Creo que no te lo había contado, pero tengo dos hermanas. Las dos son más pequeñas que yo.
El viernes por la tarde llegan casi a la vez. Estos días habíamos estado sólo papá, Jennifer, Charli y yo. Charli es la más pequeña, tiene catorce años. Papá la había ido a buscar tras su entreno de béisbol, y mi madre ha ido a recoger a Ariel. Así que hasta ahora yo estaba sola en casa, mirando vídeos de Simone Biles en YouTube, sentada a la mesa de la cocina.
Papá cierra la puerta detrás de sí y Charli cruza a zancadas el comedor, su moño deshaciéndose más con cada paso que da.
—¿Qué tal el entreno, Charles? —le pregunto yo.
Ella empieza a darle puñetazos a uno de los cojines del sofá, gruñidos incluidos. Asiento una vez antes de responderme a mí misma.
—Me lo tomaré como un "bien".
A continuación, se tira contra el sofá y le clava un codazo, como si estuviera en medio de un combate de lucha libre. Papá frunce los labios, y me informa:
—Su entrenador le ha dicho que no la sacará a jugar en el próximo partido.
Lo dice como si esto explicara o justificase la conducta de Charlotte, y supongo que en esta familia, sí lo hace. Mi hermana levanta la cabeza enseñando así su cara de desquiciada, su pelo desperdigado en todas direcciones.
—No. Ha dicho que soy una segundona, una calienta banquillos y una don nadie.
—No ha dicho eso —le responde papá, con los párpados caídos.
Charli se tumba de espaldas.
—¡Da igual! Es como si lo hubiera dicho. Tendrías que haber visto su cara, Nova. Podía notar la satisfacción en sus ojos, como si disfrutara humillándome.
—¿No crees que estás exagerando un poco? —sugiere papá—Seguro que no es tan malo como parece.
Me levanto de la mesa cuando proceso lo que Charli acaba de decir, todavía masticando mi sándwich. Me acerco a ella y la señalo con este.
—Dios, ¡sí! ¡Es horrible! —suelto yo, y papá parece exasperado—Es como que te ha dejado en evidencia delante de todo el mundo, ¿verdad?
Charli gira su cabeza de la forma más parecida posible a la niña del exorcista, y apoya sus manos sobre el sofá. Me mira con los ojos desorbitados.
—Sí, ¡exacto! Y lo peor ha sido su tono de voz, como si él fuera el rey del mambo.
—¡Condescendencia! —adivino yo, pensando en André LeBlanc, y me dejo caer al lado de mi hermana.
—¡Sí! Espera, ¿qué significa "condescendencia"?
—Es cuando alguien finge ser amable pero en realidad te trata como si fueras inferior —le explico.
Asiente frenéticamente.
—¿Lo ves, papá? Nova me entiende.
Yo miro a mi padre en plan "¿qué le vas a hacer?" y le doy otro bocado a mi sándwich. Él parece rendirse y se va a la cocina a dejar la compra.
Justo en ese momento, Ariel entra por la puerta arrastrando su maleta. Ella es la mediana: tiene diecisiete y es la primavera personificada. Charli sería una mezcla entre el otoño y el verano, por lo que yo debo ser el invierno.
Con una sonrisa de oreja a oreja, Ariel exclama:
—¡Noni!
Entonces deja la maleta para venir a abrazarme, y yo también corro hasta ella. Apretándonos, nos balanceamos de lado a lado. Cuando vivía en D.C. sólo venía a Filadelfia por Navidades y alguna otra fiesta, así que ya ni recuerdo la última vez que la vi. "Noni" es cómo Ariel pronunciaba mi nombre cuando era pequeña. Sólo dejo que papá y ella me llamen así.
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Infame
Teen FictionNOVA MASIPAG no es una buena persona. Sin embargo, sí es una de las gimnastas con más promesa de los Estados Unidos. Con su talento y ambición, iba en camino de las Olimpiadas. Pero cuando sufre un accidente en televisión nacional, Nova se ve obliga...