06 - Nueva integrante

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Volví a tener nervios en todo mi cuerpo, sin embargo daba pasos firmes seguros para que no notaran mis debilidades. No traté ni siquiera de observar a los demás que si me estaban mirando con suma atención.

Quizás porque ahora portaba un uniforme de entrenamiento que mágicamente estaba doblado en él un sillón de la habitación donde descansé. Esta vez no iba a dejar que Draven se saliera con la suya, iba a mirarlo indiferente, seria y sin responder a sus pesados comentarios, ese el plan de hoy.

Este uniforme resultaba algo raro en mi portarlo. Tenía una blusa ceñida al cuerpo de mangas largas de una tela elástica y suave que no me molestaba en lo absoluto, un chaleco de cuerina negra con algunos bolsillos en los costados. Un pantalón casi de la misma textura y ligero. Botas trenzadas altas. casi que me llegaban a las rodillas. El traje no me favorecía para nada por mi esquelético cuerpo que no conocía la palabra ejercicio, pero me sentía cómoda usandolo.

Al acercarme a Draven no dije nada, ni mucho menos intenté ser la desafiante, solo estuve ahí en frente, creo que si le daba una impresión de niña tonta, la tarea de hoy iba hacer más fácil para mi.

Él mantuvo una seriedad en todo su rostro, no sentía arrepentimiento ni pena por lo que me hizo pasar ayer.

Era un jinete y en él, el significado de sentimentalismo y compasión no existía en su vocabulario.

—Buenos días señorita Arlert, debe completar la hora que le asigné— recordando que debía ir a esa base donde me desmayé.

No dije nada, no lo contradijo, solo observé el lugar y decidí caminar.

Escuchaba silbidos, murmullos de burla y palabras soeces que acompañan a otros comentarios. A lo que me dirigía a mi lugar un chico de mi edad aproximadamente se me acercó a trotes.

—Hola Ada, buena caída que te diste ayer— sonó algo burlón pero sincero.

Lo miré un poco efusiva. No estaba acostumbrada a hablar con chicos de mi edad, de hecho nunca se había presentado la oportunidad de hablar con alguien atractivo como él.

Detallé sus facciones varoniles bien definidas, cabello café como el chocolate no tan corto, su fleco cubría un poco su frente y cejas. Sus ojos almendrados eran muy lindos y más claro con la luz del día y su sonrisa aparte de ser bonita, era muy sincera y me llenaba de calma.

A juzgar por su contextura era un jinete Beta.

—¿Es verdad lo que dicen, eres nueva integrante?.

—Camine Arlert—alzó la voz Draven autoritario interrumpiendo el diálogo sin moverse del lugar donde estaba.

—No, sólo tengo entendido que hasta el día de hoy estaré bajo el supuesto cuidado de Draven— comenté casi alejándome del chico, sin embargo él me acompañó a la marcha.

—Soy Owen, puedo ayudarte en lo que necesites, e ignora a mis compañeros— me sonrió cálidamente mostrados sus dientes blancos y perfectos—No están acostumbrados a ver una figura delgada femenina.

Detuve mi paso y lo observé analíticamente para saber si estaba mintiéndome o algún movimiento de alguna ceja, algo que lo podía delatar.

Pero no, no había dicho ninguna mentira y aún así me costaba creer lo que dijo.

No me consideraba para nada bonita. En mis cortos 19 años, ningún joven se me acercó a cortejar, bueno recuerdo un chico que quiso salir conmigo, pero desapareció.

—Aquí es donde debo agradecerte por el halago, pero no lo haré, porque no me considero bonita.

—¿Bonita?—soltó una minúscula risa agradable— Lo eres, a mi me gustan las chicas delicadas como tu.

Ada (Máscara de secretos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora