La Saga Destino: Conocerte.

Capítulo 27.

Paseamos lentamente por las calles que llevo apuntadas en mis hojas y mientras vamos mirando alguno que nos encontramos por el camino. Voy anotando los teléfonos de los que más me gustan para después poder llamar a cada uno de ellos y tener más opciones para decidir sobre los que mejor opción me parezcan al final. Hemos estado hablando en todo momento, compartiendo anécdotas sobre lo que hacíamos cuando éramos niños, Enzo me ha contado varias pero sin duda mi favorita ha sido cuando copió en un examen apuntando las respuestas en su brazo y toda la tinta del bolígrafo le explotó en la cara, le expulsaron una semana del instituto por ello. Me ha hecho mucha gracia imaginar aquella situación y me hubiera encantado poder ver a aquel adolescente lleno de vergüenza.

Los padres de Enzo le perdonaron por todo aquello que hizo en el pasado pero lleva mucho tiempo sin verlos, su relación nunca volvió a ser la misma una vez se fue de casa y empezó a centrarse en su carrera como actor, sus padres cada vez le llaman menos por miedo a molestar y él cada vez les visita menos porque aún se siente culpable por todo lo que pasó en el pasado. Se siente culpable del mismo modo que yo lo hago por la muerte de mi familia, por eso le entiendo y le comprendo tanto. Cuando una persona carga tanto dolor en su interior es difícil volver a hacer las mismas cosas que hacía en el pasado y volver a confiar en uno mismo. Enzo ha conseguido apartar eso que siente en su interior y lo admiro por ello, yo todavía no he llegado a ese punto de visión que tiene él, pero Enzo confía en que lo conseguiré en algún momento, yo no opino lo mismo, pero es agradable que alguien confíe tanto en mí. Todo esto que me ha contando Enzo me ha hecho entender porque se esfuerza tanto conmigo, soy como su proyecto, quiere que consiga lo que él ha logrado en la vida, quiere que sea capaz de superar y afrontar los problemas que me surjan en la vida y me gusta ver que no tiene pinta de rendirse tan fácil como yo lo haría, lo que me da un poco más de fuerza interior.

-Este es perfecto-digo señalando a un local.

-Pero si está en ruinas-me dice.

-Lo sé, por eso es perfecto, porque puedo arreglarlo y construirlo a mi forma, dándole cariño y amor desde el principio-digo sonriendo mirando al local.

-Nunca te había visto sonreír así, ¿sabes que pestañeas más veces de lo normal cuando algo te hace feliz?

Le miro sorprendida, directamente a los ojos y le abrazo ya que no puedo controlar ni reprimir la felicidad que siento en estos momentos. Posiblemente haya encontrado el que será mi local el día de mañana.

-Tengo que llamar ahora mismo, antes de que sea demasiado tarde-digo.

Apunto el número de teléfono en mi móvil y marco esperando una buena noticia.

-¡Hola! Mi nombre es Irina Castro y quiero comprar su local, estaría muy interesada.

-Lo siento señorita Castro, estamos pendientes de una decisión, posiblemente se venda esta misma tarde.

-Oh claro, lo siento. Muchas gracias-digo.

-Gracias a usted, que tenga buen día.

Cuelgo el teléfono y miro a Enzo, sonrío falsamente y niego con la cabeza.

-¿Y bien?-me pregunta.

-Seguramente lo vendan en un par de horas, he llegado tarde-digo intentado esconder mi tristeza.

-Encontraremos otro, ¿vale? Uno mejor que este y lo convertiremos en la mejor tienda de ropa del mundo entero-me dice agarrando mi mano.

-Me gustaba este, ya había imaginado hasta cómo serían sus puertas y ventaja, la ubicación era perfecta Enzo, no va a haber otro local igual que este.

-Se positiva. Vamos a conseguirlo, juntos.

-Quiero irme a casa a cocinar y a despejarme un poco, puedes venir si quieres o irte a casa, lo que te apetezca.

-¿Quieres estar sola?-me pregunta.

No lo sé, no sé si quiero estar sola o quiero que venga conmigo a hacerme compañía mientras que despotrico mil veces sobre locales y sobre el resto del mundo.

-En realidad, no, me vendría bien algo de compañía, ¿puedes venir conmigo?

-Por supuesto, no tengo nada mejor-dice sonriendo.