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Capítulo 18: Destrucción sistemática

Capítulo 18: Destrucción sistemática

—¿Tú madre no va a molestarse por todo el desastre? —Ace pregunta una vez que llega a su habitación sin incidentes e inmediatamente es recibido por la reconfortante oscuridad. —Hay colchonetas y sábanas esparcidas en tu sala, cajas de pizza, platos y vasos, o cargadores de electrónicos regados por todas partes.

—Por eso no me acercare a ese lugar. Es un caos.

—Mañana, cuándo despierten, le diré a los chicos que limpien todo antes de irnos, pero hablo en serio. —Ace se saca la chaqueta y la tira al suelo antes de dejarse caer en la cama para desatar los cordones de sus zapatos y recostarse con Ichiji.

—No. —Ichiji responde apuntándose a la cara con la linterna. La luz ilumina los contornos de su rostro y acentúa el pequeño y casi imperceptible rastro de pecas en la cresta de su respingada nariz. Sus pecas no son llamativas como las de Ace, pero siguen siendo lindas. —No le va a importar. Últimamente parece que nada le importa.

—¿Estás preocupado?

Ichiji encoge los hombros y busca algo en los bolsillos de su pijama. Ace levanta una ceja al ver lo que ha sacado. Es medicamento prescrito. Fármacos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.

—Oye...

—Está deprimida, y toma esto. Lo saqué de su alijo la última vez que entré a su habitación, las tenía en su tocador. Pensé que podríamos averiguar qué tan relajantes son. Ella lo toma como emergencia. Escuche que "calma el remolino trémulo de su mente". —susurra lo último con un tono shakesperiano.

—Ni hablar. —Ace mueve la cabeza y se recuesta en el reposacabezas. —Mañana iré a pescar temprano con los chicos, no quiero relajarme. Quiero estar fresco cómo una lechuga. Tengo que levantarme temprano para ayudar a Zoro con la caja de aparejos. No hay otra opción. Ahora que lo pienso, n unca he pescado un salmón. ¿Quieres que pesque uno para ti?

—No me gusta el pescado, Ace. —Ichiji susurra entre dientes.

—No actúes como un niño caprichoso.

—No se trata de mis preferencias alimenticias. Si no que pensé, que iríamos a la feria juntos.

Ace, con una expresión de desconcierto, se rasca la cabeza antes de responder. —Ichiji, nos quedamos en tu casa porque mañana iremos de pesca, pensé que te lo había dicho.

—No me dijiste nada.

—Bueno, tal vez lo olvide.

—Entiendo. Ellos son tus amigos antes que yo. Sanji es tu amigo antes que yo. Creo que deberías salir de mi cama antes de que te busquen y sepan que duermes con el enemigo.

—No seas dramático—, replica Ace con ternura, revolviendo el cabello de Ichiji antes de volver la atención a la tableta en su mano.

Ichiji suspira. No pueden estar molestos por demasiado tiempo.

—¿Qué es exactamente eso?

— Es Zoloft — , responde Ichiji con calma. — Mi madre antes consumía Prozac, pero tuvo que cambiar porque le daba sueño.

Ace frunce el ceño. — ¿Esto podría hacer a tu madre adicta?.

Ichiji niega con la cabeza. — No. La dependencia psicológica a un medicamento no es lo mismo que la adicción a las drogas recreativas.

— De todos modos, no creo que debas tenerlas tú —. concluye Ace con una mirada de preocupación.

—¿Por?

—Mi madre y la tuya han discutido precisamente por los hábitos de medicación de Sora. Dame esa cosa, ¿Quieres?

—Aguafiestas. —Ichiji pone los ojos en blanco, pero después rueda sobre su amigo con agilidad felina, sus cabellos rojos caen en la cara de Ace. —¿Qué tal si me las tomo todas? ¿Así te convenceré de ir a la feria conmigo?

—No intentes chantajearme. —Ace está a punto de darle un golpe bromista en las costillas hasta que escuchan el pomo de la puerta de Ichiji intentar abrirse, Ace se levanta de un tirón y se esconde en el armario. Maldice de forma silenciosa, el sitio se siente pequeño ahora que se ha vuelto más grande.

—¡Voy! —Ichiji corre a abrir su puerta, descalzo y agitado.

Yonji y Niji están afuera de su habitación, cargando paquetes de papas fritas y sodas en sus brazos. —¿Quieres jugar videojuegos con nosotros?

Ichiji observa las bolsas de dormir que sus hermanos han tirado al piso. Ellos pretenden dormir en su habitación y eso es malo.

—Si...—responde arrastrando las palabras. —¿Pero no sería mejor hacerlo en su habitación? La mía es más pequeña, es un horno.

—Niji dice que nuestra habitación huele a zorrillo muerto. Siempre se está quejando de que hago ejercicio allí.

—Al menos podrías dejar tu ropa deportiva en otro lado. —Niji se lamenta.

—Usaremos mi depurador de olores, así que vamos a su habitación—Ichiji enfatiza lo último, por suerte nadie escucha la molesta carcajada de Ace.

Ace relaja la espalda contra el mueble, esperará unos minutos más antes de regresar con su grupo. Pero sus ojos se agrandan enormemente cuándo las puertas se abren intempestivamente. Sus hombros se relajan al ver la pálida cara de Ichiji asomarse por la abertura.

—Habías prometido el día de feria, por eso, si muero antes que tú, voy a seguirte a todos lados como un fantasma.

—Oh vamos Gasparin, te recompensaré. ¿Por qué no te diviertes jugando con tus "hermanitos" en esa cueva que huele a ropa sucia?

—¡Voy a morir allí adentro! —Ichiji rezonga, enseñándole los dientes.

—¿Estaré invitado a tu funeral?

—Serás quién de un discurso en mi honor, más te valdrá hacerme quedar bien.

—Promesa. —Ace pone una mano en su pecho y finge estar jurando.

—Tú siempre rompes nuestras promesas.

—De verdad haré algo bueno por ti.

Ichiji lloriquea al escuchar a Niji y Yonji apurarlo. —Te odio, Ace.

—Arrivederci, arrivederci, ¡yo también te amo!.

Notas de autora:
Mañana es lunes y es un día pesado para mí ya que debí preparar una presentación del trabajo y no se que tanto, pero obviamente, no lo hicé y me dediqué a esto, así que por favor díganme que les parece la historiaaaaaa. No se si es confusa, aburrida,  difícil de leer o algo. Si siguen aquí, (que ojalá así sea) ¡Gracias!