¿Qué era ese sentimiento? Un escozor le invadió las paredes de la garganta, como una fuerte quemadura que se había iniciado desde el agujero que tragaba todo a su paso en su estómago. Eso era lo que comenzó a sentir aquel joven de frágil corazón y de careta cristalizada al escuchar la mención de aquel par de titanes que se habían encargado de destrozar todo lo que su vida representaba.
— ¿E-en serio llegaron?- Se escuchó a lo lejos, pero tan cerca la titubeante y varonil voz de Marck, cosa que hizo que Soren le mirase de reojo, aún en ese estado de shock al que había arribado. Era tan fuerte, que entre las pocas cosas que escuchaba se hallaba un terrible zumbido que comenzaba a taladrar sus oídos.
— Aquí están... Con el inspector que usted envió.- Contestó entonces la voz de Adalia, que sonó como un murmullo en el viento ante los masacrados oídos de Soren.
Adalia posó entonces su preocupada mirada en el muchacho, que de un momento a otro su piel comenzaba a verse grisácea, y el par de ojos verdes que siempre estuvieron en un frío escudo lucían como si en cualquier momento fuesen a derrumbarse como toda la existencia del mismo.— Haz que pasen Adalia, aunque no quieran.- Sentenció con rigurosidad el pelirrojo, frunciendo el ceño con desdén y colocando el puño en su cadera con autoridad. Era cierto que no amaba más a Eloise, y que su tesoro más grande se hallaba a su lado, pero eso no evitaría que esa temible pareja pagase por el constante maltrato que ocasionaron en aquella pequeña lágrima de sol, a la cual llamaba Soren.
— ¡No Marck! ¡Por favor, déjales ir!- Exclamó con rapidez el chico, quien inundado en un temblor, se sujetó a las prendas que envolvían a su amado. Por lo que, el mismo emitió una suave sonrisa y acarició amablemente su cabello. — Tranquilo, no permitiré que te hagan daño.- Contestó, para tomar la mano de Soren y besar el dorso de la misma. — Nadie va a lastimar a la persona que amo...
— ¡Te lo suplico Marck!—Contestó Soren aferrando su mano a la del pelirrojo. — Ya no los necesitas... Tal vez, no lo recuerdo... Pero dices que me amas ¿no? Hazlo por mi.-— ¡Y es por ti que les daré su merecido!- Exclamó entonces, dedicándole una segura sonrisa al joven, soltando su mano; e indicando a Adalia que la orden era contundente e irrevocable.
Soren se llevó ambas manos a la cabeza, apretando las quijadas tan fuerte que pudo sentir un dolor recorrer las raíces de sus muelas. Eso no era posible, no podía estar pasando. Sus padres se hallaban afuera, con la boca muy abierta, y la lengua lo suficientemente larga y flexible como para lograr desatar el nudo que Soren entretejió con una mentira... Y que permitía que el mismo no cayese al vacío.
Se volvió sobre su propio eje y apretó los párpados con rapidez, tenía que pensar en algo rápido... Impedir que sus padres hablasen.
Por su mente pasaron ideas estúpidas, estrafalarias, fantasiosas y hasta terribles; como lo era impedir su habla por medio de métodos brutales y que atentaban con obviedad la vida de sus progenitores.Por su mente pasó una fugaz solución, que lo único que provocaría sería una mentira más grande. Pero después de todo eso era lo que Soren siempre fue... Un mentiroso. Ya no sabía como sentirse seguro sin ellas, su integridad estaba formada por mentiras, y el engaño era su arma más grande. Sin eso Soren no era nada.
Por lo que pensó en aliarse con sus padres una vez más, indicarles que él les dejaría ir a cambio de su silencio por la madrugada y al día siguiente... Todo sería un accidente. Marck no tenía porqué enterarse... ¿Cierto?
¡Marck no tenía que enterarse nunca!Con esa idea atornillada en su dañada y casi psicótica mente, comenzó a caminar en círculos por toda la estancia, con una sonrisa poco convincente para sí mismo. Intentando persuadir a su idealismo realista de que aquello funcionaría. Si funcionó una mentira funcionarían muchas más ¿verdad?
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"El arte de la mentira"
RomanceSoren Thomas es un chico de 18 años que vive en Inglaterra del siglo XIX Con trastornos serios de memoria y un cuerpo seriamente deformado con un corset. Vive una vida monótona a lado de sus padres los cuales no tienen sentimientos de cariño por su...