Capítulo 8.

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Cojo el teléfono y decido llamar a Lucía después de estos días sin saber nada de ella.

-Joder tía, ya vale, al menos respóndeme y dime que no quieres hablar conmigo-dice en cuanto me coge la llamada.

-Hola Lu-digo yo.

"Lu" es mi forma cariñosa de llamarla desde que la conocí. Al principio no le gustaba, decía que le quitaba personalidad a su nombre, pero después se empezó a acostumbrar y a día de hoy odia que la llamen por su nombre verdadero. Supongo que al final todos nos acabamos acostumbrando a ciertas cosas y eso es justo lo que pasó con ella.

-¿Cómo estás?-me pregunta.

-Como siempre, ya sabes, no hay nada nuevo en mi vida. ¿Tú estás bien?-la pregunto yo.

-Pues con ganas de ver a mi mejor amiga, pero bien, trabajando como una loca en la peluquería ya sabes, tampoco hay nada interesante-me dice ella.

-¿Me harías un favor?-la pregunto teniendo la respuesta.

He tardado en decidir esto, pero creo que ya es hora. Necesito avanzar en la vida y conmigo misma para intentar al menos, estar mejor conmigo misma, Lu es la única persona a la que le pediría esto y en la que confío para ello.

-Siempre, ya lo sabes-dice ella.

Me la imagino sentada en su cama, esperando impaciente a que se lo diga mientras juega con su pelo cuando algo la inquieta.

-Necesito que vengas hoy conmigo, voy a decirle a Álvaro de quedar para devolverle sus cosas-digo finalmente después de tantos meses pensando la decisión.

-¡No, me niego! Me niego a que tengas que ver a ese capullo, mándaselo por correo y que le zurzan-dice Lu.

-Necesito hacerlo Lu, necesito verle la última vez y saber que esto es el final, que ya no hay más, que está muerto para mí-digo intentando convencerla.

-Vale, está bien, iré contigo. No pienso dejarte sola con ese tío ni un minuto, así que iré contigo Irina, pero prométeme que no va a afectarte por favor-me dice ella casi suplicándome.

-Te lo prometo, gracias por venir, eres la mejor.

-Sigue haciéndome la pelota todo lo que quieras, pero te estoy hablando en serio, no quiero verte llorar de nuevo día y noche por ese cerdo. No quiero volver a perderte.

Dice eso porque los últimos años que estuve con Álvaro casi no hablaba con Lu, no nos veíamos a menudo y me distancié de todo el mundo, incluyendo a las dos únicas personas que tengo hoy en día, mi padre y ella. Sé que su miedo es real, porque lo pasó muy mal viendo como no podía hacer nada por mí y por salvar lo poco que quedaba de mí en esos momentos. Álvaro me prohibió casi tener contacto con personas que no fueran él, no me dejaba casi salir de casa y siempre tenía que saber dónde estaba, pidiéndole permiso antes para cualquier cosa que quisiera hacer. Me sentía en una jaula, era como si al mayor águila de esta tierra le hubieran arrancado de cuajo sus alas y ya no pudiese volar nunca más, así era yo. Un alma libre encerrada en una jaula, hasta que dejé de serlo, empecé a dejar de sentirme libre, me sentía prisionera de una relación, el único problema es que yo amaba a esa persona que me tenía presa, era como tener el síndrome de Estocolmo, estaba enamorada de mi secuestrador y era capaz de todo por él. Bendigo cada segundo de mi vida el día que decidí alejarme de él y romper con lo nuestro.

-No me perderás, ¿vale? Ya no tendrás que echarme de menos. Te prometo que nunca más te dejaré-la digo para calmarla.

-Habla con ese capullo y me avisas a la hora y el sitio donde vayamos a quedar, allí estaré como un clavo.

-Te quiero Lu.

-Yo a ti también-dice ella para finalizar la llamada.

Cuelgo el teléfono y lo dejo en mi tripa mientras pienso que decirle a Álvaro. No sé cómo empezar la conversación ni que debería hacer en realidad.

Decido ponerle un mensaje, firme y seco.

"Hoy, a las seis de la tarde en la la plaza de los carros, ni un minuto antes ni uno después, te devolveré tus cosas"

Y a la que le doy a enviar el mensaje dejo el teléfono en la mesa para levantarme e ir a por un vaso de agua a la cocina.

La Saga Destino: Conocerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora