Capítulo 47.

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(Capítulo narrado por Enzo)

La veo dormir, tan indefensa como preciosa a partes iguales, descansando a mi lado, acostada y tapada con las sábanas para no sentir el frío de la noche de Paris y es aquí donde me quisiera quedar toda la vida, viendo a esta mujer que me ha cautivado y pasando todos y cada uno de los días que me queden de vida disfrutando de su compañía y presencia.

La miro y no entiendo como la han podido hacer tanto daño, como la han podido utilizar y como la han destrozado tanto, estoy seguro de que si el resto del mundo la viese como yo la veo, la encerrarían en una cajita de cristal para que nada malo pudiese pasarla, eso es lo que yo pretendo, protegerla del dolor y el sufrimiento todo lo que pueda, porque es lo que ella merece.

Ella no lo sabe, pero cuando duerme su boca sonríe y sus mejillas se ponen rosadas, más de lo normal, respira tan suave que hasta parece que no lo hiciese y yo, sin poder dormir por admirarla, podría quedarme sin dormir todas las noches con tal de verla así, tan dulce y feliz, como si no tuviese miles de problemas y traumas encima y como si nunca la hubiesen lastimado. Sigo pensando que cualquier cosa que haga, nunca estará a su altura, cualquier viaje, gesto o palabra nunca podrá superarla a ella.

Me levanto al balcón sin hacer mucho ruido para fumarme un cigarro mientras disfruto de las vistas de la ciudad. Pienso en una locura, pero necesito hacerlo, si no, nunca me quedaré tranquilo. Cojo el teléfono de Irina y copio en el mío el teléfono de su ex pareja, de Álvaro, al cual necesito decirle unas cosas para quedarme tranquilo.

"No sabes quién soy ni lo sabrás nunca, te hablo como hombre y sin perder los papeles, con esto espero que nunca vuelvas a molestar a Irina ni jamás se te pase por la cabeza hacerla llorar. Has tenido la suerte de tenerla años en tu vida y has sido tan egoísta que te has preocupado por ver el fútbol antes que preguntarla cuál era su director de cine favorito, has preferido salir de fiesta antes que sacarla a bailar bajo la lluvia, no has sabido nunca lo que soñaba con ser de pequeña y nunca sabrás en la mujer que quiere convertirse, nunca te diste cuenta de lo que tenías a tu lado, pero no te preocupes, puedes estar tranquilo, porque yo si. Y haré por ella todo lo que no has sido capaz de hacer en todos estos años, la haré sonreír por cada lágrima que tú la has provocado y la haré reír tanto que olvidará todo mal que lo pasó por ti. No vuelvas a escribirla nunca, desaparece y hazle un favor si en algún momento la quisiste"

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No quiero que me responda, con haberme desahogado yo me sirve, solo quería dejarle claro la mujer que ha perdido y lo mucho que se debe arrepentir por ello, pero le estoy agradecido, por ello yo he podido conocerla.

Vuelvo a la cama, veo que Irina está despierta y la miro extrañado.

-¿Está todo bien?

-He tenido una pesadilla, pero si tranquilo, todo bien-me dice.

Me tumbo en mi cama y ella me sigue mirando.

-¿Puedes dormir conmigo? Por favor-me pide haciéndome un hueco en la cama.

Dudo un instante, pero me levanto de la cama para meterme en la de ella. Irina me abraza y yo a ella igual, para que se sienta protegida.

-¿Quieres contarme esa pesadilla que no te deja dormir?-la pregunto.

-Era sobre Fran, he soñado con su muerte...-dice apoyando su frente en mi pecho.

La tranquilizo con palabras y caricias hasta que por fin vuelve a quedarse dormida.

-No te dejaré nunca Irina, no permitiré que nada malo te pase, te lo juro.

Cierro los ojos para poder dormirme yo también, mañana será un día duro y nos espera conocer toda la ciudad, hay que aprovechar ya que al día siguiente el vuelo sale más o menos temprano y no nos dará tiempo a ver muchas cosas más por desgracia.

La Saga Destino: Conocerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora