Soren se levantó, sacudió sus manos una contra otra y se retiró del lugar sin decir nada, dejando a todos los presentes sorprendidos y chocando la palma de la mano con la de Tara, yéndose ambos del lugar.
Marck precisó el penoso estado de su amigo, quien al parecer el golpe le había dolido más de la cuenta.
Se colocó en cuclillas mirando a Angelo a los ojos. - Vamos a tener que ganar nuestra confianza poco a poco otra vez.- Exclamó Marck, pues no era tan fácil.Angelo, asintió colocandose sobre sus rodillas y abrazando a Marck. - En verdad perdón... -
- Saluda a Evangeline de mi parte. Contestó Marck ayudando a Angelo a levantarse y guiándolo a la puerta.
(...)
- Es genial lo que hiciste Soren, sin duda estoy sorprendida.- Exclamó Tara alegremente mientras columpiaba las piernas sentada en la cama. Soren encogió los hombros con una sonrisa surcada en la cara.
- Mi mamá siempre dijo que algo pequeño puede dejarte más que satisfecho. Dijo el rubio, realmente le había bastado con ello, puesto que no solo era el dolor físico, le había humillado y sabía que eso había dolido bastante más.
Tara rió a carcajadas tirándose por completo a la cama de Soren, mientras abrazaba la almohada de este. - Tu nana Marzialle no pudo redactar la carta de regreso, pero recibió la tuya.- Dijo Tara pellizcando la orilla de esta.
- ¿No dijo nada?- Preguntó el rubio bastante insistente en el tema mientras se sentaba en su taburete.
- Nos preguntó si estabas bien, mi mamá tuvo el impulso de decirle lo de Angelo pero de lo impedí.- Contestó la chiquilla.- Bien hecho Tara, te lo agradezco.
La jovencita se enderezó apoyándose sobre la almohada mirando fijamente al chico. - ¿Porqué no quieres que se entere? ¿Qué no esto era grave?- Preguntó.
Soren dejó ir una pequeña sonrisa de nostalgia. - No quiero preocuparla demás, me siento mucho mejor ahora, además mi relación con Marck ha sido preciosa estos dos días.- Contestó el rubio, colocando su dedo índice justo en el centro de sus labios indicando silencio.
Tara soltó una risilla pícara en reacción de las acciones de Soren. - Sonaste cual adolescente enamoradiza.- Contestó mientras negaba con la cabeza.
- N-no es verdad... Yo...- La cara de Soren se tiñó de rojo, mientras bajaba la cabeza buscando donde esconderse, lo cual causó las carcajadas de su amiga.
(...)
Por la tarde llegó Otón, obviamente preocupado puesto que Marck solo había puesto en la carta la leyenda: "Ya está".
Se encontraban en la hora de la cena, Y Adalia se encontraba en su casa, puesto que había ido a dejar a Tara y aún no regresaba, por lo que Soren y Marck supusieron que se había quedado a cenar con su familia.
- Realmente no me esperé que lo fueses a golpear.- Dijo Marck cortando un trozo de pan con las manos.
- Lo lamento, pero no pude controlar ese impulso.- Contestó Soren, en un tono en el que no se sabía si se arrepentía o no.- Pues no me parece que haya hecho mal, después de todo lo merecía.-
Soren bajó la mirada algo apenado, era casi utópico saber que Marck le defendía tanto inclusive en contra de Angelo.- Realmente sé lo importante que es Angelo para ti Marck, de verdad no quise causar un conflicto tan fuerte entre ustedes.-
- Pero tú no fuiste quien ha causado este conflicto Soren, él fue quien decidió hacerlo.Soren sonrió calurosamente con ello, era demasiado lindo que Marck le tratase así. Claro que no me trataba tan bien como a Eloise, pero ya hacía bastante que no sentía la amabilidad del pelirrojo.
ESTÁS LEYENDO
"El arte de la mentira"
RomanceSoren Thomas es un chico de 18 años que vive en Inglaterra del siglo XIX Con trastornos serios de memoria y un cuerpo seriamente deformado con un corset. Vive una vida monótona a lado de sus padres los cuales no tienen sentimientos de cariño por su...