Capítulo 6: Voraz

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Capítulo 6: Voraz

—"Era el mejor amigo de mi hermana", ¿en serio?

—No fue una mentira. Sanji era el mejor amigo de Pudding.

—Katakuri... —Shanks susurra, confundido. —¿Estás bien? No puedo creer lo mucho que se parece a...

—Estoy bien. —contesta recogiendo sus libros. No quiere hacer un drama innecesario, incluso si la persona que acaba de dejar la sala es el fantasma de Sanji. —Me imagino que sabías que le darían el empleo en nuestro departamento a su hermano.

—Pasó todas las etapas de selección del proceso y es recomendado de Cambridge. Yo no tomo estas decisiones, hay una burocracia encima de mí. Debí advertirte cuando vi su nombre en las listas, pero nunca contestaste el teléfono. —Shanks lucubra su contestación, incapaz de contener la preocupación.

—No estaba recriminándote nada. —Katakuri cambia la modulación de su voz, pero su corazón late con una intensidad que amenaza con romper su pecho.

—Sé que no me estás recriminando nada, pero ese joven está completamente calificado. Tiene un historial brillante. Se graduó con honores y tiene una maestría en teoría literaria. Es un tipo decente. ¿Qué podía hacer? ¿Decirle a Sengoku que no lo contratará debido a que su ceja rizada te pone incómodo? Aún es novato comparado contigo, pero intenta forjarse un nombre.

—No seas condescendiente conmigo. No es algo que necesite, no es como que voy a derrumbarme. Ni siquiera conozco al tipo, ni él a mí, y prefiero continuar así, sin ninguna clase de relación.

—Las mentiras tienen piernas cortas.

—No es una mentira. Solo es omisión de la verdad. —su prometido muerto lo ha condenado a quedarse en estasis, en un eterno tormento del que parece no poder escapar.

Shanks se sienta lentamente en uno de los escalones, el instinto paternal en él es latente. —¿Katakuri?

—¿Sí?

—Puedes hablar conmigo si así lo necesitas. De verdad lo entiendo, sé que esto no es fácil para ti.

—No lo necesitaré. Estoy bien.

Katakuri sale del auditorio. El pasillo es un lugar desierto, avanza con una obsesión compulsiva de fumar de nuevo, como si el humo pudiera purificar su alma contaminada. En su mente se repite un mantra: Maldición, Maldición, Maldición. Sabe que recibirá miradas de disgusto si lo descubren fumando en la institución, pero también sabe que es intocable, que es uno de los elementos más importantes junto con la profesora Nico, y que el mundo funciona según los privilegios.

Levanta una ceja al ver a Ichiji abrazándose a sí mismo, con la espalda recargada en los casilleros verdes. Parece pálidamente enfermo, como un zombi. Lo hace carraspear.

Katakuri prende frenéticamente un cigarro. La imagen del joven profesor es un recordatorio constante de su propia perdición. Como cuando quería amar a alguien y no dejarlo ir nunca, cuando Sanji necesitaba sentirse vivo, y él se lo hacía saber besando sus labios. Fue así como lo amó, dócil a su destrucción.

—Hola... Profesor Charlotte. ¿Estás bien? Pareces tenso. —el susurro es nauseabundo, es un dolor que nunca desaparece, un tumor en desarrollo. —Ese apretón de manos de hace unos momentos fue un poco duro. —está sobándose la muñeca.

Incluso si Ichiji ha aprendido el arte de la indiferencia y de la discreción, no es fácil ser inmune con la portentosa presencia del hombre más grande.

Katakuri apenas lo mira de reojo, su mente está llena de imágenes borrosas de Sanji, y el eco lejano de lo que alguna vez fue. Su postura cambia a una autoritaria, no debe perder la pose de superioridad si quiere mantener clara la lejanía entre ellos.

Ichiji observa el punto naranja neón del cigarrillo con una mezcla de repulsión y fascinación. —¿No te parece gracioso cómo la gente fuma voluntariamente algo que a la larga les causará cáncer? Quiero decir, sabemos que vamos a enfermarnos, pero no nos importa. No es que me esté quejando, detesto a la gente con moral.

Katakuri no le responde. Apenas lo conoce, pero sabe que Ichiji no será solo un colega de trabajo más.

En su mente nublada, él se ha convertido en el diablo sobre su hombro.

Si este encuentro con Ichiji es un nuevo círculo del Infierno de Dante, entonces es el más oscuro y desgarrador de todos: El recordatorio de todo lo que perdió y nunca podrá recuperar. 

Clean [KataIchi] [AceSan-Pasado] [KataSan-Pasado] [AceIchi-Pasado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora