Sobre qué?

— Por favor, estáis todo el día con secretismos. Jamás os había visto hablar tanto, está claro que sabéis algo, así que desembuchar, ambos.

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⏰ Última actualización: Jan 21 ⏰

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