03 - Una reverencia ante el rey

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Fueron una hora y media de viaje. Al menos los reinos de Bellinberg y Alargmonth quedaban cerca, ubicados al noroeste del continente de Kyrenth.

Nos encontrábamos dentro del impresionante palacio del rey.

Los altos pilares de mármol blanco transmitían una sensación de grandeza en todo el espacio. Una extensa alfombra de un profundo azul marino, con bordes dorados, adornaba el piso del mismo material de los pilares, añadiendo un toque de elegancia. Las grandes ventanas permitían que la luz natural inundara el largo pasillo por donde estábamos caminando. A través de la ventana, apenas se distinguía el extenso jardín, donde el verde predominaba en cada rincón, salpicado solo por escasas rosas blancas que creaban un ligero contraste.

—No esté nerviosa señorita Arlert, solo se solicita su declaración—replicó Sebastián interrumpiendo mis pensamientos al notar que me frotaba las manos con suma ansiedad.

—¿Por qué no debería de estarlo?, su rey es muy severo y si digo algo imprudente puede que me asesine, he leído que es muy cruel— comenté directa y en susurro para que los cuatros guardias que nos custodiaban no alcanzaran a escuchar.

—Y dígame, ¿Solo eso conoce de nuestra nación?— preguntó en un tono curioso mientras nos aproximamos a la sala del trono.

—No, Bueno...— ordené mis palabras para no decir nada imprudente— Alargmonth es un reino que cuenta con más de 22.5600 habitantes, en su mayoría predomina la clase social media y media alta. Su moneda oficial es el Taryn en honor a los dos nombres de la madre del rey. Su padre y anterior rey falleció de cáncer terminal cuando apenas su hijo tenía tres años. Los otros reinos quieren mantener la paz porque quien gobierna es un rey despiadado y temido por las grandes conquistas de territorios. Anteriormente tenía una extensión de 9.589 km2 y con el dominio del antiguo reino de Dhorlend su extensión creció a 17.890 km2, convirtiéndose en el reino más grande— continué recordando lo que había aprendido en clases de historia hace tiempo— Su poder se basa tanto en el ámbito militar como en el comercial, gracias a las tierras fértiles que se encuentran en el sur de la nación. Muchos afirman que se ha transformado en una ciudad donde parece que se vive de sueños. Sin embargo, solo aquellos que han nacido aquí pueden disfrutar de sus beneficios. Ni comerciantes, ni plebeyos de otras naciones pueden vivir.

La verdad es que sí, esta nación es realmente el paraíso aunque es un poco molesto el ambiente generado por el humo de los automóviles.

—La he subestimado, usted es una joven muy inteligente, y le doy razón en parte. Nuestro rey es temido en el exterior y amado en esta nación nación, pues es un estratega y, sobre todo, un polímata. Desde pequeño ha sido entrenado en el campo de batalla, y su educación rigurosa abarca tanto la política como la economía. Haría lo que fuera necesario para proteger a estas tierras, sin contar que se siente orgulloso de ser rey—comentó firme alternado la vista entre nosotros y el pasillo—Si fuera como los otros que solo pasan sentados en sus tronos, créame señorita Arlert estuviera en la miseria como su nación, sin ofender— comentó con una sonrisa un poco orgullosa pero gentil denotando que el tema le gustaba mucho.

—Descuide, sabemos de dónde venimos, y no me ofende, Bellinberg es reconocido por su arte y cultura, gracias a esto hay un gran comercio y entretenimiento artístico del cual vivimos, pero aquí—dejé la palabra en el aire tratando de buscar una respuesta un poco agradable.

—Vivimos de una forma aburrida, amarga ¿Tal vez?.

—No aburrida, pero si muy seria y fría, es como si no existiera diversión.

—De vez en cuando hay ferias de licores—trato de defender.

Me había olvidado que aquí eran excelentes en el comercio de vinos.-

Ada (Máscara de secretos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora