Yoongi
Mantengo la puerta abierta y acompaño a Jimin de vuelta a la casa. Me mira por encima del hombro mientras atraviesa el vestíbulo. Una mirada de suficiencia y satisfacción. Una que dice que cree que está al tanto de algún secreto.
Y quizá lo sea. El secreto es que, aunque intento actuar como el hermano mayor y padre duro y maduro, me muero por dentro con los chistes de mamadas.
Me he pasado todos estos años fingiendo que soy ultra responsable, con la esperanza de poder fingir que me lo creo. La mayoría de los días lo consigo, pero en momentos como el de esta noche me pregunto qué he perdido en el proceso.Me pregunto si sigo aplicando a la vida de un hombre adulto lo que para mí era la responsabilidad cuando era niño. Porque eso es lo que era cuando di un paso al frente tras la muerte de nuestra madre: un niño.
Quizá por eso me permito follarme con los ojos a Park Jimin mientras volvemos al comedor. Su culo redondo, como una manzana, el contoneo seguro de sus caderas, el punto en el que se le hunde la cintura... y la idea de sujetarlo ahí.
La sensación de seguirlo hace aflorar algo primario en mí.En otras circunstancias, lo perseguiría. Lo tomaría. Y no habría ningún contragolpe porque él no sería el niñero de Daesoo. Y el hecho de que soy mucho mayor que él no importaría porque no me importaría una mierda.
―Vaya, Donsan ―anuncia Jimin cuando entramos en el comedor―. Se ve fabuloso ahí fuera. Usted sopló el infierno fuera de ese césped.
Me restriego una mano por la cara mientras la mesa estalla en carcajadas.
Donsan incluido. Montón de niños.Mi padre sonríe de oreja a oreja, con los ojos brillándole al precioso pelirrojo que se sienta en la silla junto a mi hijo, que mira alrededor de la habitación, realmente confundido por lo que nos está volviendo locos a todos.
Ahuyento una chispa de celos por la forma en que mi padre y Jimin se sonríen.
Porque eso es una locura.
Estaba tan emocionado por mi risa. Sobre mí sonriendo. Él me devolvió la sonrisa. Se sintió bien. Y ahora está aquí sonriendo a otras personas, que le devuelven la sonrisa. Y siento que quiero todas sus sonrisas para mí.
¿Qué tan difícil sería sonreír más, reír más, si lo hiciera ver así de feliz?
―Vamos a salir. ―Hoseok me señala, usando esa voz militar que no permite debate. O al menos eso cree él―. Papá se va a llevar a Daesoo esta noche. Quiero algo de diversión antes de desplegarme de nuevo.
Frunzo el ceño.
―No. ―Este cabroncete nunca ha sido capaz de decirme lo que tengo que hacer, y no voy a dejar que empiece ahora.
―Sí. ―Su gruesa ceja se arquea hacia mí.
Estoy a punto de defenderme, pero Jimin me detiene con sus labios de fresa.
―Vamos. Te sentará bien.
Mis cejas se fruncen mientras lo miro fijamente.
El niñero.
El niñero. El niñero. El niñero.
El niñero no debería parecerme tan jodidamente bueno. El niñero no debería saber o decirme lo que es bueno para mí.
Y no debería escuchar.
Pero soy idiota, así que respondo―: Bien.
Daesoo aplaude y corre hacia Donsan, volando hasta el regazo de su abuelo.
Probablemente porque sabe que comerán comida que les pudre los dientes y se quedarán despiertos hasta muy tarde viendo películas que yo nunca aprobaría.
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Discover true love
FanficYoongi es trece años mayor que yo, y apenas me dedica una mirada. Es rudo, un poco áspero. Pero hay algo en los rancheros de hombros anchos, manos callosas y bocas sucias que me desarma por completo. ¿Quién soy yo para resistirme a semejante tentaci...