Capitulo 30

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—Intento de Redención.

Hace varios días que estoy en la biblioteca intentando reparar el collar dañado, pero estaba cada vez mas confundida, tenía más ojeras que antes, muchas más, mis manos temblaban, Ice estaba ayudando, me traía algunos bocadillos y tazas de té, pero yo continuaba cansada, El día de Hoy Akífene se apareció de golpe, examinó lo que hacía, e hizo uno de sus famosos comentarios

—¿Aun no terminas?

—¿No preferirías ayudarme en lugar de hablar estupideces?

—Te recuerdo que la obsesionada con redimir a un caso perdido, eres tú.—Dijo, acercándose un poco más a mi, se alejó con rapidez, y yo fruncí el ceño, enviándole una mirada asesina antes de que desapareciera en humo negro.—¡Akina, no te preocupes por ella, podemos lograrlo!

—¡Entonces Ayúdame, Lo estoy haciendo todo sola!—me exalté, puse mis manos en mi frente, echando mi cabello para atrás, Ice tragó saliva, buscó una silla en la biblioteca y se acercó a la mesa, tomando unas pinzas también, cada cierto tiempo yo echaba un ojo al pergamino de Terra, Donde mencionaba que su collar actuaba de manera distinta a los demás, era triste leerlo, en algunas partes habían manchas de gotas que no secaron bien, nos daba a entender que eran lágrimas. Habíamos logrado juntar la mayoría de piezas, pero había una que faltaba, una que era extrañamente grande. fruncí el ceño con confusión. Chasqueé los dedos, El cuervo de Alice se acercó rápidamente, y yo tomé pluma y papel.—Envíale esto a Alice, no tardes mucho.

—¡Gagh!—El cuervo se fue.

—Akina, ¿crees que Alice tenga que ver con...?

—No, tal vez el trozo faltante lo tenga Terra y ya.—De golpe, una ráfaga de humo rosa invadió la habitación, el demonio Gato apareció con frasco de Cristal sellado con una tapa de Oro puro.

—Meow... Aquí está mi parte del trato.

—¿Acaso ya la conseguiste?

—No, pero soy paciente, después de todo, para algo está el tiempo límite.

—Makio, si te dijera que tendrías que estar presente en la batalla para capturar el alma de Angélica... ¿Lo estarías?—El gato mostró los dientes, satisfecho.—Claro que sí, siempre es más divertido ver las cosas de cerca que escuchar un simple relato. 

[Castillo en Ruinas, Terra]

Mi respiración se entrecortaba constantemente, había algo que me impedía pensar con claridad, mis mejillas estaban enrojecidas, y mis sienes también, tenía rasguños por todo el cuerpo, y no había mucho que yo realmente pudiera hacer, estaba en el suelo, me había desecho del collar, y aún así no era libre completamente, un fuerte dolor invadía mi pecho, mientras intentaba levantarme, rugí de dolor, cuando logré ponerme en pie, alguien llegó al palacio destruido, su tono de voz era suave, me hacía sentir comprendida, me hacía sentir tranquila con solo mencionar mi nombre.

—Terra...—Dijo a mis espaldas, yo me giré, y ver su rostro me dio una tranquilidad inmensa, era mi madre, Kiara, tenía una sonrisa maravillosa, una muy cálida, tenía los brazos abiertos, me acerqué lentamente, sin embargo, a tan solo unos pasos, su cálida sonrisa me dio la sensación de un frío mortal, y un par de Alas negras aparecieron detrás de ella, ladeó la cabeza, y yo me estremecí, una fuerte risotada salió de su boca, y luego habló.—Que ingenua eres... a pesar de tu gran edad, sigues siendo estúpida.—Su rostro comenzó a desaparecer, como si fuera una simple carcasa vacía, alguien más apareció tomando su lugar, un ángel caído de cabello verde, y un ojo totalmente blanco, como si fuera ciego... Zariel.—No dudes más, no planeo matarte, tu nueva residencia será en el inframundo, ya que estás un poco... ya sabes... desquiciada...

Las Crónicas de Akina: Viaje entre dos Mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora