Pasaron todavía dos días después de lo último; Soren no tocó el tema con Marck, ambos estaban huyendo del otro sin siquiera tener razones suficientes porque a pesar de que ambos portaban una valentía inigualable impregnada a cada una de sus partículas... Toda aquella desaparecía misteriosamente cuando sus ojos se encontraban en ese idioma sin palabras que exigía que hablasen.
Y si ninguno quería hablar, las pláticas hablaban de cientos de cosas, pero jamás tocaban el tema del que huían.Era Jueves por la tarde, Soren acababa de llegar de aquel compromiso en el que se metió con Jeanne y sus amigas, había tenido que irse antes que Marck por lo que no se lo había topado en todo el día.
Entró a la mansión cansado, queriendo arrancarse los tacones y no verlos nunca en su vida, necesitaba alguien que desajustara el corset que le estaba matando y tomar un baño urgente para quitarse esas bragas que rozaban su frágil piel con el encaje.
Si, comió todo lo que quiso durante la reunión y eso fue un pequeño paraíso pero no valía estar tanto tiempo con el corset ajustado para que levantase su pecho, se había acostumbrado a tenerlo amoldado a su figura y no que este amoldara su figura... En fin, ahora todo lo que quería era tomar el baño más largo de su vida y hablar algo que de verdad tuviese algún valor o por lo menos inteligente. Era lo único que quería después de escuchar a todas esas mujeres hablar y hablar de cosas más huecas que una nuez descompuesta.
Subió pesadamente la escalera principal, tenía tantas ganas de quitarse los zapatos que le quedaban un tanto pequeños. Pero cuando llegó a la segunda planta se encontró con una imagen bastante agradable.
Marck estaba dormido, apoyando su cabeza entre sus brazos sobre la mesa del comedor, la tranquilidad reinaba por el lugar; pero se notaba que Marck estuvo en constante estrés antes de quedarse dormido, aquel oscurecimiento por debajo de sus ojos lo delataba.
Soren caminó con lentitud, intentando no provocar ruido con el chocar de sus tacones contra el suelo, se acercó a Marck y se inclinó levemente mientras acariciaba la espalda del pelirrojo para despertarlo de manera tranquila. Susurró levemente un: "Estoy aquí" al oído de Marck, intentando no ser brusco con el sueño interrumpido.
Marck suspiró pesadamente aún dormido, removiéndose como un pequeño niño. Soren dejó ir una tierna risa y susurró de nuevo a su oreja. — Vamos Marck, despierta...- Dijo una vez más, con la voz baja y cariñosa; acariciando la mejilla del pelirrojo con cuidado.
Marck abrió pesadamente los ojos, encontrándose con la cara de Soren que se denotaba en parte distorsionada por los soñolientos ojos del mayor. — S-Soren...- Dijo enderezándose lentamente mientras se estiraba y bostezaba estruendosamente.
— Ya regresé Marck, todo salió bien.- Contestó el rubio con una tierna sonrisa, mirando minuciosamente los ademanes de Marck mientras intentaba despabilarse tallando sus ojos con las mangas de su camisa.
— Ya veo... ¿Qué hora es?- Preguntó el pelirrojo bostezando se nuevo.
— No estoy seguro, iré a darme un baño...- Contestó Soren enderezándose para dirigirse a su habitación.Marck por simple impulso, aquel que le obligaba a hacer las cosas sin pensar si quiera un poco tomó a Soren del brazo antes de que se retirase. Soren se volvió un tanto nervioso, la acción de Marck no le tomó en absoluto por sorpresa, sin embargo esperaba que no fuese para hablar de ese tema que tan bien se les había dado olvidar.
— ¿Q-qué sucede?- Preguntó este cerrando el puño en la falda de su ya conocido vestido rosado.
Marck suspiró desconcertado consigo mismo, ni siquiera sabía cual fue su móvil en ese instante. — Eh... P-pues... Quería preguntarte si cenarás conmigo hoy.- Contestó el pelirrojo como último recurso ante su falta de ideas.
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"El arte de la mentira"
RomanceSoren Thomas es un chico de 18 años que vive en Inglaterra del siglo XIX Con trastornos serios de memoria y un cuerpo seriamente deformado con un corset. Vive una vida monótona a lado de sus padres los cuales no tienen sentimientos de cariño por su...