21 - Acuerdo de paz

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Draven

A mi nadie me ha ignorado ni mucho menos rechazado, ahora viene esta insípida fabricante y decide ignorarme tomándose el atrevimiento también de enojarse conmigo, sin saber la razón, me he estrellado la cabeza toda la noche para saber que hice para que me ignorara de esta manera tan amarga.

Hoy tampoco tenía el humor para soportar a Alaryc y su falsa arrogancia. Si no fuera por Dione, ya le habría arrebatado mis tropas hace tiempo. Siempre he considerado que este hombre era un inservible para el reino. Dione ha llevado el peso de muchas cosas mientras su adorado rey solo se rascaba la panza.

Como amigo de la infancia, era mi deber apoyarla. Mi obligación era ofrecerle una cuarta parte de mis tropas para defender la nación. Era lo más honesto que podía hacer por ella.

Desde mi asiento observaba todo, la interacción melosa que tenían los reyes de Ardher, frente a mí se encontraba Olydia que al parecer se le olvidó que su madre estaba sufriendo porque no paraba de verme sonriendo.

—Oye, ¿Por qué Ada y tu se pelearon?— me susurró Tristán quien ya estaba sentado al lado de mi.

—La pregunta correcta sería, ¿Por qué ella está molesta conmigo?— dije sin más, evitando mirarlo.

—Qué habrás hecho para que te evite de esa manera— dijo fingiendo lamento por mi.

Estaba sentado viendo directamente a Ada que se tensaba cada vez que conectaba mirada conmigo, me evitaba, era más que obvio, pero haría cualquier cosa para llamar su atención y aclarar el porqué su repentino distanciamiento, no soportaba la idea que el Duque estuviera al lado de ella viéndola como si fuera un postre.

Ese tipo nunca me agradó, casi nadie me agradaba, él se ganaba el primer lugar de las personas que eran intolerables. Tenía el famoso seudónimo de Don Juan, pero yo lo llamaría...

Imbécil.

Sin cerebro.

Mujeriego.

Ninfómano.

Se acostó con Olydia el año pasado, con algunas sirvientas de este palacio, y una de las amigas de Lucelia, su lista de mujeres por conquistar era muy larga que posiblemente Ada estaba ahí, pero yo intervendría porque ella no podía, ni debía estar con él.

—Señorita Arlert, ¿Estoy en lo correcto?— replicó el rey Ardher con un estúpido tono de arrogancia que no le quedaba.

—Sí alteza—afirmó de inmediato mirándola molesto por que me ha ignorado en todo el viaje.

—Dígame, ¿Cuál es su título?

—Creí que con los años te ibas ablandar— interrumpió Darian quien estaba sentado cerca de él—¿Cómo lo soportas Dione?—fue tan burlón.

Ardher me miró al notar mi reacción burlesca hacia él. Lo hice a propósito, quería fastidiarlo un poco.

—Draven, ¿A qué se debe tu buen humor?

—Yo siempre ando de buen humor, a diferencia de...—me puse más cómodo en la silla, mirándolo de manera desafiante a Alaryc tratando de intimidarlo mientras buscaba las palabras para burlarme de él.

—Dilo ya— perdiendo la paciencia.

—A diferencia de un rey que no es Darian—finalizó dando en el clavo, escuchando como ríen algunos de esta mesa— los años te están afectando.

—No desviemos el tema— prosiguió nuevamente Alaryc sin darse por vencido para volverla a mirar a Ada que no se ha reído hasta ahora— señorita Arlert, no me ha dicho su título.

Ada (Máscara de secretos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora