Me he puesto guapa y no es casualidad. Tengo que reconocerlo: hace meses que no me maquillo y había olvidado mi aspecto cuando no llevo una sudadera y pantalones de chándal. Me bastaría con arreglarme sólo para que nadie me vuelva a pillar tan desprevenida como Taylor Martin lo ha hecho esta tarde. Pero pueeede que sea algo más que eso. O sea, he venido a tomar algo sola, pero Mac viene a este bar a menudo, o al menos a veces colgaba fotos aquí en Instagram. Al menos lo hacía antes de que le bloqueara para así dejarle de seguir y que me dejara de seguir también. Puede que miles de personas me vieran fracasar, pero ¿permitir que mi ex lo hiciera? Eso sí que sería caer bajo.
Y es que ahora mismo, no podría echarme nada en cara. Me he puesto sombra de ojos y máscara de pestañas en la fila de arriba y la de abajo. Soy imparable.
El local no está a oscuras gracias a una ligera iluminación cutre de un tono amarillo verdoso. Y entonces lo veo. Está sentado junto a la barra, con un vaso de algo que no puedo ver. Para mis adentros, digo: seguro que es una margarita. Antes solíamos hacerlas cada vez que él tenía casa sola, sobre todo cuando jugábamos al póker. Por un momento, me siento hasta mal. Pobre Mac. Me pregunto si tal vez le sentará mal verme, pues algo me dice que todavía no me ha superado.
Va vestido igual que siempre. Camiseta de algún grupo, camisa lisa, pantalones negros. Y su pelo castaño, a medio camino entre estar bien peinado y estar fuera de madre. Su nombre de nacimiento es Cory McCcann, pero todo el mundo lo llama Mac. Por lo que veo, sigue siendo el de siempre. No hay nada que pueda hacer que fuese a sorprenderme.
O al menos eso pienso hasta que se da un beso con el chico que tiene enfrente. Sonriendo, siguen hablando con las caras bien cerca. Abro los ojos como platos. Esto me pasa por haberlo bloqueado. El chico misterioso se levanta para ir al baño y yo decido que es un buen momento para hacer bomba de humo. Giro sobre mí misma, intentando irme tan rápido como he llegado.
Para ser atleta, hoy no me sobra la velocidad.
—¿Nova? ¿Nova Masipag? —la voz de Mac me hace frenar en seco. Y es súper retorcido, porque suena jovial e inocente, pero sé que en realidad se está regodeando—¿Esa eres tú?
¿En serio es la segunda vez en el día en la que tengo que fingir ser despistada y amable? Me merezco un descanso.
Me doy la vuelta, sonriendo.
—Sí, ¡sí lo soy!
Por desgracia. Ambos reímos con nuestra mejor incredulidad y yo me acerco con las palmas abiertas, en plan "¡sorpresa!". Ser actriz nunca me ha interesado, aunque tal vez debería replanteármelo.
—Qué fuerte. Empezaba a creer que habías desaparecido del mapa. Ya no usas mucho las redes, ¿no?
Parece intrigado, pero no te dejes engañar: sabe perfectamente que lo bloqueé. Fuerzo una risa y reconduzco la conversación, haciendo un gesto hacia los baños.
—Así que ese chico es... ¿Tu novio, o algo así?
Mac sonríe. Se nota que el alcohol le ha subido un pelín, sólo lo justo. En realidad, está bastante mono. Miro hacia su bebida, y frunzo el ceño. No es una margarita.
—Sí —responde, y yo ya me había olvidado de haber preguntado—. Y me siguen gustando las mujeres, por si te lo estabas preguntando.
Niego con una mueca.
—No... no me lo estaba preguntando.
Él arruga la nariz.
—Yo creo que sí.
—Ya, no sé de qué me hablas, así que... —me encojo de hombros con las palmas hacia arriba. Mac ríe para sí mismo y le da un trago a su bebida. Me aclaro la garganta—¿Ninguna margarita a la vista?
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Infame
Fiksi RemajaNOVA MASIPAG no es una buena persona. Sin embargo, sí es una de las gimnastas con más promesa de los Estados Unidos. Con su talento y ambición, iba en camino de las Olimpiadas. Pero cuando sufre un accidente en televisión nacional, Nova se ve obliga...