Capítulo 12.

5 4 0
                                    

Después de recoger todo y apagar las luces, cierro la puerta de la escuela y salgo a la calle.

-¡Mierda!-grito.

No puedo creerme que esté lloviendo, diluviando más bien. Odio la lluvia, no soporto este clima, me trae demasiados recuerdos malos y me pone muy triste. También no ayuda el que tengo que irme a casa andando y aunque solo tarde diez minutos no tengo nada para refugiarme y voy a empaparme, por lo que eso hará que me ponga mala.

Una moto se para frente de mí en seco y me salpica con el agua que hay en el suelo.

-¡Capullo!-grito.

Se quita el casco y veo que se trata de Enzo.

-Sube que te llevo.

-No gracias, iré caminando-digo.

-Insisto, sube, vas a ponerte mala. Venga no seas cabezona y sube que te llevo, es lo mínimo-me dice.

-He dicho que no, gracias-le digo seria y enfadada.

Le veo bajar de la moto y agarrarla con sus manos por el manillar, se para en el sitio y se quita el casco.

-¿Qué estás haciendo?-le pregunto entornando los ojos y arrugando la frente.

-Te acompaño a tu casa, ¿no lo ves? Está diluviando y no puedo permitir que te vayas sola y que te pase algo. Tu padre no me lo perdonaría y yo le debo todo lo que soy, así que te acompaño-me dice.

-Todo un galán eh...-susurro.-Bien Enzo, acompáñame, pero te advierto que no soy una persona de grandes conversaciones, así que si caminamos en silencio, te lo agradeceré con creces-digo mientras que empiezo a andar.

Camino a un paso ligero pero sin llegar a correr para que Enzo pueda cargar con la moto mientras que caminamos. Le miro un par de veces de reojo y veo que le está costando el trayecto, seguramente más de lo que él se creía.

-¿Te ayudo?-le pregunto.

-Estoy bien-dice sofocado.

-Oh por favor, venga déjame-digo quitando una mano suya del manillar. Ambos empujamos la moto y caminamos lo más rápido posible.

Estamos empapados, literalmente hasta los pelos de las cejas los tenemos mojados. La lluvia cae sobre nosotros sin dejarnos un segundo de descanso. Estamos cansados de llevar la moto a cuestas y la ropa al estar mojada nos pesa más de lo debido.

-Es aquí-digo señalando mi edificio.

-Bien, pues me voy, espero que pases buena noche.

Veo desde el cristal de mi espejo como vuelve a subir a la moto mientras que yo meto las llaves en la cerradura.

-¡Enzo!-le grito para que me oiga con el caso.

-Dime.

-¿Quieres subir? Es lo mínimo que puedo hacer por ti, puedes darte una ducha y te dejaré algo de ropa seca.

-Vivo aquí al lado, no te preocupes, no quiero molestar.

-Insisto, por favor, no es ninguna molestia-digo invitándole con la cabeza a que venga.

-¿Puedo dejar la moto aquí, en este sitio?-señala un hueco delante de mi portal.

-Es el hueco reservado de mi padre, pero no le importaría que aparques tu moto, tranquilo.

Subimos a mi casa y entramos después de secarnos las zapatillas en el felpudo de fuera.

No sé qué estoy haciendo, invitando a mi casa a un completo desconocido. No es habitual en mí ser así de servicial ni de amable, pero me daba pena que se fuese a su casa con el mal tiempo que hace y los dos buenos gestos que ha tenido conmigo sin conocerme de nada.

Me ha impresionado ver como hay gente que es buena de naturaleza, sin ni siquiera tener que hacerlo, sin conocerme y sin que yo haya sido extremadamente amable con él. Pero supongo que mi padre es importante para él y que siente que debía hacerlo.

Podría ser un asesino en serie o querer hacerme daño, pero hay algo en Enzo que me transmite confianza, como si le conociese de antes y pudiese estar tranquila con él aquí. Prefiero quizás no pensarlo, no pienso volver a hacer esto nunca.

-Te daré una toalla y algo de ropa de mi padre, el baño está justo ahí-digo señalando el cuarto de baño de invitados.

Cuarto de invitados desde hace solo un tiempo, antes era el que más se usaba, pero casi ni entramos ya ahí. Al yo tener mi baño y mi padre casi ni estar en casa yo lo he apodado como "baño de invitados".

-Gracias-me dice sonriendo.

Camino hacia la habitación de mi padre, abro la puerta y me quedo impactada. Llevaba tiempo sin entrar aquí, lo primero que veo es el cuadro gigante que tiene de cuando se casó con mi madre. Estaban realmente guapos. La cama colgante está en el centro de la habitación, las paredes son de espejo y con demasiados muebles en tono blanco para mi gusto.

Busco en una de las cómodas de mi padre algo de ropa que le pueda valer a Enzo.

La Saga Destino: Conocerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora