Capítulo 16.

5 4 0
                                    

Busco como una loca a Lu, ya que no veo a ella y tampoco al DJ, por lo que imagino que estarán juntos en algún sitio escondido de esta mierda de sitio.

Entro en los baños y oigo unos jadeos y risas a la vez, para mi desgracia, reconocería esa risa en cualquier lugar del mundo. Es Lucia.

-Lucia, me voy a casa, veo que estás bien y Enzo está aquí.

La puerta del baño se abre y sale mi querida amiga despeinada y con el maquillaje corrido por la cara. Detrás suya sale el hombre moreno de media estatura y no muy atractivo para mi forma de pensar.

-¿Cómo que Enzo está aquí? ¡Quiero conocerlo! Porfiiiii-dice alargando la frase para dar más lástima.

-No hay nada que conocer ni a nadie, me voy a casa, ten cuidado y hablamos mañana.

-¡Hola soy Facundo!-dice el DJ.

-Si lo sé, yo Irina. Adiós a los dos.

Al girarme para abandonar el baño veo que Enzo está apoyado en la puerta observando la situación.

-Anda. ¿No querías conocer a Enzo, Lu? Pues aquí le tienes en carne y hueso-digo caminando hacia la discoteca.

-¡Irina espera!-me grita Enzo.

Oigo como corre y consigue alcanzarme, me agarra la mano para hacerme parar en seco y me giro a mirarle.

-¿Qué quieres?-le pregunto.

-¿Qué te pasa? Vuelves a ser borde y arisca.

-¡Es que así soy yo! No la Irina de la otra noche, esto es lo que soy, no hay más. Y ahora, me voy a mi casa.

No sé qué me está pasando y porque estoy actuando así cuando ni siquiera me ha dicho ni hecho nada. Al revés, ha intentado ser amable conmigo y cuando le he dicho que quería irme de aquí se ha ofrecido en venir conmigo, aún estando con sus amigos de fiesta.

A veces no me entiendo ni yo misma, no se porque soy así pero ya no puedo evitarlo. Este tiempo me he convertido en esto y ya no soy capaz de volver a cambiar. A esto es a lo que me refiero con que soy una granada que en algún momento está destinada a detonar y a llevarse a todo el mundo por delante, por eso, cuanta menos gente haya a mi lado, a menos haré daño.

Me giro para ver si Enzo sigue detrás mía y sonrío al ver que así es.

-¿Vienes?-le pregunto.

-Claro.

Enzo y yo caminamos para salir del pub. Una vez en la calle nos paramos y miro hacia el cielo, suspirando de poder disfrutar del aire fresco y de ya no estar ahí dentro con toda esa gente.

-Tengo una idea.

-¿Cuál?

-Vamos a un parque, a tumbarnos a simplemente respirar, no tenemos que hablar si no quieres. Nos tumbamos y yo te haré compañía para que puedas relajarte-me dice acercándose a mí.

-Me parece una buena idea, gracias.

Caminamos por todas las calles, durante un largo tiempo hasta que llegamos a un parque que se llama "La Cornisa". Yo jugaba aquí de pequeña con Fran a que éramos piratas y recorríamos todo el parque jugando con espadas. Recuerdo lo feliz que era en aquellos momentos, cuando tenía a mi hermano cerca y no me importaba nada más en el mundo. Ojalá volviese a ser una niña y que lo único que me importase fuese a qué juego iba a jugar al día siguiente con Fran.

Nos tumbamos en la pequeña pradera de árboles y césped, el suelo está húmedo por el riego pero es agradable. Sentir la hierba y el aire dándome en la cara es reconfortante.

-Enzo, gracias.

-No hables, sé que no quieres hacerlo, pondré música y relajémonos mientras que vemos las estrellas.

Veo como Enzo coge su móvil y busca la aplicación de música para hacer lo que ha dicho.

"Can't Help Falling In Love" de Elvis suena en el teléfono y cierro los ojos, disfrutando de la música.

Noto la mano de Enzo encima de la mía y abro los ojos para mirarle.

-¿Bailamos?-me pregunta.

-Yo no bailo, no sé bailar-me río imaginándome la escena.

Soy horrible bailando, parezco un pato mareado y ni siquiera sé cómo seguir el compás. Es una idea horrible.

-Yo te enseño, es fácil, súbete encima de mis pies-dice mientras agarra mi mano y me sube sobre sus pies.

-Esto va a ser vergonzoso, de verdad-digo.

-Calla y sigue la música.

Le agarro del hombro y pongo mi otra mano en la suya, él hace lo mismo pero su otra mano la pone en mi cintura. Me dejo llevar y sigo la música tal y como me ha dicho.

-No es tan difícil-me dice.

Sonrío porque es lo único que me sale hacer. Estoy cómoda con él, hace o al menos intenta que se me olvide esa parte de mí que tanto me cuesta soltar y dejar. Creo que sería un gran amigo para mí, si yo quisiera tener amigos por supuesto. Quizás en otra época de mi vida hasta me hubiera enamorado de él, tiene labia y sabe cómo tratar a la gente de eso no hay duda, pero la Irina de ahora, no es capaz de nada de eso.

-Enzo, no sé porque haces esto, pero quiero decirte que no puede haber confusiones de ningún tipo entre nosotros-le advierto.

-Irina, lo sé, no hago esto con ningún fin. Yo me limito a vivir y a disfrutar y ahora quiero disfrutar este momento contigo.

No le respondo y me dejo llevar por el momento, terminando de bailar la canción para después volvernos a tumbar en el césped, lo único que está vez sí que hablamos.

Enzo me cuenta que su familia es adinerada y que siempre le han pagado todos los estudios relacionados con el teatro. Él no trabaja, invierte su tiempo en la escuela de mi padre y gana dinero a través de las inversiones de su familia, ya que pertenece también al negocio. La compra y venta de inmuebles.

La Saga Destino: Conocerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora