Capitulo 39

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—El Baúl de los recuerdos III: "La creación de una Calamidad por un alma inocente"

Cuando la noche cayó en la cabaña, los dos jóvenes estaban en una habitación, ambas camas separadas al menos dos metros de distancia, Cyrce no quería que se pelearan, aunque ahora ambos estaban castigados por la bruja, ya que ella se enojó por sus actos, la joven Alice tenía prohibido tomar libros sin permiso, y Dante no tenía permitido jugarle bromas a la albina, así que no les quedaba nada más para hacer más allá de hablar.

—Ey, Dragón estúpido, ¿qué edad tienes?

—¿Para qué quieres saber?, puedo ser alguien muy longevo...

—Porque tienes cara de niño malcriado y estúpido.

—Bah, Tengo dieciséis ¿tu?

—Catorce... por cierto, eso que dijo Cyrce... ¿por qué no puedes regresar a nievelandia? o lo que sea.

—ja... creen que maté a un ángel, pero yo no mato, me inculparon, mi padre me desheredó y tuve que dejar a mi hermano menor solo.—Dante había dicho una mentirita blanca para no asustar a su amiga, no lo habían inculpado realmente, solo había protegido a su hermano de un ángel malvado como el debía.

—Que historia tan... ¿Cómo puedes sonreír siempre?—El rostro de Dante se tornó frío ante la respuesta de Alice, apoyó su mejilla sobre su mano, y dijo con voz amarga, pero sarcástica.

—Fácil, porque ahora estoy mejor, tengo una bruja rara que me cuida y una babosa a quien molestar.

—Estás sonriendo, pero no te ves feliz.—Dante hizo silencio, la voz de Alice era sosegada, la albina miraba al techo con un rostro indiferente, el no supo como responder, solo mantuvo su rostro frío con una sonrisa amarga congelada en el, mientras sus ojos estaban ligeramente más abiertos que antes.—¿por qué no hablas?

—¿Cómo notas las verdaderas emociones de alguien...?

—Es un don.—Alice se encogió de hombros y se incorporó en la cama, y dijo con voz algo seca.

—No tengo sueño, pero... Dante, quiero saber otra cosa.

—¿Qué?—Alice hizo una pausa con rostro serio, que luego se iluminó y se emocionó inmediatamente.—¿Puedes volar?

—Eh...—El de cabello negro rascó su nuca, nadie le había preguntado eso.—Bueno... me cortaron un Ala y me desterraron... así que no vuelo... pero me transformo en dragón y así...—Alice se desilusionó.—Pobre cosa fea.—Dante frunció el ceño.

—¡No soy feo!

[Reino Celestial, Castillo de cristal, Sala de Audiencia.]

—Su Santidad... no me haga hacer esto... yo... haré que no sea una amenaza... lo juro... haré que lo olvide, no me obligue a matarla...—se escuchaban sollozos de lamento por parte de una bruja, Cyrce. Había una mujer bastante imponente frente a ella, que a pesar de sus pasos pesados mientras bajaba del trono de cristal con imprudencia, se acercó a la bruja con rostro amable, tomando su rostro triste entre sus manos, la expresión de la mujer era comprensiva, alentadora.

—No importa lo que hagas, Cyrce... ella... ya lo vi... morirás en sus manos, y yo también en el futuro si no haces algo, debes eliminarla antes de que ella lo haga con nosotras, Somos la única esperanza de la humanidad, mi querida amiga.—Muchos dicen... que existen Ángeles vestidos de demonios, y Demonios de alas blancas danzando de alegría en el cielo, la mujer frente a aquella bruja ingenua, era un demonio inmaculado sediento de sangre, pero lo que ese ser tan falso no sabía, es que esta decisión sería el detonante de su predicción.

Las Crónicas de Akina: Viaje entre dos Mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora