08 - Volvemos a las formalidades

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Quedaban pocos minutos para hablar con las figuras monárquicas. Realmente no he dormido casi nada desde que se fue Draven. Al menos su inesperada noticia me ayudó estar mentalmente preparada para enfrentarme a las posibles preguntas que podrían hacerme.

Entre las fotos que encontré esta madrugada noté algo similar como un patrón.

Primer punto, la mayoría de las máscaras de las fotografías eran elaboradas por mí. Lo que resultaba extraño, que las víctimas eran hombres, entre todos, reconocí a tres, el joven Jonas con quien iba a tener una primera cita, desapareció. Su muerte fue un mes después de mi cumpleaños de acuerdo con los datos escritos por los guardias. La máscara que estaba al lado de su cuerpo era de un demonio sonriente.

Las dos muertes restantes eran compañeros de Tiberius, quienes una vez lo acompañaron para conocer mi taller. La máscara al lado del cuerpo solo mostraba una sonrisa con numerosos dientes, mientras que la del otro chico representaba a un bufón, pero con una expresión de enojo.

Cada uno se las fabricó de acuerdo a su personalidad oculta, aquella que no dejaban exponer ante los demás por muchos factores como el miedo de no ser aceptados, de ser lastimados o simplemente no querían mostrar sus verdaderos monstruos.

No encontraba una explicación de esta cadena de muertes, el registro de taller me ayudaba con las fechas que fueron adquiridas y saber los nombres de las víctimas, pero no a encontrar al supuesto asesino.

La luz del día ya se asomaba en la habitación, no dejaba de caminar de un lado a otro, pensando ansiosamente y en voz alta la información que escribí en las hojas en blanco que había dejado en la mesa. Estaba tan nerviosa que tenía miedo que se me olvidara todo lo que había pensado y encontrado.

Llegué a la ventana, me quedé un rato contemplando el paisaje verdoso que adornaba el palacio para poder distraerme y tranquilizarme de alguna manera.

Hasta que escuché los golpecitos de la puerta, de seguro era Lily.

—Adelante.

Efectivamente era ella, entró con cuidado y nerviosismo, pero al verme más de cerca su expresión cambió por una más alegre.

Debió ser por el nuevo vestido que me ofreció, tenía un nuevo vestuario, una nueva apariencia, una nueva versión de mi y para ser honesta me sentía bien, no lo podía negar.

La falda larga era de seda color azul oscuro que marcaba desde la cintura hasta mis pies, al finalizar tenía un una franja gruesa de color vino de un brocado floreado sutil que impedía mostrar mi nuevo calzado. La blusa era blanca de mangas largas de que terminaba un poco acampanadas por las muñecas y encima llevaba un corset del mismo color de la falda haciendo que de verdad la cintura se me viera más pequeña.

Lily me ayudó en maquillarme y en arreglarme el cabello dejándolo suelto y ondulado mostrando sobretodo mi lunar blanco que era mi mechón de cabello.

—Gracias— dije al ver la sonrisa cálida que me ofreció.

—Es un placer señorita Ada, luce muy hermosa— haciendo una ligera reverencia— es momento de ir al despacho.

Suspiré.

Fui custodiada por dos guardias dirigiéndonos a mi ritmo al despacho del rey donde las figuras monárquicas me estaban esperando.

Conforme íbamos avanzando al ala este me repetía una y otra vez los argumentos y nombres de las víctimas mientras abrazaba los documentos, como una niña con su peluche.

A pocos metros de la puerta sentí como la presión se me fue por la cabeza generando mareo.

Todo estará bien.

Ada (Máscara de secretos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora