-¡Papi, mira! ¡ya tengo mi don!-
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-Mami, mi pecho duele, duele mucho-
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-Por favor doctor, dígame que tiene mi hija-
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-¡Tiene que hacer algo! ¡no puede dejarla morir de esta forma!-
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-Volverás. cierto-
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-Claro, es una promesa...
La albina no cabía dentro de si ¿a caso su visión la estaba engañando?
Sir: supongo que no hacen falta presentaciones.
Y por enésima vez, los ojos turquesas de la chica se cristalizaron.
Lucy: chicos...
Frente a ella se encontraban dos figuras que ella conocía bastante bien. Puede que hayan crecido un poco, pero eran los mismos. Además ¿qué clase de mejor amiga sería si no reconociera a sus dos mejores amigos?
Lucy: Shiro, Haru
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Shiro
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Haru
Shiro: me alegra que aún nos recuerdes -dijo con una leve sonrisa-
Casi por instinto, corrió a abrazar a ambos y por segunda vez, se permitió llorar de felicidad.
Lucy: creí... creí que habían...
Haru: ¿muerto? no, el bastardo sonriente si cumplió su estúpida promesa -aclaró alejándose levemente de la albina, no le agradaban los abrazos-
Lucy: pero ¿cómo saben eso? el señor Osamu dijo que les habían borrado la memoria -dijo y cubrió rápidamente su boca, debía pensar antes de hablar-
Shiro: y así fue. Vivimos en un orfanato por años hasta que el señor Nighteye nos encontró, y con mi don logramos recuperar nuestras memorias. Al parecer no las habían borrado, sólo las bloquearon -explicó con calma mientras acariciaba los blanquecinos cabellos de la fémina-
Lucy: me alegra que estén bien -murmuró escondiendo su rostro en el pecho del castaño-
El héroe de gafas amarillas carraspeó devolviendo la atención de los adolescentes a él.
Sir: volviendo al tema principal. Niña, necesito que me digas todo lo que sabes.
La albina apretó las ropas del castaño, no podía decírselos, se había arriesgado con sus hermanos porque sabía que él no podía herir a una familia tan famosa, pero aquí la cosa cambia, revelarle su pasado al héroe y sus amigos los pondría automáticamente en peligro, y lo que menos quería era que personas inocentes murieran por su culpa.
