¿Qué pasaría si Elizabeth Swan tuviera una hermana? ¿Qué pasaría si Will Turner finalmente se enamora de Scarlett Swan?
La maldición de la Perla Negra [Completada]
El cofre del hombre muerto [Completada]
El fin del mundo [Completada]
La Venganza de...
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La noche había caído sobre ellos y el cielo estaba repleto de estrellas. La tripulación estaba reunida, comiendo algo, mientras Scarlett miraba al horizonte pensando en Jack. No se arrepentía de lo que le había hecho, lo hizo por su hermana y Will; pero si se sentía un poco mal.
— ¿Hasta cuando vas a estar sin hablar? — la voz de Will a sus espaldas la saca de sus pensamientos.
Scarlett voltea para mirar a su amado y le da una leve sonrisa antes de abrazarlo, lo necesitaba. Will estaba preocupado por la chica por lo que no desaprovechó ese abrazo.
— Cuando encontremos a Jack todo se arreglará. — murmura la mayor de las Swan en el pecho del joven Turner.
— Entonces lo encontraremos. — asegura Will.
Scarlett siente como la mirada de Will se vuelve seria mientras miraba hacia el mar, por lo que se separa de él y sigue su mirada, encontrando a lo lejos una gran cascada a la que se dirigían.
— Por lo que más deseamos... — Dalma aparece detrás de ellos haciendo que Scarlett se sobresalte. — Al final siempre hay que pagar un precio.
Will observa a la bruja antes de apresurarse hasta donde Barbosa dirigía el barco.
— ¡Barbosa! — Will llega hasta el capitán. — A proa.
— Ahora sí que me he perdido. — habla Barbosa.
— ¿Perdido? — pregunta Elizabeth levantándose de su sitio.
— Sin duda, hay que perderse para llegar a destinos inalcanzables. — dice el pirata. — De lo contrario, todo el mundo sabría dónde están.
— Estamos aumentando la velocidad. — avisa Gibbs confundido.
— Así es. — asiente Barbosa.
Sin dudarlo, Scarlett mira a toda la tripulación antes de gritar. — ¡A vuestros puestos!
— ¡Todo a babor! ¡Deprisa! — exclama Will.
— ¡Quietos! ¡No obedezcáis! — dice Barbosa. — ¡Seguid el rumbo ante todo!
Scarlett mira incrédula al capitán antes de acercarse a la proa viendo como se acercaban cada vez más a la cascada.
— Nos has condenado. — escucha decir a Elizabeth.
— No seas tan cruel. — habla Barbosa. — Puede que no sobrevivas para volver a pasar por aquí. Y que estas sean las últimas palabras cordiales que oigas.
