Capitulo 34

5 2 0
                                    

—Una Bestia en cautiverio.

Terra estaba en una celda del infierno rojo, ojos llorosos enrojecidos de rabia, cabello enmarañado, su cetro estaba roto, gruñía con enojo y dolor por sus heridas, su mirada estaba fija en la pared frente a ella, no se movía, ni para un lado, ni para el otro. sentía una gran presión en su pecho, y guardaba en el fondo de su corazón gran desespero, Alguien ingresó en la celda de manera rápida y sin rodeos, La Bruja Blanca: Akífene.

—Terra... Tienes que aguantar unos días aquí... Tan solo unos días, prometo que después de un tiempo, te liberarán de tu dolor.—Alice acercó su mano hasta la frente de Terra, La mujer intentó tocarla, pero fue en vano, el cuerpo de la bruja blanca era similar a un holograma, fácilmente lo puedes ver, pero es imposible de tocar, Terra no dijo nada antes de caer desmayada en el frío adoquín, Akífene desapareció en una nube de humo negro, y su última mirada para aquella lamentable princesa, estaba llena de compasión. Akífene apareció de repente en el palacio en ruinas, con unos ojos llenos de lástima, Alex la estaba esperando en la entrada, su fiel ayudante seguía sus ordenes cada que ella lo pidiera, Alice Dijo:—Alex... Vuelve a Casa, Terra no volverá a este lugar.

—¿Alice, Estás bien? Te noto triste...

—No tengo la capacidad de sentir tristeza, niño, vuelve a casa.—Akífene dio una palmada en el hombro de Alex, el asintió, entendiendo el mensaje, adoptó la forma de un majestuoso halcón, abandonando el castillo en ruinas por la ventana.—Si tan solo Kiara hubiera sido menos compasiva... ¿esto habría acabado bien? Angélica tiene razón en algo... Los buenos son unos cobardes.

Alice se paseó por la sala del trono, Actualmente, las vitrinas estaban casi vacías, quedando únicamente en ellas, Flora e Itana, Las hermanas gemelas que aun no lograron liberarse de su culpa, Alice tocó una de las vitrinas con delicadeza, transmitió poder mágico a través del cristal, y una barrera protectora se formo sobre ambas vitrinas.—Quiero ayudarlas, pero ustedes no tienen nada que ver conmigo... así que solo puedo protegerlas, lo siento.

[Biblioteca del palacio]

Pergaminos, pergaminos y más pergaminos para leer, al menos, no estaba sola, La compañía de Aqua después de mucho tiempo con aburrido papeleo me sentaba bien, claro, era molesto a veces, pero nada que no pudiera solucionar. Aqua estaba brincando de un lado a otro cual chinchilla mientras llamaba a mi nombre—¡Akina, Akina!

—¿Mhm?—Levanté el mentón, indicando que hablara.

—¿qué estás leyendo ahora?

—Ah... Tu pergamino.—Dije, con voz sosegada, mientras leía tranquilamente a la par que contestaba a sus preguntas, algunas eran raras, otras mas normales, parecía un niño ingenuo al que a mi me gustaba proteger.

—Dije, con voz sosegada, mientras leía tranquilamente a la par que contestaba a sus preguntas, algunas eran raras, otras mas normales, parecía un niño ingenuo al que a mi me gustaba proteger

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Y tu collar?

—En el escritorio; creo que es hora de escribir mi propio pergamino.

—¿Para qué? Tu no necesitas un Heredero de legado o algo así, a menos que quieras uno, en eso no puedo meterme.—Solté una risa.

Las Crónicas de Akina: Viaje entre dos Mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora