Jimin
Jimin: ¿Cómo está Yoongi?
Taehyung: Modo ermitaño total. Vuelve a odiar a todo el mundo. Por favor, ven a arreglarlo.
Jimin: Voy para allá.
***
Con un análisis de sangre positivo en la mano, me subo a mi Jeep y emprendo el camino de vuelta al Rancho Wishing Well.
A medida que las calles de la ciudad se transforman en autopistas que se convierten en carreteras rurales, dejo que mi mente divague sobre cómo han cambiado las cosas desde la última vez que conduje hasta aquí. Cómo volé hasta aquí por capricho, con el viento en el cabello y ninguna responsabilidad en mi radar.
Sí. Las cosas han cambiado.
Drásticamente.
Pero estoy extrañamente en paz.
He derramado lágrimas los dos últimos días, y no soy un llorón. He hecho planes para mí, y no soy un planificador. Tengo una perspectiva fresca. Tomé el espacio que necesitaba para procesar.
Me he dado cuenta de que soy mejor con Yoongi que sin él. Y creo que él también está mejor conmigo. Pienso decírselo y ver cómo pone los ojos en blanco.
Va a ser tan romántico.
A medida que avanza el trayecto, me pierdo en mis pensamientos y aumenta mi ansiedad. Me asaltan las dudas. Escucho la música ochentera más alegre que encuentro y me muerdo las uñas nervioso, esperando que él quiera esto tanto como yo. Espero no haberle hecho sentirse estancado.
Cuando llego al largo camino de entrada, estaciono el Jeep, respiro hondo, me siento en el asiento del conductor y vuelvo a repetir la charla de ánimo del chico borracho. Pero estoy completamente sobrio y mis preocupaciones son mucho mayores que si estoy sudada o me tropiezo delante de un tío bueno en el bar.
Soy un adulto inteligente y capaz. Tengo familia y amigos que me quieren. Esta es sólo otra oportunidad para empezar un nuevo capítulo en mi vida. Soy un maldito desastre.
Sacudiendo la cabeza, vuelvo a poner el Jeep en marcha y me dirijo directamente a la casita roja de Yoongi.
La casita roja con la acera recién pintada.
La casita roja con un dulce niño tocando la guitarra en la entrada.
La casita roja con un hombre que hace que se me acelere el corazón y se me calienten las mejillas sólo con fruncirme el ceño como lo hace ahora.
Y tengo que preguntarme si no es un ceño fruncido. Porque la expresión está tan llena de amor, tan llena de anhelo, que los músculos de mi pecho se agarrotan y me apresuro a aparcar para poder estar fuera de este vehículo y respirar el mismo aire que ellos.
Mis chicos.―¡Jimin! ―La guitarra rápidamente olvidada de Daesoo descansa en el escalón mientras cruza el césped delantero hacia mí―. ¡Estoy tan feliz de que hayas vuelto!
―Yo también, amigo. Yo también ―le digo mientras le rodeo con los brazos. Pero mis ojos se fijan en su padre, que está ahí de pie, con unos vaqueros como una segunda piel, las manos colgadas despreocupadamente en las caderas. El puto sombrero al revés.
Un chico de campo con tan buen aspecto como Min Yoongi debería ser ilegal. Pero en vez de eso, es mío.
―Hola ―respiro, incapaz de apartar la mirada.
―Hola, Red ―responde, pero no se mueve.
Su hijo se queda pegado a mí como un percebe.
―¿Cómo estás?
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Discover true love
FanficYoongi es trece años mayor que yo, y apenas me dedica una mirada. Es rudo, un poco áspero. Pero hay algo en los rancheros de hombros anchos, manos callosas y bocas sucias que me desarma por completo. ¿Quién soy yo para resistirme a semejante tentaci...