Capítulo 5.

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Me pongo música en el móvil, mi lista de Spotify a la que llamo "ratitos".

Tengo música de todo tipo de estilo, pero sobre todo son canciones en inglés tristes, porque me gustan demasiado y me abren la mente como a mí me gusta.

Hago la ensalada mientras que el filete termina de hacerse y apago la música para buscar algo en la televisión que me pueda entretener.

Coloco los cubiertos y el plato en la encimera de la cocina y cojo una botella de agua para sentarme a comer por fin.

La cocina de mi casa está diseñada al detalle por mi madre, es todo de madera beige, con algún toque en negro. Hace forma de L, va de pared a pared, en el centro está la encimera con cuatro taburetes negros, donde suelo comer cuando estoy sola y donde solía sentarme cuando era pequeña y mi madre cocinaba. Del techo cae una lámpara con las bombillas en forma de gota, demasiado elegante para una cocina, pero es bonita. Y por no hablar de las plantas, toda mi casa está llena de plantas, de tamaños y formas diferentes. Mi padre es un apasionado de las plantas también, es algo que le inculcó su padre cuando era pequeño.

Termino de comer y friego los platos para dejar la cocina recogida antes de que venga mi padre, para que él no tenga que hacer nada y pueda descansar. Es lo justo, él lleva todo el día trabajando y yo en cambio, otro día más que no hago absolutamente nada.

Tengo mensajes sin leer de mi mejor amiga sin leer desde hace dos días. Pero no voy a responder, porque está insistiendo todo el rato en que salga con ella a cenar y no me apetece.

¿Soy mala amiga? Quizás. Pero ella es demasiado buena como para entender el porqué no la respondo ni el porqué no me apetece salir. Soy muy afortunada.

Es mi mejor amiga desde hace unos diez años, estuvo un tiempo saliendo con mi hermano y se volvió parte de la familia. Es con la única persona que tengo contacto sin contar con mi padre. Ella me entiende, me comprende y sobre todo, me ha apoyado en los momentos más difíciles de mi vida. También, porque alguno de esos momentos, los ha tenido que vivir conmigo.

Seguramente mañana la responda, quiero hablar con ella y pedirle el favor de que me acompañe a devolverle a Álvaro sus cosas y poder dejar todo ya de lado y terminar de pasar la página para poder avanzar en ese aspecto de mi vida.

Lucía es y ha sido siempre un pilar fundamental en mi vida, desde que empezamos el instituto y no tenía muchos amigos porque era nueva. Cambié de colegios e institutos más de tres o cuatro veces, hasta que por fin encontré uno que me gustaba y eso fue gracias a ella, que desde que entré por la puerta se acercó a mí y nunca más me dejó sola, hasta día de hoy. Es la única amiga que he tenido, la única persona con la que he podido ser yo misma siempre y eso es lo que más valoro de ella, que nunca me ha juzgado, por eso, si no la contesto sé que ella lo entiende y jamás me lo reprocharía.

Lucía y mi hermano empezaron juntos una noche a escondidas, yo les encontré a los meses en su habitación. Sospechaba que entre ellos había algo pero sabía que no me lo iban a contar, por miedo o vergüenza, pero eso fue una de las cosas que más felices me han hecho en mi vida, ver cómo las dos personas que yo más quería en este mundo, también se querían entre ellos. Su relación acabó porque se dieron cuenta de que como amigos funcionaban más y así fue, se convirtieron en grandes amigos, siempre hacían planes y obviamente yo siempre me apuntaba a ellos.

Qué tiempos aquellos. Los recuerdo como si hubieran sido ayer mismo. Pero ya no volverán, nunca, esa Irina ya no está, ni estará nunca más. Esa Irina murió y ahora, simplemente existe esta, la cual no sabe ni qué hacer con su vida.

La Saga Destino: Conocerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora