Capítulo 11.

5 4 0
                                    

-¡Buenas tardes queridos!-dice la chica.

-Hola Miriam-dicen los demás.

-¿Qué tal? Soy Miriam, no dejes que esta panda de salvajes te haga ninguna tontería-me dice a mí.

Yo solo sonrío y asiento con la cabeza.

Es guapa. Es el prototipo de cualquier hombre. Rubia de ojos azules, delgada y alta. Con los labios carnosos y unos grandes ojos que parece que van a atravesarte cada vez que te miran. Su ropa es demasiado rosa para mi gusto y demasiado extravagante diría yo. No tengo nada en contra del rosa, de hecho, hasta hace unos años era mi color favorito, pero no me gusta ese color para vestir, además, que no suele quedar bien. Pero obviamente a esta chica es difícil que no la quedase bien algo.

-¡Eh Enzo! ¿Piensas venir?-le dice Miriam al chico que sigue apoyado en la pared.

No consigo verle bien, se camufla perfectamente con la poca luz que tenemos y tampoco voy a hacer un esfuerzo mayor por intentar verle.

Si quiere venir, bien, si no, bien también.

-Chicos, antes de nada, no sé nada de teatro y no entiendo nada sobre todo esto, así que hacer lo que queráis, leer los guiones o practicar o no sé, lo siento pero este no es mi rollo-les digo a todos sentada en el suelo.

-Maravilloso. Castro nos deja con su hija, la que resulta que no tiene ni puta idea de esto, que bien invierto mi dinero últimamente de verdad-dice Castiel.

-¿Por qué no te callas la puta boca y respetas a que alguien está perdiendo tiempo de su vida porque tú puedas venir aquí?

Giro la cabeza en dirección a la voz y veo que se trata del chico que aún sigue apoyado en la pared, el tal Enzo.

-¡Cállate ya idiota!-dice Castiel.

Enzo le saca el dedo y le hace una peineta. Todos los demás se ríen, por lo que entiendo que no están discutiendo, si no que es su forma de tratarse.

No les conozco como para juzgarlos ni analizarlos y tampoco quiero. Probablemente nunca más en mi vida vuelva a ver a estos chicos y no me apetece perder mi valioso tiempo en hablar con ellos o en preguntarles cosas cuando primeramente no me interesan y cuando no me va a servir de nada porque no pienso volver a esta escuela, por lo que no tendré que volver a verlos.

-Bueno Irina, cuéntanos algo sobre ti-dice David.

-No hay mucho que contar, lo que veis es lo que soy, no hay más, no hay historia detrás mía.

-Todo el mundo tenemos una historia-dice el tal Enzo.

Me doy la vuelta y le veo detrás mía.

Le observo y le analizo lentamente. Es un chico de unos 28 años. Moreno de pelo más largo de lo normal, por debajo de la oreja, despeinado y capeado, los ojos son de un color marrón oscuro precioso. Es alto, su cuerpo es bastante normal, delgado pero con los músculos marcados. Tiene una nariz bastante pronunciada, al igual que sus pómulos y labios, las cejas perfectas para ser un hombre. Y su vestimenta es bastante rara, viste una camisa azul marino de rayas, un vaquero ancho, de cintura alta y unas Nike Air Force blancas.

-Vaya, por fin te animas a juntarte al grupo-digo yo.

Se sienta a mi lado, dejando un metro o dos de separación entre nosotros y me mira mientras se acomoda el pelo.

-Me gusta ir a mi aire, no te sientas culpable, no es por ti, es mi forma de ser. Soy Enzo-dice sonriendo.

-Irina-digo presentándome.

El resto lee sus guiones.

-Oye Romeo-dice Alexis refiriéndose a Enzo-¿Cómo llevas el guion?

-Bien, es algo sencillo.

-¿Haces de Romeo?-le pregunto.

-Así es-me dice él.

-Y yo soy Julieta-dice Miriam mientras que mira a Enzo de una forma un tanto extraña.

Diría que le gusta, su manera de hablarle y de mirarle son demasiado insinuantes.

-Pensé que Julieta sería Castiel-digo vacilando.

Todos se ríen, menos el mismísimo Castiel que me mira desafiante y entornando los ojos.

-El humor no es tu fuerte, ¿verdad?-me dice.

-Como el tuyo tampoco es la simpatía-le digo cortante.

Pasa el tiempo y todos están ensayando la obra, cada uno su papel. Yo mientras observo mi teléfono en busca de locales, como la mayor parte de mi tiempo. En ningún momento dirijo mi mirada hacia los actores que tengo delante puesto que no me interesa.

Mando un mensaje a Lucia.

"Sácame de aquí por favor, esto es insufrible"

Me responde al momento.

"Suerte amiga, te apoyo desde mi preciada cama"

-Chicos, no tenéis que pagarme nada, vosotros sois alumnos de mi padre, no míos, por lo que podéis iros ya y no tenéis que darme nada-digo.

Todos me dan las gracias y cogen sus cosas para irse. Yo me quedo para dejar todo recogido y apagar las luces.

-Oye-dice Enzo por detrás de mí.

-Hola, dime.

-Esto es tuyo-dice entregándome el dinero en la mano.

-¡No! Mi padre es tu profesor, no yo, por lo que hoy habéis perdido el tiempo y no soy quien para que me paguéis nada, te lo agradezco pero no-digo devolviéndole su dinero.

-El tiempo no se puede pagar y tú has estado aquí, en un sitio que no te gusta por lo que he podido ver cuando seguro que tenías mejores cosas que hacer, así que insisto en que te quedes el dinero-me dice de nuevo.

-Enzo te lo agradezco, pero no voy a coger ese dinero y ahora, buenas noches, puedes irte-le digo cortante.

La Saga Destino: Conocerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora