Capitulo 18

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Yoongi


Beomjo: ¿Puedo pasar y practicar contigo un día de esta semana?

Yoongi: Claro.

Beomjo: ¿Miércoles?

Yoongi: Claro.

Beomjo: ¿Estará el niñero?

Yoongi: Vete a la mierda, Beomjo.

Beomjo: Lmao. Tan enfadado todo el tiempo. Nos vemos el miércoles.

***

―Háblame del joven Yoongi.

Me siento lo más lejos posible de Jimin. Si pudiera construir un muro de almohadas en medio de esta cama, lo haría. No es que eso me impida arrastrarlo debajo de mí.

Terrible, horrible, no buena, increíblemente mala idea.

Ni siquiera sus preguntas que no quiero responder me ayudan a distraerme de su cercanía. Su olor.

La maldita tentación que es.

―Um. ―Me aclaro la garganta―. No sé. No hay mucho que contar. ―Apoyando las manos sobre el estómago, le echo un vistazo.

Está un poco pálido, las ojeras sólo destacan por el tenue resplandor de la luz de la mesilla de noche.

Es jodidamente hermoso.

Todas las líneas inclinadas. Su cuello. Su nariz. La línea inferior de su mandíbula. Hay una elegancia en él. Park Jimin tiene clase. Tiene la elegancia escrita por todas partes, pero va por ahí con viejas camisetas de conciertos y está lo suficientemente loco como para tirar a un niño a una piscina por venganza.

Es mucho más de lo que parece, y sentado en una habitación oscura con un pequeño colchón blando entre nosotros, tengo que admitir que la forma en que lo quiero es mucho más que su aspecto.

Captó mi atención la primera vez que lo vi, y desde entonces no he podido apartar la vista de él.

Es una maldita distracción.

―Vamos. ¿Eras así de serio de niño? ¿O eras como Daesoo? ―Lo dice a la ligera, pero puedo ver cómo sus ojos han empezado a ceder.

―Yo no era nada como Daesoo. Y tampoco quiero que Daesoo se parezca en nada a mí. Mi madre muriendo me cambió demasiado.

Asiente solemnemente, pero no empieza a dudar de mí, cosa que agradezco. Para alguien que creció privilegiado, hay una practicidad inherente en Jimin. Algo en la forma en que funciona su mente. Lo veo cuando habla con Daesoo. Él no es remilgado o de alto mantenimiento. Tiene los pies en la tierra, y eso me encanta de él. Incluso si alucina sobre aceptar cumplidos.

―La vi morir aquel día. Vi a mi padre abrazarla. Lo vi sollozar. ―Me rechinan los dientes y dejo de mirar por un momento―. Creo que mi infancia también murió ese día. ―Miro sus grandes ojos verdes, un poco brillantes ahora. Sus labios de fresa se entreabren ligeramente y vuelve a asentir. Agradezco que no llene el silencio con palabras sin sentido. ―Quizá fui práctico desde pequeño. ¿Estratégico? ―Suspiro y miro al techo―. No quiero parecer una mártir o algo así.

―No lo haces. ―Su respuesta es suave y firme

―Pero vi una necesidad, incluso de niño. Nuestra familia necesitaba ayuda. Y opté por ayudar. Supongo que nunca dejé de hacerlo. Obligado por el deber o algo así. No me arrepiento, pero tampoco tuve veranos perezosos y tontos. Cuando volvía del colegio, cuidaba de mis hermanos para que mi padre no tuviera que llegar pronto del trabajo. Los vecinos echaban una mano. La Sra. Hill ayudó con Daesoo hasta que fue demasiado vieja para seguirle el ritmo. Pero no quería que pasara el verano trabajando en el rancho o arrastrado conmigo a todas partes. Es divertido por un día. No durante dos meses.

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