Yoongi
Taehyung: ¡Hola! Sólo un mensaje para ver si les gustaría venir a cenar.
Donsan: Hola, hijo. Pensaba que podría quitarte a Daesoo de encima por hoy.
Jungkook: Mi esposo te envió un mensaje sobre la cena. No has contestado. No seas grosero con él o conduciré y te patearé el culo.
Namjoon: ¿Quieres entradas gratis para el partido de esta noche? Me encantaría verlos a ti y a Daesoo.
Inha: Me dijeron que te enviara un mensaje para ver si respondías. Eres demasiado mayor para enfurruñarte, Yoongi. Déjalo ya.
***
Todo lo que quería de la casa principal eran los sacos de cemento del cobertizo. Todo lo que necesito es perderme en algún trabajo físico. Solo. Lejos de las miradas lastimeras y de la familia prepotente.
Pero aquí estoy, viendo a Daesoo gritar "hola" por el pozo. Debería hacerme sonreír, pero hoy me cuesta sonreír.
Sonreír sin Jimin cerca parece imposible.
―Papá. ¿Crees que podría haber alguien ahí abajo?
Bien. Espeluznante.
―No amigo. Sólo un montón de monedas.
Su cabeza se inclina hacia un lado con curiosidad.
―¿Monedas?
Suspiro pesadamente, dejando caer las bolsas a ambos lados de mí mientras avanzo hacia el pozo.
―Sí. Mi madre y yo solíamos tirar monedas y pedir deseos. ―Miro hacia el agujero negro, sintiéndome afín a él. Vacío.
―¿Abuela? ―Daesoo lo sabe todo sobre su abuela, aunque nunca llegó a conocerla.
―Sí. Le puso el nombre del pozo a este rancho. Cuando compraron la tierra, el abuelo le dijo que podía ponerle el nombre que quisiera.
―¿Qué deseabas? ―Vuelve a asomarse y le pongo una mano en el hombro. Verlo inclinarse sobre el borde me produce una ansiedad total.
Me froto la barbilla con la otra mano, devanándome los sesos. No me acuerdo de nada. Esa parte de mi vida parece que fue hace toda una vida. Como si fuera otra vida.
―Probablemente caramelos.
Daesoo mueve la cabeza en señal de aprobación.
―Inteligente. ¿Se cumplieron tus deseos?
Mis labios se mueven ante eso. Nunca deja de levantarme el ánimo.
Conociendo a mi madre, seguro que muchos de nuestros deseos se hicieron realidad.
―Normalmente.
―¿Tienes monedas? Quiero pedir un deseo.
Siento un peso en el estómago y los pulmones se me contraen. Es una petición tan sencilla y, sin embargo, tiene un significado tan intenso. Estoy haciendo con mi hijo lo que mi madre hizo conmigo.
Saco la cartera sin decir nada y abro el pequeño monedero.
―¿Importa qué tipo de moneda?
―No, amigo. ―Aprieto una moneda de plata en su mano, pero me detengo cuando estoy a punto de guardar la cartera de cuero. Con un pequeño movimiento de cabeza, saco una moneda más.
Una para mí.
―De acuerdo ―empiezo, tragando el inusual espesor de mi garganta―. A la cuenta de tres. Cierra los ojos.
Los ojos de Daesoo se cierran y en su rostro se dibuja un destello de acero. Se está concentrando mucho. Tomándose esto muy en serio.
Le alboroto el cabello una vez, recordándome hebras sedosas y cobrizas al hacerlo, y luego cierro los ojos.
―Uno... dos... tres…
El sonido de nuestras monedas al caer al agua se mezcla con el de las campanillas de viento del porche trasero.
Con los ojos cerrados, deseo a Jimin.
Una vida con él.
Una familia con él.
Canas y más risas con él.
Cuando abro los ojos, Daesoo me mira con expresión pensativa.
―¿Qué has deseado? ―le pregunto, necesitando algo desenfadado. Pienso que será algo ridículo. Algo frívolo.
En lugar de eso, me da un puñetazo en las tripas.
Se le levanta una mejilla suave y vuelve a mirar hacia el pozo oscuro.
―Deseé que Jimin volviera.
Me arden los ojos cuando lo atraigo hacia mí, siento sus pequeños brazos agarrándose a mi cintura.
Y mi voz se quiebra cuando digo―: Yo también, amigo. Yo también.
⋆
Ya casi llega el final de
esta historia.
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Discover true love
FanficYoongi es trece años mayor que yo, y apenas me dedica una mirada. Es rudo, un poco áspero. Pero hay algo en los rancheros de hombros anchos, manos callosas y bocas sucias que me desarma por completo. ¿Quién soy yo para resistirme a semejante tentaci...