18 - Rodeada de víboras

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Me cambié de atuendo de inmediato mientras que al final Lily tuvo una idea creativa en colocar algunos apliques pequeños de rosas rosadas y perlas en mi cabello ondulado.

Por el momento decidí no hablar con ella, a duras penas le agradecí por el detalle y me marché donde estaban los invitados.

Ya nada era igual, tenía la ligera impresión que intentó hacerme pasar vergüenza con los invitados por alguna razón, también he sospechado de la comida, no comía porque sabía extraña. Además ella era la única que estaba a cargo de mi. Mi mente se estaba cuestionando en estos últimos días, ¿Qué estaba planificando? o mejor dicho ¿Cuál era la razón por la que me quiere perjudicar ante el rey?

Mientras mi mente seguía desatando cabos sin resolver ya me encontraba nuevamente en el jardín, en esta ocasión estaba instalado todo para la reunión de té.

Me acerqué con cautela, las personas que acabé de ver hace un momento se dieron cuenta de mi presencia. El peso de sus miradas era tan fuerte que sentía flechas atravesar en todo mi cuerpo.

Los tres hombres uniformados de negro estaban de pie cerca de la señorita que llevaba pantalón en lugar de vestido. Buscaba a Draven entre los invitados, pero solo estaba el rey sentado junto a las señoritas y al lado un asiento vacío asumiendo que era para mi.

Hice una reverencia directamente al rey, luego me quedé de pie esperando que al menos Darian diera la autorización de poder sentarme.

—¿Es ella?— la señorita rubia me recorrió con su mirada de arriba a abajo muy seria hasta llegar a mi rostro, repentinamente su expresión cambió drásticamente a una alegre y llena de carisma—Eres muy bonita. ¿Cómo te llamas?, ya que Darian no nos ha presentado debo tomar siempre la iniciativa.

—Dione— la nombró autoritaria el temido rey en un tono poco apagado.

—Está bien, ya me calmo— se recostó en el respaldar de la silla dejando la etiqueta a un lado—Vamos siéntate junto a mí.

Lo miré al rey esperando su autorización, él asintió e hice caso. Me senté despacio observando a todos, tratando de que los demás no descifraran a través de mi expresión lo incómoda que me encontraba.

—Así tu eres eres la señorita que ha ablandado al amargado del rey— volvió a replicar la joven con el nombre de Dione.

—¿Disculpe?— la miré sorprendida.

—No la asustes— dijo el rey en un tono neutro y sombrío.

La mujer de cabello corto no dejaba de observarme, realmente me sentía incómoda y estaba a punto de lanzar un comentario, pero me abstenía en hacerlo, no era el momento apropiado.

¿Será por el vestido?

—Disculpa si no dejo de mirarte, es que se te ve muy linda con ese vestido, se ajusta en las partes apropiadas y ese suave tono verde resalta los paliques de tu cabello—sonrió ampliamente—Por cierto soy modista.

Ahora comprendí más el porque detallaba mi vestido.

—Se lo agradezco—no sabía que decir, era muy directa que me perturbaba un poco.

—¿Y ese mechón blanco? ¿Qué te pasó? —preguntó con curiosidad.

—¡Dione! —la llamó el rey, alzando un poco la voz.

—¿Qué? Me da curiosidad —insistió, sin inmutarse.

—Es un lunar—dije, tratando de mantener un tono amable.

—Niña, ¿Cuántos años tienes?— habló la señora moviendo el abanico hacia su rostro.

—La edad en estos tiempos no importa Mery, mírame estoy casada con un hombre de cuarenta y cinco— comentó Dione sin importancia.

Ada (Máscara de secretos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora