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Capítulo 15: Más que piedras y arcos

Capítulo 15: Más que piedras y arcos

Katakuri observa con una fascinación casi mórbida cómo la criatura se contrae y se encoge bajo su tacto. Los rasgos de su rostro, demasiado puntiagudos, demasiado delgados, le dan una apariencia sublime. En lo más profundo de su ser, desea tomarlo por los hombros y sacudirlo, gritarle hasta que el miedo lo consuma por completo.

Se reiría de él, si pudiera. Se reiría hasta que sus pulmones sangraran.

—¿Interrumpimos tu clase haciendo ruido? Me disculpo por la distracción —el tono principesco de Ichiji lo irrita hasta lo más profundo de su ser. —No volverás a escuchar ningún alboroto afuera de tu aula, seré más cuidadoso, Sr. Charlotte.

La inflexión en su voz es desastrosa para los nervios de Katakuri. Observa cada pequeño gesto de Ichiji, como si estuviera examinando a un animal antes de la caza. Quiere acercarse más, desentrañar los secretos que esconde detrás de esa fachada, pero se contiene.

Fantasea con la idea de levantar la voz y seguir con su experimento hasta el final, solo para ver qué tan frágil es Ichiji, qué tan fácilmente puede romperse bajo presión.

—Yo hablaré con el profesor Vinsmoke, ve a tu clase, Usopp, él parece demasiado nervioso por una simple mancha de café en su ropa, así que, le pagaré la tintorería.

—Gracias, profesor Charlotte, profesor Vinsmoke, nuevamente, me disculpó.

El roce de sus miradas hace que el aire se vuelva denso. Katakuri siente el impulso de acercarse, de atrapar a Ichiji en su juego retorcido.

—¿Tienes un cambio de ropa para el resto de horas? —la voz de Katakuri suena más ronca de lo habitual, cargada de una tensión palpable.

Ichiji parece dudar por un momento, como si estuviera sopesando sus opciones. Finalmente, asiente con la cabeza, y Katakuri se ve obligado a desviar la mirada para controlar la furia que le provoca.

—Profesor Charlotte...—las palabras escapan de la boca del pelirrojo con un tono tembloroso, mientras sus ojos se clavan en la mano de Katakuri, ahora marcada por su propia fuerza desmedida. La sangre brota bajo sus uñas, una evidencia cruda de la violencia contenida dentro de él—. Creo que te has lastimado, quizás te cortaste accidentalmente con un libro. Tienes un poco de sangre aquí.

El pulso de Katakuri se acelera cuando trata de tocarlo.

—Escucha, no es tu trabajo comentar sobre mi mano o si me he cortado con un libro —su voz retumba en el pasillo, está llena de veneno ardiente—. Para empezar, ¿Cuál es tu trabajo aquí?

Ichiji retrocede ante la oleada de hostilidad. —Supongo que olvidaste mi presentación...Estoy a cargo de literatura.

—Una materia aparentemente muy trivial y simple; guiar a los estudiantes cada vez que les pones en las narices una novela de Dostoievski, un cuento de Borges o un poema de Pessoa, o lo que se supone que hagas en tu intento de... —tuerce la boca en reproche—. "Invitar a los estudiantes a explorar las formas en que la condición humana puede ser percibida y entendida".

—No creo ser de los que siguen esa hermenéutica neoliberal ligera...

—No te pregunté lo que crees que haces. ¿O sí?

Ichiji abre los ojos ante la contestación tan brusca. —No, no lo hiciste.

—¿Entonces por qué sigues alargando esto? —Katakuri siente una especie de emoción sadomasoquista al lastimar a Ichiji.

—Intento ser cortés —es la respuesta de Ichiji, su voz está llena de una calma tensa—. Respeto tu trabajo, profesor Charlotte. Admiro tus logros y espero algún día seguir tus pasos. Todo lo que he escuchado sobre ti en mi corta estadía aquí, no ha sido más que impresionante. Disculpa si parezco un poco entusiasmado...Cada uno de tus trabajos de investigación es fascinante.