Capitulo 27

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-Cayendo como moscas.

Angélica... Castillo negro [momentos después de su primera muerte]

Mis tacones altos resonaban en el duro adoquín, imponiendo miedo en los pasillos del castillo negro, mi pálido rostro daba una sensación de peligro inminente, los guardias del palacio del mal se arrodillaban ante mi, y yo esbozaba una mueca de asco, siempre odié a la raza demoníaca, bueno, no siempre, pero no es hora de lamentos, lo verdaderamente importante es lo que estaba por pasar a continuación... llegué a la sala del trono, donde Dante estaba sentado imponente, su expresión superior me hacía sentir miserable, el como estaba, sonriente y sin inmutarse de mi situación era cada vez mas molesto, su arrogancia me llenaba de ira y no había manera de corregirlo, simplemente, odiaba mi condición actual, pero mi poder no se vio reducido en lo absoluto, me quedé estática viendo su figura sentada en ese enorme trono de huesos, el me devolvía las miradas, apoyó su cabeza en el dorso de su diestra, su rostro de porcelana era una obra de arte abismal, fruncí el ceño, ignorando su arrogante sonrisa.

-Angélica ¿por que tan enojada? ¿quieres este sitio para ti? es gracioso ver como te conviertes en lo que juras odiar a toda cosa... ¿Pero sabes qué? Lo peor de todo esto, es que es culpa T-U-Y-A...-Dijo, levantándose de su trono y bajando cada escalón con superioridad, me fastidiaba, me daba asco, quería matarlo, pero ahora, ya no tenía oportunidad.-Tu... Siempre tan tonta... Confiando en que Kiara odiaría a los demonios como tu, Confiando en Cyrce, pensando que no mataría a tu mejor amiga, Confiando en el gatito rosa, confiando en tu poder, confiando en tu capacidad mental, tu peor error, fue confiarte de más.-Apreté los dientes, presenté mi pasado como una mera excusa para todo lo que hice, la muerte de mi hermana... todo esto fue para nada, pero no había acabado aquí, iba a erradicar a los demonios blancos, cueste lo que cueste, en un arranque de furia, levanté la mano para abofetearlo, pero me detuvo, con una sonrisa socarrona.-¡Ah-Ah! Tu no puedes hacer eso... solo he permitido una bofetada en mi vida, y no planeo repetirlo.

-Puedes burlarte de mi todo lo que te plazca, pero aquí y en...

-¿Aquí y en la tierra? Ya no eres nada, Angélica, un simple demonio con una pizca... más de poder.-Su tono sarcástico mientras giraba alrededor de mi, era realmente desesperante.

-¿Y bien...? ¿Te arrepientes?-Interrogó, tomando mi mano y levantándola.

-No me arrepiento de lo que hice, y jamás lo haré, los demonios son una escoria que debe ser erradicada, sin importar que en el proceso muera yo también.-Entrecerré los ojos, fastidiada de tanta cháchara.

pero poco después, una maliciosa sonrisa se dibujó en mi rostro, y el interrogatorio cambió sus papeles

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pero poco después, una maliciosa sonrisa se dibujó en mi rostro, y el interrogatorio cambió sus papeles.-¿Tu te arrepientes de haber matado a tu madre, Dante?

-Para nada, Esa mujer era vil y cruel.

-¿no te recuerda a ti justo ahora? no eres muy diferente si lo piensas bien...-El intentó darme una bofetada, enojado por lo que había dicho ¿pero acaso había algo de mentira en ello? sostuve su mano, no me importa lo que crea, yo sigo siendo Angélica, una persona calculadora y sin miedo a soltar las verdades mas oscuras de mis enemigos, solté una carcajada cruel, el como los papeles habían cambiado de forma tan rápida y drástica era algo realmente gracioso de ver.

Las Crónicas de Akina: Viaje entre dos Mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora