04 - Rey de poca paciencia

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Sabía que algo no encajaba, me acusaba de algo absurdo y falso.

—Le pido que me ilumine por esa falsa acusación Rey Darian.

—Me agrada como suena mi nombre en su voz—pausó por unos segundos, no sabía si debía responder ante ese comentario o esperar a que dijera algo más—Se abrió una investigación hace dos semanas sobre los casos de asesinatos en la que usted señorita Arlert se encuentra involucrada— Explicó manteniendo la calma en su voz.

—Yo me he dedicado a mi oficio desde que tengo memoria, si fuera una cómplice no sería muy tonta para culparme a mí misma dejando las máscaras en la escena del crimen— me defendí teniendo en consideración de lo que me acusaba.

—Fueron hasta el día de ayer treinta muertes amenazando mi reino y en cada una de ellas aparece una de sus máscaras. ¿A quien está encubriendo?

—A nadie— respondí rápido y segura.

—Soy un rey de poca paciencia y como sabrá no soporto las mentiras—soltó enojado—le daré una última oportunidad para que usted coopere conmigo.

—Rey Darian— lo nombré más firme—Si vine hasta aquí para que me acusara de algo injusto y falso ha perdido su tiempo. Porque yo no soy ninguna asesina. Si tuviera la delicadeza de mostrarme las fotos de cada máscara podría reconocer a las víctimas u ofrecer alguna pista que pudiera encontrar. Por lo general muchas personas de otras tierras van a mi taller para que les fabrique una. Eso quiere decir que tomará un poco más de tiempo hasta hallar la respuesta.

Tibe susurró mi nombre temeroso y los guardias que estaban cerca murmuraron como si yo hubiera cometido un pecado al responder a su rey.

—Entonces no le molestaría quedarse aquí el tiempo que sea necesario para que usted coopere con el reino y ayudarnos a hallar al verdadero asesino—replicó apacible y algo dubitativo.

Quedé pasmada, me estaba ordenando lo que no quería, no sabía qué hacer y ni siquiera desconocía el tiempo que estaría cautiva en este lugar. En vista de mi evidente silencio él añadió algo más dejándome aún más helada.

—Si usted se niega— el tono de su voz se oscureció —destruiré primero su taller y luego la obligaré a que observe cómo envió a la horca a su temeroso amigo que no ha dejado de temblar desde que llegó y al final la mataré—soltó retador—es la única forma de matar a las cucharas señorita Arlert.

No cabía duda que tenía frente a mi un manipulador muy hábil, por esa razón no quise desafiarlo más, sabía perfectamente mi vulnerabilidad y sacaría provecho de ella para debilitarme, tampoco iba a correr, porque mi objetivo al igual que él era encontrar al asesino que estaba arruinando mi vida también.

—¿Quiere que tome su silencio como una negación?— cuestionó impaciente al no obtener ninguna respuesta.

—Ada, tengo mucho miedo— me susurró mi amigo cerca de mi oreja.

—Acepto, con una condición.

Emite una risa baja casi débil, pero a la vez maliciosa que hizo ponerme la piel de gallina.

—Rey Darian, esto no es una broma, quiero que...

—Del tono en que lo dice para mi si lo es— alzó la voz interrumpiendo.

Antes de que pudiera refutar, con su mano hizo una señal de que Sebastián debía acercarse para decirle algo.

—Tibe, tu estarás bien, no dejaría que te lastime, solo ayúdame a cuidar mi taller hasta el día que regrese ¿De acuerdo?. No se cuanto tiempo me tomará estar aquí— se lo susurré muy bajo para que nadie escuchara.

Ada (Máscara de secretos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora