Capítulo 32: "No provoques en enojo de un gigante"

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Habían pasado ya los días de Mayo y se encontraban a mediados de Junio, con un clima que era bastante satisfactorio, aunque Soren ya no aguantaba más el largo de su cabello.

Tanto así, que Adalia se encargó de cortarle el cabello.
Era un día tranquilo, y Marck aguardaba en la primera estancia del segundo piso a ver como se vería Soren con el cabello corto, es decir... Cuando lo conoció tenía el cabello idéntico al de su hermana...
Era irritante que por el hecho de ser gemelos quisieran obligar a Soren a verse como su hermana. Comenzaba a ver la maldad de los Thomas en contra de Soren.

Parecía querer ser una reunión, las sirvientas pasaban curiosas a propósito por la estancia principal del  segundo piso para ver los resultados del corte, y Angelo había llegado desde el día anterior sin previo aviso, Marck no estaba molesto con ello, pero si era extraño recibir visitas inesperadas.

Realmente el ambiente era como el de una celebración, en unas horas las sirvientas terminarían sus turnos y estarían reunidas todas. Habían pedido permiso a Marck de organizar una pequeña fiesta en los jardines donde habrían juegos y etc.
Marck lo había dudado un poco, pero no tuvo ninguna objeción al respecto, e inclusive permitió a Adalia llevar a Tara, quien llegaría a la mansión en unas horas.

Angelo platicaba con las sirvientas, sus risas a veces sacaban a Marck de sus casillas; pero estaba mucho más interesado en como se vería Soren, Marck realmente se encontraba feliz de que las cosas hubiesen salido perfectas con su padre.

Soren estaba sentado mirando a la nada, mientras sentía su cabello más ligero a medida que se escuchaba el filo de las tijeras rozar uno con otro. - ¿Va a salir bien Adalia?- Preguntó el chico, quien tan solo miraba sus mechones de cabello dorado caer al suelo.
Adalia sonrió segura de si misma mientras cortaba con cuidado el cabello del rubio. - ¡Claro! ¡Yo le recorto el cabello a Tara!- Contestó con cierto grado de orgullo impregnado en su pecho.

Soren solamente dejó ir un suspiro divertido y cerró los ojos esperando a que Adalia terminase.
No pasó mucho tiempo a la vista de Soren, cuando Adalia soltó las tijeras y corrió por un gran espejo de plata con mango para mostrarle a Soren los resultados finales.

Soren estaba impaciente por verse, tanto que movía su pierna derecha con extrema rapidez por la ansiedad de saber cual era su aspecto.
Adalia llegó con el espejo, redondo y con detalles platinados en el marco.

Adalia se colocó detrás de Soren y extendió la mano, llevándolo frente a Soren para que mirase su nuevo estilo de cabello.
Soren, en cuando su mirada se conectó con su reflejo, no pudo evitar sentir que un orgullo y felicidad le recorrían el cuerpo al mirar y precisar que su cabello esta vez era mucho menos femenino.

Terminó por tomar el espejo para apreciarse mejor. - ¡Wa! ¡Adalia quedó genial!- Exclamó el joven llevándose una mano a sus cortos cabellos rubios que se asomaban tiernamente por su nuca.

Adalia cruzó los brazos y dejó ir un suspiro victorioso. - Lo llamo el estilo de príncipe.- Comentó con sumo ego.
Soren volvió la mirada hacia Adalia arqueando la ceja. - ¿Tengo peinado de príncipe?- Preguntó arqueando la ceja sin creer semejante frase.
- Se ve lindo en ti, eres como ese pequeño y mimado príncipe menor en su trono de caramelos.-

Soren se quedó boquiabierto con el comentario de su amiga. - ¡Tengo 19 años! Todavía quiero comer caramelos pero... No soy un niñito.- Contestó con una sonrisa y el ceño fruncido, intentando seguir la broma.

Adalia sonrió y acarició el ya corto cabello del joven. - Creo que Marck estará encantado con tu corte.- Comentó Adalia animadamente.
Las mejillas de Soren cambiaron drásticamente de tono, evidenciando la timidez en un color rosáceo.

"El arte de la mentira"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora