Capítulo 1 "Noche de Chicas"

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Podía sentir la humedad en sus dedos. Estaba recostada en una superficie blanda y húmeda. Percibió un pequeño cosquilleo sobre la palma de las manos.

Luchó por abrir los ojos,  pero estaba tan cansada que la tarea de abrirlos se le hacía un esfuerzo descomunal.

Pasaron unos segundos, quizás minutos... no lo sabía. Escuchó el soplido ligero del viento rozar su mejilla. Respiró despacio, y reuniendo todas las fuerzas que tenía, se obligo a abrir los ojos.

La luz la recibió de lleno, la cego por unos instantes. Cerro los ojos otra vez, pero ahora, más consiente. Dejo pasar unos momentos mientras su vista se acostumbraba a la luz. Volvió a abrir los ojos, y lo primero que pudo ver fue un cielo poblado de nubes, y el sol en su máximo esplendor.

Estaba sola, en una especie de pradera, recostada sobre el pasto; frío y húmedo. Se reincorporó con suma lentitud mientras observaba todo a su al rededor. Había robles rodeandola, se alzaban con majestuosidad por encima de su cabeza.

«¿Dónde estoy?»Fue lo primero que surco por su mente confundida.

Bajo la mirada hacia sus pies, y es entonces cuando se percato que estaba descalza y con un vestido lila que le  llegaba a las rodillas.

«¿Qué es este lugar?.»

Confundida y con la cabeza llena de preguntas, comenzó a caminar sin rumbo alguno. Después de varios minutos, caminando sin un destino fijo, llegó a un lugar diferente; ya no eran robles enormes los que la rodeaban, sino orquídeas de color lila que rozaban sus tobillos y piernas de manera suave. La sensación se sintió agradable. Pero algo dentro de ella se inquietó.

—Liv —dijo en un susurro una voz a lo lejos.

Buscó con la mirada de donde provenia esa voz.

—Liviett .—La voz llego otra vez a sus oídos. Está vez, más fuerte.

—¿Quién eres? —respondió, con voz de queda.

—Liviett .—Volvió a decir la voz, ahora, con un tono agudo—.Ven conmigo.

Y como si esa voz ejerciera algún tipo de hechizo sobre ella, comenzó a caminar sin ser consciente del todo a dónde se dirigía. Caminó hasta el centro del campo de orquídeas, alzó un poco la vista y fue ahí cuando lo vio... Al otro extremo del campo, se encontraba una figura masculina rodeada de una niebla espesa. ¿Quién es ese desconocido? Y sobre todo... ¿Qué quería de ella?

—¿Quién eres? —preguntó lo suficientemente fuerte para que la oyera.

Él no contesto, solo se limito a caminar fuera de la espesa niebla para pudiera verlo con claridad. Con cada paso que él daba, ella sentía un ligero temblor en las piernas y un doloroso nudo se le empezo a hacer en la garganta.

Y fue entonces que el miedo la atenazo... era él... Tenía puesto una camisa blanca con los primeros botones desabrochados y unos pantalones negros, y al igual que ella, él estaba descalzo. Su cabello castaño resaltado por la luz de sol, acompañado con sus característicos rulos. Alzó los ojos y la miro. Sus ojos esmeraldas, -aquellos que por incontables días la habían mirado con tanto amor y devoción- brillaban con intensidad, pero ahora ya no poseían ni una pizca de los dos últimos sentimientos.

Harry. Era él.

El aire se le escapó del estómago con brusquedad. No era real... No podía ser real...

—Harry —dijo en un susurro —. Pero que...

—¿Por qué no me lo dijiste? .—Su voz tenía un tono de recelo. Fruncio el ceño.

Am I Dad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora