Enseño mi mano vendada a las chicas del equipo como si estuviera mostrando mi nuevo anillo de compromiso. Todas jadean con preocupación, lo cual es ridículo porque sé que no me soportan, pero yo les sigo el rollo y asiento con pena.
Con una ceja alzada, LeBlanc cuestiona:
—¿Te has lesionado? ¿Otra vez?
—Estoy hecha una torpe.
—¿Qué ha pasado? —quiere saber Priya.
Yo comienzo a inventarme no sé qué historia emotiva sobre la superación y que me forcé demasiado para conseguir estar a su nivel. Bueno, que les como la oreja. Las pobres se quedan afectadísimas. Yo sonrío encogiéndome de hombros como diciendo "qué le vamos a hacer". Una de las chicas, Beverly, me dice algo de que va a rezar por mí en su iglesia, o yo qué sé.
Como conclusión, les ofrezco un:
—Bueno, la vida sigue. Supongo que ahora Sasha y yo estamos en las mismas.
Tras dedicarme unas palabras de ánimo, vuelven al lío, séase entrenar. Ya he terminado con el numerito, así que estoy por irme cuando el entrenador me detiene con sus palabras.
—¿"La vida sigue"? —repite él, escéptico—. No pareces muy afectada.
Me encojo de hombros, haciéndome la loca.
—Qué puedo decir, señor LeBlanc... Sus palabras me hicieron reflexionar. Lo que doy por sentado es algo que podría perder en cualquier momento, y así ha sido —Levanto la mano izquierda de nuevo—. Tenía razón, estaba siendo una necia. Ha sido... muy mala pata, pero he decidido tomármelo como un aprendizaje. Ya sabe, una señal del universo.
Sí, vale, no tengo morales y a veces disfruto jugando con la mente de las personas. Tengo problemas, creía que ya lo sabías a estas alturas.
LeBlanc me escudriña con la mirada, y me esfuerzo por mantener un semblante inocente.
—¿Qué estás tramando, Masipag?
—Nada. Ojalá tramara algo. De hecho, le deseo la mejor de la suerte para el evento. Y encontrando un nuevo reemplazo —admito, y alzo las cejas—. Por si no nos vemos hasta entonces, felices fiestas, André. ¿Puedo llamarle André?
—No.
—De acuerdo.
Me despido con la mano, pero al parecer vuelve a tener algo que decirme.
—Eres diestra, ¿no es así?
Lo miro con cara de póquer.
—Así es, sí.
—Y te has roto la mano izquierda. Has tenido mucha suerte.
Rio un poco, incómoda.
—Supongo. Siempre podría ser peor, ¿verdad?
Quedarme con la gente del gimnasio no me supone un problema, pero lo de mentirle a mi familia sí lo estoy llevando un poco mal. Mi vida parece una sitcom cutre. Quiero decir, me inventé lo de la mano para que no se preocuparan por mí, pero he conseguido el efecto contrario. Papá no deja de preguntarme si necesito algo, Ariel se empeña en llevarme siempre las cosas en plan asistente personal y lo más horripilante, Jennifer está siendo casi... agradable.
Después de cenar, me digo a mí misma que tengo que salir de esta casa como sea. Así que me invento que he quedado con Xander y salgo por patas. En cuanto piso el exterior, papá me grita:
—¿Necesitas que te lleve a algún lado?
—¡Todavía puedo andar, papá!
Aprieto el paso, horrorizada. No sé cuánto tiempo voy a poder soportar esto de ser una enferma mental. Sólo llevo dos días con el tema de la mano y ya siento que me estoy ahogando.

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Infame
Dla nastolatkówNOVA MASIPAG no es una buena persona. Sin embargo, sí es una de las gimnastas con más promesa de los Estados Unidos. Con su talento y ambición, iba en camino de las Olimpiadas. Pero cuando sufre un accidente en televisión nacional, Nova se ve obliga...