¿Alguna vez has visto Me Llamo Earl?
Yo sí, cada noche en séptimo curso. Lo echaban casi a medianoche y creía vivir al extremo porque siempre tenía que estar pendiente de que Jennifer no me pillara despierta. Desconozco por qué me interesaba tanto una serie sobre un hombre de poca monta a quien, literalmente, todo el mundo odia.
Pero el caso es, que esa soy yo. Ahora mismo, soy yo. Y que Ariel lleve tres días sin hablarme no ayuda. Ha activado por completo lo que me gusta llamar "modo Jennifer". Es decir, se asegura de que vea que tiene un problema conmigo y nadie más que conmigo; habla de mí como si fuera un fantasma y de vez en cuanto me echa miradas asesinas. Lo puedo sobrellevar, pero sé que me va a pasar factura.
Como el martes cuando vuelvo de entrenar, con la sudadera caída por los hombros sobre mi sujetador deportivo. Incluso antes de entrar a casa, me doy cuenta de que huele muy bien. Cierro la puerta con una sonrisa, tanteando el terreno. Desde la entrada, visualizo a Ariel en la cocina. Podría ser un personaje de Tarta de Fresa, si estos tuvieran mala leche. Está haciendo magdalenas con el pelo recogido en una trenza y la cara manchada de harina.
—Ey —la saludo, tras cerrar la puerta—. Huele muy bien, Ari.
Levanta la mirada y por un segundo parece dudar entre si ser amable o no. Por supuesto, elige no serlo.
—Gracias —farfulla, metiendo la primera tanda en el horno.
Levanto las cejas. Vale, me ha hablado. Eso es un claro avance. Me acerco a ella tras dejar mi bolsa junto al sofá. Inquieta, me paso un dedo por la tira del sujetador.
—¿Qué tal ha ido hoy en el insti?
Me dedica una sonrisa falsa mientras le echa una cantidad bastante excesiva de glaseado al resto de cupcakes.
—Genial. Hoy en la orquesta me han pasado un remix del audio que le mandaste a Brady al ritmo de Dynamite. Así que ya no sólo me llaman guarra, ahora también me llaman BTS. Ni siquiera soy coreana.
Pongo cara de circunstancias, sintiéndome culpable. Me esfuerzo mucho por ofrecer perspectiva.
—Bueno —comento, y trago saliva cuando me fulmina con la mirada—, BTS cantan y bailan genial. Son básicamente mejores que One Direction. Es un cumplido si te paras a pensarlo.
—No metas a One Direction en esto.
Sonrío con algo de miedo.
—¡Vale! Esto... Hoy Xander, el de mi trabajo, me ha dicho que han salido pruebas de que Harry y Louis siguen juntos. Sé cuánto te gustan las teorías conspiratorias de Larry...
Ella deja todo sobre la encimera y apoya las manos en esta, visiblemente harta.
—¿No ves que estoy ocupada, Nova? ¿Qué quieres?
—Oye, Ariel...
—¡No, en serio! ¡Siempre haces lo mismo! Eres incapaz de pedir perdón. Sólo esperas que la gente vuelva a ser amable contigo aunque hayas desacreditado sus sentimientos por completo. Eres peor que mamá. Ojalá te hubieras quedado en D.C.
Y... Esto es la situación pasándome factura. Asiento con la cabeza. Mi hermana parece un poco arrepentida por lo que ha dicho pero, al fin y al cabo, no lo rectifica. Así que me queda bien claro que no lo ha dicho por decir.
—Vale —digo finalmente—. Te dejaré tranquila.
Tal y como he entrado en casa, vuelvo a salir. Nada más pisar la calle las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos, una detrás de la otra. Me pongo a andar sin ningún rumbo en particular, escuchando música triste. Enfadada, le doy una patada a una lata. Tal vez tenga razón. Tal vez sólo soy una carga para todo el mundo, y debería marcharme, y tirar sal a mi paso. Tal vez sí que soy peor que Jennifer. Como si el ADN más mezquino de la familia se hubiera materializado en mí.
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Infame
Ficção AdolescenteNOVA MASIPAG no es una buena persona. Sin embargo, sí es una de las gimnastas con más promesa de los Estados Unidos. Con su talento y ambición, iba en camino de las Olimpiadas. Pero cuando sufre un accidente en televisión nacional, Nova se ve obliga...