Capitulo 36

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—El Baúl de los recuerdos I: Melodía Melancólica.

[Reino Acuático, Año 1419, Lyn.]

Mis ojos color nácar, que mi madre tanto amó cuando los vio por primera y ultima vez, mi madre murió luego de darme a luz, luego, mi padre se enamoró de otra mujer, y ella dio a luz a mis hermanas,  no sentí dolor, no sentí nada, pues claro, era tan solo una niña inocente. si embargo, eso no era algo temporal, pasó el tiempo, y mis ojos tenían un aspecto vacío, el color nácar, al no brillar con intensidad, solo era un gris muy claro, acompañado de un cabello rubio lacio, era una simple criatura con cola de pez, pestañas largas y orejas extrañas que siempre cubría, según mi padre, al ser yo la mayor, tuve una enorme presión sobre mis hombros, dada por el mismo, que decía constantemente. "No serás nadie si no te educas" "Arréglate, te ves horrible, las princesas deben de verse bien." y muchas cosas más.

—Lyn ¿por qué no estás comiendo?—Desperté de mi trance de recuerdos cuando una de mis hermanas me habló con voz melodiosa, pero su tono era brusco y fastidiado. levanté la vista, mis ojos vacíos parecían molestarla más y más, su cabello naranja se erizó, y se quejó con mi padre, una vez más.—Lyn, no te enseñé modales para que seas tan insolente, come ahora.

—Ah... me iré.—Eso fue lo único que salió de mi boca, me alejé, hasta una cueva lejana, nadé y nadé, encerrándome en la oscuridad, me sobresalté al darme cuenta de una extraña luz, siendo que esta cueva es un lugar inhabitado, ni mucho menos iluminado, el brillo era tan tenue que era difícil notarla, una medusa fluorescente, me acerqué a ella, con una mirada curiosa, era la primera vez que veía algo con extraña emoción, mi corazón latía rápido, y mis manos temblaban ligeramente, ella era... tan pequeña...

la pequeña medusa no me hizo daño, ni yo a ella, estuvimos persiguiéndonos una a la otra, pasamos un buen rato en ello, llegó la hora de irme, al llegar nuevamente al arrecife, al ver nuevamente a mis hermanas, que al llegar me llamaron "Mestiza" ...

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la pequeña medusa no me hizo daño, ni yo a ella, estuvimos persiguiéndonos una a la otra, pasamos un buen rato en ello, llegó la hora de irme, al llegar nuevamente al arrecife, al ver nuevamente a mis hermanas, que al llegar me llamaron "Mestiza" no reaccioné, a decir verdad, nunca sentí nada cuando ellas me trataban de una forma horrible. lo único que tenía en la cabeza, fue ese momento con aquella criatura igual de extraña que yo. al día siguiente, mi padre me forzó a arreglarme como una mujer pomposa e ignorante, y al intentar verme bonita, el solo me denigraba más y más, en ese momento, me quedé callada, ya que simplemente eso no me provocaba ninguna sensación, ni de odio, ni de alegría, nada.

[Meses después.]

la medusa, ella siguió su ciclo de vida, el cual llegó a su fin tan solo unos meses después, no sentí nada, pero de alguna forma, mi corazón dio un vuelco al enterarse...

al paso del tiempo, comencé a salir a la superficie, era brillante y colorida, nada que ver con el arrecife, aun no conocía el como cambiar cola por piernas, después de todo ¿quién le enseñaría a una simple mestiza? me asomé por la orilla del mar, había alguien en la playa, parecía triste y desamparado, sus sollozos aturdían mi cabeza, y sus suspiros de dolor me daban curiosidad, me acerqué hasta el, era un chico alto y agraciado, de ojos blancos y un cabello color gris oscuro, orejas punteadas y una vestimenta muy peculiar, dichoso el, decía yo, que tenía la libertad de vagar por las costas. solté un pequeño sonido, que fue silenciado por el agua, que me llegaba hasta las pestañas inferiores, dejando a la vista únicamente a mis ojos... el chico elfo notó mi presencia, e intentó escapar de mí, todos huían, era acaso esto mi castigo por ser mestiza?

Las Crónicas de Akina: Viaje entre dos Mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora