"El arte de la mentira"

Capítulo 37: "Cada vez más cerca"

Una extrema tensión, luchando por sobrevivir a la traición; enganchados uno del otro en un intento por no acercarse a las vías del tren, las cuales oxidadas por los años y las constantes lluvias rechinaban con los grandes movimientos.

- Me traicionaste, me mandaste a matar para quedarte con todo.- Exclamó uno de ellos, mirando a los ojos del otro, con molestia pero sin una pizca de dolor.

- No lo entiendes Abdel, la recompensa que ofrece Gallagher es la más grande que podía haber recibido jamás.- Contestó el segundo con ese típico aliento alcohólico.

- Yo hice todo el trabajo... Te has osado a querer robarlo y matarme después..

Marx Ende y Abdel Watson se miraban a los ojos, en una pelea que se convertiría en algo más fuerte de lo que parecía.

(...)

Los días siguientes fueron muy tranquilos para Soren, Marck había vuelto al trabajo y llegaba constantes veces tarde, sin embargo llegaba con diferentes cosas.

Le había propuesto a Soren utilizar una de las habitaciones vacías para comenzar una pequeña biblioteca, por lo que siempre llegaba con unos cuantos libros que podía conseguir de paso del trabajo y aunque llegaba cansado, se tomaba su tiempo para acomodar y analizar los libros con Soren.

Esta vez Soren caminaba para poder acomodar los nuevos libros que había traído Marck, estaba decidiendo si tendrían un orden o simplemente los acomodarían aleatoriamente. Soren llegaba a recordar vagamente que su abuelo le decía que lo divertido de acomodar libros aleatoriamente era que siempre te llevabas una sorpresa.

Marck estaba sentado mirando los libros, sin saber realmente como acomodarles ya que no tenían tantos como para ponerlos en un orden específico.
- ¿Cómo crees que podamos ponerlos?- Preguntó el pelirrojo suspirando tenuemente. Soren caminó en círculos un poco y se sentó junto a Marck.  - Realmente es importante el orden, pero no tenemos libros suficientes como para clasificarlos del todo.- Contestó el rubio en otro suspiro.

Marck sonrió tiernamente, contrayendo las rodillas y ladeando la cara mirando a Soren cual adolescente curioso. - Mi padre dijo que está muy feliz de que hayamos decidido poner una biblioteca, y mañana enviará algunos libros para ti.- Dijo entusiasmado.

Soren se dibujó una tierna sonrisa dulce y cariñosa, parecía que realmente Otón le había adoptado en los últimos días, ya que recibía regalos y de vez en cuando se enviaban cartas. - Dile que muchas gracias, de verdad le agradezco.- Contestó.

Marck tomó un gran libro, que tenía una cantidad de páginas realmente bastas; un libro que había tenido la historia impregnada entre las amarillentas y algo tiesas páginas que le conformaban en ese tapiz de tela color azul un tanto roto por el tiempo y la humedad. - Este libro es enorme.- Exclamó Marck cual niño pequeño.

- ¿No leías mucho de pequeño?- Preguntó Soren algo curioso el rubio.

Marck rió un poco. - Siempre fui un niño ocupado, entre clases de diferentes cosas; lo más que quería en mis tiempos libres era jugar con Angelo o hacer cosas de niños, a menudo me gustaba montar y llegar hasta el límite de mi residencia para ver a las mariposas.- Comentó el pelirrojo suspirando con cierta nostalgia.

Soren sonrió absorto en el relato, imaginando  cada detalle de las facciones de Marck más pequeñas e infantiles, causando un shock de ternura tan profundo en Soren.
- Que hermoso...- Comentó.

Marck rió un poco rascándose la nuca ligeramente. - ¿A ti no te gustaba hacer algo así?- Preguntó.

- Pues... Mis padres no me dejaban salir a menudo, y sabes que mi mansión era una auténtica mansión; pero solo tenía dos pequeños patios.-