Capítulo 20 "Teloneras inesperadas"

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Maratón 1/3 💝

—¿Lista para ver a tu mamá, Hayley? —pregunta mi abuela Anne, mientras esperábamos a que el avión de mi mamá aterrizará en la ciudad. Ambas veíamos a los aviones aterrizar desde el gran ventanal.
—No sé —una respuesta sencilla salió de mis labios. No sabía si su llegada iba a hacer buena o mala o muy mala.

-Pequeña, recuerda lo que hemos hablado, si quieres seguir viviendo con tu papá hasta que acabe la gira de tú mami, debes actuar con normalidad -. Ella esboza una sonrisa, mientras me da un leve apretón a mi mano para que este tranquila -Y vaya que tú mamá no es nada fácil de engañar. Nada malo va a pasar mientras ella este aquí -aseguró, aunque muy en el fondo de mí lo dudaba.

Empiezo a mover mi pie de un lado a otro, en un gesto de inquietud, algo malo va a pasar estoy segura, o al menos eso pienso. En teoría hay muchas posibilidades de que mi mamá se encuentre con mi papá, el mundo puede llegar a ser tan pequeño que cuando menos te lo esperes ¡Zazz! Te puedes encontrar con la persona que no quieres llegar a ver ni en pintura.

-Y que tal si, mis papás se llegarán a encontrar de casualidad en la ciudad. ¡Eso no sería nada bueno y significaría el fin de todo! Y con lo chismoso que es mi papá más.

-No seas pesimista, hija. Si en siete años casi ocho no se han encontrado, dudo mucho que en una semana vaya a pasar algo. -dice mi abuelita Anne.

-Sigo diciendo que existe esa posibilidad -con un susurro bajo, empiezo a ver como algunos pasajeros desbordan el avión y se dirigen directo a la sala de espera, donde muchos familiares los esperan.

Hace aproximadamente unos treinta minutos que estamos esperando a que mi mamá llegue a los Ángeles, y en todo ese tiempo todos los pensamientos malos habidos y por haber surcaban por mi mente.

No sabía que pasaría en estos días que mi mamá iba a estar conmigo, pero esperaba que nada malo. Definitivamente mentir era una de las cosas que más odiaba hacer con mi mamá, pero esta situación era muy diferentes a las otras, y era necesario mentir para una causa noble ¿no?

La puerta con el número 326 se abrió, dejando ver a los pasajeros que desbordaban ese avión. Mujeres, hombres, niños, ancianos, jóvenes, embarazadas, personas de diferentes edades, desbordaban el avión y salían por esa puerta. Nosotras estábamos más alejadas de la puerta de donde salían todos los pasajeros, justo en donde estaban los asientos de la sala de espera. Y antes de que corriera la vista a otra puerta, tres figuras femeninas, muy conocidas para mí, cruzaron esa puerta. De inmediato las conocí.

-Abuela, ¡ya llegaron! -exclame con alegría, a pesar de que estaba nerviosa por lo que podría pasar en estos días, eso no aminoraba la emoción que sentía al ver de nuevo a mí mamá después de cuatro semanas, casi un mes.

Las tres figuras alzaron la vista, tratando de reconocer a alguien entre tantas personas que habían esparcidas en el lugar. Caminaron hasta la sala de espera donde estábamos nosotras, las tres nuevamente alzaron sus vistas escaneando el lugar hasta que la mirada de las tres se posaron en mi abuela y en mi, quienes ya estábamos de pie esperándola. Las tres se dirigieron hacia nosotras, cuando por fin estaban enfrente de nosotras.

-¡Hayley, Anne! ¿Cómo han estado? -preguntó mi tía Lucero, saludandonos a cada una con un beso en la mejilla y una afectivo abrazo. Mire su estómago -el cual todavía no se veía redondo debido al embarazo, ¿Cómo es que el bebé se metía allí? -, y sonreí por inercia mientras le daba un abrazo, que ella gustosamente acepto. Su cabello seguía siendo de un color diferente cada vez que la veía, eso no cambiaba.

Termine el abrazo para irme a saludar a mi tía Summer, de la misma manera que lo había hecho con mi tía Lucero. Ella de la misma forma que mi tía, me recibió con un abrazo y un beso en la mejilla, la mire por un segundo, cuando ya me había dejado de abrazar -Ella no había cambiado para nada, seguía teniendo su cabello castaño del mismo color, a excepción de que lo tenía corto, casi llegando a los hombros. Seguía sin cambiar nada de ella. -Sonreí y sin importarme casi nada, me lance a los brazos de mi mamá. Ella me cargo y me abrazo fuerte mientras me daba un beso en la mejilla. La había extrañado mucho.

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