Jimin
Daesoo ha conseguido tragar agua, ginger ale y algunas galletas a lo largo del día. También se ha acurrucado a mi lado en el sofá, y me encanta. Al principio, no estaba seguro. Porque con Yoongi cerca, creía que debería ser él quien recibiera los mimos. Pero se ha mantenido ocupado, y he captado alguna que otra mirada tierna que nos ha echado en el sofá.
Daesoo está apoyado en el respaldo con las piernas sobre mi regazo mientras se apoya en mi hombro. Lleva un rato acariciándome el cabello con sus dedos regordetes; me recuerda a su padre.
Estamos viendo unos dibujos animados, y ojalá pudiera decir de qué tratan, pero soy demasiado consciente de que Yoongi está haciendo el vago por la casa. Limpiando. Arreglando cosas.
Literalmente lavó los zócalos.
Nunca he conocido a un hombre tan ordenado. Pero también me está volviendo loco. Estar sentado mientras él trabaja me pone nervioso.
Cuando saca toda la comida de la nevera para limpiarla, me parto.
―Yoongi, me estás dando dolor de cabeza. Por favor, ven a sentarte y ver algo tonto, adormecer la mente de dibujos animados con nosotros.
―¡Eh! ―Daesoo me hace un mohín como si acabara de insultar a algún tipo de actuación digna de un Oscar en lugar de algo que sólo capta la atención de los niños porque es brillante y parpadea sin parar. Lo que me mata es la música. Es tan mala.
―¿Dices que a mi mente le vendría bien un poco de adormecimiento, Red?
―Yoongi gruñe desde la cocina sin siquiera mirarme.―Sí. Me estás dando ansiedad.
―Te cocinaré algo. Siempre estás menos animado cuando estás lleno.
Resoplo.
―Imbécil.
Primero me llega el chisporroteo de algo en una sartén. Luego el olor a mantequilla. Luego la sensación del peso de Daesoo contra mi estómago.
Respiro por la nariz, intentando concentrarme en el terrible programa de televisión, en lo bonito que es Daesoo. Lo bueno que está Yoongi.
Cualquier cosa con tal de librarme de esta creciente sensación de náusea.
Es cuando Daesoo se acerca y me pone una mano húmeda en la mejilla cuando las cosas se tuercen.
―Jimin, tienes el cabello más bonito ―murmura dulcemente. Pero su aliento es todo galletas saladas y ginger ale y calor húmedo, y ya no puedo quedarme aquí.
Aprieto los labios y empiezo a tantear para quitarle las piernas de encima.
―Gracias, cariño. Pero necesito salir.
Arruga la frente. Parece ligeramente ofendido, pero no tanto como si le vomitara encima. Veo la cara de preocupación de Yoongi mientras corro literalmente por el pasillo hacia el baño. El asiento hace un ruido metálico cuando lo abro de un tirón y me vacío con un rugido muy poco delicado.
Cuando se me pasan las ganas, tiro de la cadena y miro hacia arriba para encontrar a Yoongi y Daesoo de pie en la puerta mirándome. Por si no fuera suficiente escucharme vomitar, los dos chicos se quedan mirándome como si nunca hubieran visto a nadie vomitar.
―Al menos has metido la tuya en el retrete ―dice Daesoo con cara de seriedad.
No puedo evitar reírme mientras vuelvo a mirar el cuenco, el sonido de mi risita resonando contra la porcelana.
―Daesoo, vuelve al sofá.
Veo su pequeña figura alejarse por el rabillo del ojo, pero Yoongi no se mueve, sigue de pie en la puerta. Se mira los dedos de los pies y el tabique de latón donde el suelo de madera se convierte en baldosas.
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Discover true love
FanfictionYoongi es trece años mayor que yo, y apenas me dedica una mirada. Es rudo, un poco áspero. Pero hay algo en los rancheros de hombros anchos, manos callosas y bocas sucias que me desarma por completo. ¿Quién soy yo para resistirme a semejante tentaci...