Capitulo 24

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Yoongi

Me despierto caliente y duro.

Y sonriendo.

Tengo el cabello de Jimin en la cara y su aliento me hace sentir el cuello húmedo y sudoroso. Ha extendido sus extremidades sobre las mías y ha acercado tanto su cuerpo que solo tendría que moverlo unos centímetros y estaría tumbado encima de mí.

No estoy especialmente cómodo. Y jodidamente me encanta.

Siempre he achacado mi sequedad a la edad, a que a los treinta y ocho ya se me ha pasado. Sé que no soy viejo, pero algunos días me siento viejo. Desgastado y sin la energía necesaria para empezar una nueva relación.
Demasiado cansado para lidiar con los altibajos y el inevitable drama.

Pero Park Jimin me vigoriza.

Después de tener el mejor sexo de mi vida, lo arrastré a la cocina y le di de comer. Nos hice tortitas. Hablamos. Nos reímos. Pero cuando se manchó un poco de sirope en los labios, no pude resistirme a lamérselo. Y eso me llevó a ponerlo a cuatro patas, justo en el suelo de madera de la cocina. Que se convirtió en una ducha. Que se convirtió en golpearlo contra la pared de azulejos hasta que ambos nos corrimos de nuevo.

Me dijo que no podía más, pero cuando lo metí en la cama conmigo, desaparecí bajo las sábanas para probarlo una vez más. Y resulta que es un gran mentiroso porque absolutamente tomó más.

Debería estar exhausto ahora mismo, pero parece que mi polla no se ha enterado. Porque se ha levantado y está listo para desvirgar al chico de veinticinco años que está tirado en mi cama. Otra vez.

―Abajo, chico ―murmuro, tratando de ajustarme los calzoncillos. Jimin se agita cuando me muevo, pero mi brazo opuesto se acerca a los hoyuelos de su espalda y lo aprieta contra mí.

No me importa si es físicamente incómodo. Tener a Jimin cerca es reconfortante. Es como tener a Daesoo bajo el mismo techo. Sé que todos están a salvo.

Ojalá pudiera decir que siento lo mismo por el padre de Daesoo. Pero no es así. Las únicas veces que pienso en Sunno es cuando me siento herido o inseguro.
Cuando ese sabor amargo me sube por la garganta y pienso en los años que perdí intentando que las cosas funcionaran con él cuando en el fondo no quería que lo hicieran.

Lo peor es que no puedo arrepentirme porque tengo a Daesoo. Y él es lo mejor que me ha pasado nunca.

Jimin mueve la cabeza hacia mi pecho, deslizando los dedos por el escaso cabello.

―Shh. Vuelve a dormirte. Estoy teniendo el mejor sueño.

Me asalta la idea de que Jimin es otra de las mejores cosas de mi vida, pero me asusta. Parece demasiado pronto. Parece demasiado joven. Parece demasiado... imposible.

―¿Con qué sueñas, Red? ―Levanto la cabeza y dejo caer un beso sobre su sedoso cabello.

Siento que su pecho tiembla un poco, presionándome. Incluso el metal de sus piercings está caliente, porque por supuesto duerme desnudo.

―Que mi jefe caliento se tiró a mi cerebro anoche.

Sacudo la cabeza.

―No, de verdad. Deberías ver a este puto tipo. Todo oscuro y melancólico con una polla enorme.

―Jimin.

―Estas manos grandes y callosas que van con su culo grande y redondo...

―Hombre. ―Lo tumbo boca arriba, el sonido de su risita es música para mis oídos. Me tumbo encima de él, apoyado en los codos. Tiene una sonrisa juguetona en la cara y arrugas en la mejilla por la funda de almohada. Parece un dios dormilón, cremoso y de ojos verdes.

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