Capítulo 19.

5 4 0
                                    

Después de unas horas dedicando a ver el ensayo de la obra, por fin han terminado, podría decir que me he aburrido , pero también mentiría porque en el fondo ha sido bastante gracioso ver como Enzo se convierte en Romeo. Y ver como los chicos se divierten ha sido agradable también, sobre todo ver a mi padre feliz y orgulloso del trabajo que los chicos están haciendo, ha sido totalmente gratificante.

Enzo ha estado quizás más pendiente de mí de lo que debería y creo que mi padre se ha dado cuenta de ello, al igual que yo.

-¿Por qué te llevas tan bien con Enzo?-dice mi padre trayéndome de golpe a la realidad.

-Bueno...Hemos coincidido un par de veces fuera y es un gran tipo-le respondo.

-Tienes razón, me cae bien ese muchacho. ¿Por qué no le invitas a cenar?-me pregunta.

Me quedo en shock con las palabras de mi padre, para que no me imaginaba que me fuera a decir esto, pero no me parece una mala idea, en el fondo me apetece compartir una cena con Enzo y poder pasar un rato con él, pero no quiero confundir nada, no quiero tener que llegar al punto de que mi felicidad dependa de alguien, no es justo.

-No creo que Enzo quiera-digo.

-¿Qué se supone que no quiero?-pregunta Enzo interviniendo en la conversación.

-Le decía a Irina que te invitase a cenar a casa, he visto que os lleváis bien y quizás te gustaría venir hoy a cenar

Niego disimuladamente con la cabeza para que Enzo me entienda y diga que no.

-Claro, sería un placer-dice Enzo.

Mierda.

La idea no me parece del todo buena, la compañía de Enzo no me resulta desagradable como el resto de compañías en el mundo, pero la parte sensible que aún queda dentro de mí tiene miedo de encariñarse con él. Todo el mundo que quiero, por una cosa o por otra acaba dejándome, de un modo u otro. Quizás la soledad me dé más miedo de lo que pensaba y encariñarme con alguien sea algo que me aterra porque después conlleva a que esa persona desaparecerá de mí vida.

Mi padre recoge todo mientras que Enzo y yo le esperamos en la calle hablando del ensayo de hoy. Enzo se ríe al meterse conmigo diciendo que parecía un monigote sentada en el escenario sin hacer nada y yo le respondo riéndome de su actuación romántica con Miriam.

Una vez en casa mi padre nos dice que nos pongamos cómodos en el sofá mientras él hace la cena. Ha sido un momento bastante gracioso ver como mi padre le enseñaba la casa a Enzo y yo les miraba desde el sofá pensando en que mi padre perdía su valioso tiempo ya que su alumno favorito conocía a la perfección la casa.

Enzo aún así, a pesar de ya conocer la casa, ha actuado a la perfección, preguntándole cosas sobre ella a mi padre y dándole las gracias por la visita. Definitivamente, es un gran actor.

-¿No querías que viniese?-me pregunta desde el sofá mientras que yo me estoy sentando.

-No es eso, es solo que imaginaba que tenías otras cosas que hacer más interesantes que venir a cenar con nosotros-respondo.

-Bueno, hay mil lugares donde podría estar, eso seguro, pero donde estoy ahora mismo me gusta más que cualquier otro lugar, créeme-dice sincero y sonriendo.

No respondo, porque tampoco sé qué decir cuando me dicen este tipo de cosas. Por desgracia no estoy muy acostumbrada a recibir palabras buenas o bonitas.

Por suerte mi padre no tarda en avisarnos para ir a cenar. Ha preparado una deliciosa ensalada César, una de mis favoritas sin duda. Nos sentamos y empezamos a cenar mientras que conversamos sobre diferentes temas. Mi padre y Enzo se llevan mejor de lo que esperaba, es curioso ver como tienen más cosas en común de lo que yo tendré nunca con mi padre, pero me gusta, es agradable saber que hay gente en el mundo que admira a mi padre tanto como yo e incluso más al saber lo difícil que es este largo recorrido.

-Es hora de que me vaya, se está haciendo tarde y debería descansar para mañana-dice Enzo.

-Te acompaño al portal-le digo.

Mi padre se levanta para despedirse de Enzo con un fuerte apretón de manos continuado por un abrazo y palmadas en la espalda. Enzo y yo bajamos a la calle sin decir ni una palabra, disfrutando del silencio.

-Gracias por dejarme venir-me dice Enzo.

-Gracias a ti por venir.

-¿Dejaremos en algún momento de darnos las gracias?-me pregunta riendo.

Su risa vuelve a contagiar la mía.

-Quien sabe. Buenas noches Enzo.

-Buenas noches Irina.

Veo como se aleja caminando y yo decido volver a subir a casa para meterme en la cama directamente y así poder evitar una conversación con mi padre que trate únicamente de preguntas sobre Enzo.

La Saga Destino: Conocerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora