Soren se fue a la cama, nadie podía igualar lo que sentía en esos instantes, nadie podía igualar su coraje y tristeza y ese sentimiento de encierro...
Se sentía utilizado, domado, y humillado. Sin mas, se dispuso a dormir.Se veía a si mismo sentado frente al mar, sentía un clima completamente helado e inclusive la arena estaba fría.
Sentado, mirando las olas moverse violentamente y el mar picado azotaba su propio esplendor salpicando con la brisa helada la delicada cara de Soren.
El solo miraba el gris y picado mar y su esplendor salvaje.
Pero de repente, comenzó a sentir que el agua se contraía y poco a poco dejaba de ser tan salvaje, llegando al punto en que las aguas calmadas estaban, mas sin embargo Soren sabía que algo malo sucedía, cuando el mar comenzó a retroceder, secando la playa. Ahora sabía que sucedía... El mar se estaba secando.
Intentó moverse para evitar que el mar se secara por completo, pero simplemente su cuerpo se mantenía rígido sentado en la arena.
Poco a poco el mar se fue desvaneciendo dejando un paisaje triste con grietas secas en la arena, Sin embargo no dejaba de hacer frío... Una lágrima helada rodó por la cara de Soren y cayó sobre la arena, la cual la absorbió con rapidez y necesidad...
Sintió que un dulce beso el la frente le despertaba, y era cierto, Marzialle le había despertado de la manera mas dulce que podía...
Se enderezó entre las sabanas y sintió una punzada de dolor en la parte frontal de su cabeza lo se lo obligó a llevarse la mano ahí haciendo una mueca de dolor. - Tienes los ojos rojos... Lloraste toda la noche... ¿Cierto?- Preguntó la señora preocupada por el chico.
Soren la miró sin decir nada y asintió, cuando vio a su madre entrar a la habitación con un paquete entre manos. - Este vestido lo usé yo cuando conocí a tu padre Soren. Comentó completamente alegre.
Soren relojeó los ojos molesto, su madre en verdad no podía ocultar la felicidad que le causaba ver a su hijo como hija.
Soren se levantó sin decir nada, con la mirada opaca y un ceño que no demostraba ninguna expresión, después de todo se sentía como un autómata, sin voluntad... Siendo arrastrado por los hilos de sus padres.
Marzialle acudió al baño al igual que Sarabeth, pues esta había propuesto que lo bañaran entre las dos. Soren se fue quitando el pijama dejando ver su espalda naturalmente arqueada, antes de que pudiese entrar a la bañera, Sarabeth le detuvo vertiendo una colonia que despedía fragancia a rosas dentro de la bañera. - Eloise tiene un olor muy lindo...- Dijo con una sonrisa, Soren miró el perfume caer sobre el agua y solo suspiro metiéndose de una vez en la bañera.
Sintió a ambas mujeres tallando su espalda y brazos con la esponja, no tenía siquiera ánimos de moverse, tanto que cuando dejaban de sostener alguna de sus extremidades, este la dejaba caer si más.
Salió la bañero recibido por una toalla que lo envolvió cálidamente, el aire frío pegó contra su cara y este no hizo ninguna mueca por mas que sentía que dañaba su cara.
Fue llevado a la habitación siguiente frente al gran espejo de cuerpo completo, mirando la ropa que reposaba al filo de la cama, abrió la boca sorprendido al mirar que inclusive la ropa interior era femenina; mas no dijo nada, no quería decirlo, no quería ni dirigir la palabra a su madre.
La ropa interior se la puso el solo, ya estaba grande como para que alguien le vistiera sus partes genitales. Miró asqueado las bragas blancas con encajes rosas en las orillas rozando las entrepiernas del joven.
Iba un paso que no sabía, por ende Sarabeth y Marzialle le ayudaron, extendió las piernas hacia un pequeño banco de tela para sentir la suave tela de las medias blancas deslizarse por sus piernas envolviéndolas en ese color blanco, terminando en un encaje del mismo color que el encaje de las bragas.
Marzialle sacó un pequeño elástico color rosa y lo colocó en cada extremo de los encajes formando el perfecto liguero. Soren se levantó mirándose al espejo, molesto y asqueado.
Le colocaron el fondo del vestido para que la tela interior de la falda de este no rozara sus piernas.
Marzialle le colocó la falda del vestido la cual estaba esponjada y no tenía gran cantidad de detalles, solo era color rosa con algunos encajes de diferentes diseños al rededor. Observó como Marzialle traía consigo a su viejo y tortuoso compañero... El corset, como lo odiaba.
Marzialle lo colocó en su cintura y parte del pecho sin llegar a la parte superior donde se encontraban sus pezones cubiertos por el fondo. Soren suspiró tomando aire y colocó las manos apoyadas en el espejo, ya eran cuatro años de su vida en que no lo usaba.
Marzialle tiró de las cuerdas del corset con fuerza haciendo que Soren perdiera el aliento y dejara ir un gemido seguido de una pequeña mueca de incomodidad. - ¿Estas bien joven Soren?- preguntó la mujer preocupada, Sarabeth arqueó la ceja molesta. - Marzialle... Mas apretado, tiene que sacar el pecho al respirar.
Marzialle con una mirada de compasión tiró de las cuerdas de nuevo, y Soren sintió como las varillas se encerraban al rededor de el estrechando su abdomen.
Marzialle amarró las cuerdas del corset y seguido de esto colocó la blusa del vestido, que era un juego perfecto.
Soren se miró al espejo, ahora su figura esbelta se notaba del todo, respiraba casi jadeante, sus pulmones apenas y se podían expandir para recobrar aunque sea un poco de aire.
Marzialle le tomó del hombro y este la miró, con el ceño preocupado y la desesperación que tenía encima.
Le sentó frente al tocador comenzando a maquillarle, un poco de polvo en la cara con polvo rosa para denotar sonrosadas sus mejillas, polvo azul sobre sus párpados y un poco de labial color rosa. No era tanto maquillaje, pero si que cambiaba la cara de Soren, sus ojos se veían mas grandes y su cara mas afilada.
Abrió los ojos mirándose en el reflejo, ese no era el... El no podía ser así, el no podía ser una dama... El era un chico y siempre lo quiso así... ¿Porqué en toda su desgracia todos querían que fuera algo que no era?
Sarabeth aplaudió complacida, nadie jamás lo notaría, ella tomó un collar del alhajero y se lo colocó a Soren, un collar con una perla que que reposaba sobre su pecho en la piel descubierta del escote.
Sarabeth tomó unos aretes de broche y se los colocó, ahora sí... Soren ya no se veía mas como ese chico arrogante y frío que era, sino como toda una dama...
Una dama fría y melancólica.
Sarabeth sonrió con entusiasmo, y entonces el timbre de la gran mansión sonó, la mujer emocionada tomó las manos de Soren. - ¡Debe ser el señor Gallagher! Exclamó alegre y salió de la habitación para recibir al chico.
Soren se caminó por la habitación con un poco de dificultad por los pequeños tacones de sus zapatos, se sentó a la orilla de la cama bajando la cabeza, sentía nauseas y ganas de llorar; Marzialle se sentó junto a el tomando su mano en forma de apoyo, notó que los ojos de Soren comenzaban a humedecerse y los limpió con sus dedos. - Niño Soren, no debes de llorar... Se te correrá el maquillaje...- Era una manera de decirle que no llorara, ella sabía perfectamente por lo que Soren estaba pasando y lo sentía, sentía suma lastima por su niño. Solo logró abrazarlo con cuidado de no lastimarlo.
Emil entró a la habitación y Marzialle se separó de Soren inmediatamente. Emil señaló a Marzialle que se fuera y esta lo hizo, Emil solo se quedó mirando al chico, parpadeó maravillado con el trabajo y se acercó tomándolo del rostro. - No se nota para nada... ¡Es espectacular! Toda una dama...- Comentó feliz de la vida, Soren solo levantó la mirada entrecerrando los ojos y mirando a su padre con odio. - Espero que esta vez no lo arruines.- Dijo con seriedad. Soren solo bajó la mirada negando con la cabeza. - Vamos, levántate y muestrame que puedes hacer algo bien.
Soren se levantó caminando con cierta dificultad por los pequeños tacones y se dio la vuelta mostrando todo su atuendo a su padre, este dio dos aplausos y se retiró, no sin antes presionarlo y decirle que el señor Gallagher ya estaba en la sala.
Soren caminó hasta poder precisar a su madre hablando con Marck, le miró entre cerrando los ojos tratando de analizarlo, era sonriente... Demasiado para el gusto de Soren.
Marck platicaba animadamente con Sarabeth, intercambió unas cuantas palabras con Emil y levantó la mirada hacia arriba, mirando a Soren.
Soren irguió la espalda y caminó hacia la escalera tocando el barandal con sus finos dedos descubiertos. Soren se sentía presionado con la mirada de Marck sobre sí, sus ojos eran preciosos, pero le estresaba tener esos esa mirada azul turquesa enterrada sobre el, era invasivo.
Comenzó a bajar las escaleras nervioso y cuidando que no se tropezara con los tacones. Observó como Marck se colocaba al pie de la escalera para esperarlo, eso le desconcertó, ¿Que se supone que debería hacer ante aquella acción?
Al llegar pudo precisar mejor su rostro, era bastante atractivo, de barbilla afilada y mentón perfecto. Se percató de que le extendía la mano, Soren tomó su mano sin saber realmente que podría suceder después de ello.
Marck sonrió ayudándole en los últimos escalones, Sintió el tacto suave de la piel de Soren, aunque también notó sudor; Marck no le dio importancia, supuso que "Eloise" estaba nerviosa por su presencia.
Emil tomó a Soren de los hombros mirando a Marck. - Señor Gallagher, ella es mi princesa... Eloise.-
Soren hizo una mueca de humillación al escuchar la palabra "Princesa"
Marck tomó la mano de Soren mirándole a los ojos. - Un placer, señorita Thomas. Exclamó con sus ojos perdidos en los propios, Soren se percató del aura fantástica e ilusa que tenía Marck, que arqueó la ceja sin saber que pensar.
- E-el placer es todo mío... Señor Gallagher...- Comentó parpadeando confundido.
Marck se inclinó ante el en una reverencia sobre exagerada al punto de vista de Soren. - Por favor señorita Thomas, llámeme Marck. Explicó con elegancia, Soren no sabía que decir, alguna vez leyó que algo que atraía mucho a los hombres eran las mujeres difíciles. - Yo no le puedo llamar por su nombre... Le acabo de conocer. Dijo tratando de sonar rígido.
Marck acercó ambas manos de Soren hacia su pecho. - Pero yo si le quiero llamar Eloise... ¿Puedo hacerlo? Preguntó sin dejar de mirar a los ojos de Soren, este tuvo que hacer un gran esfuerzo por no fruncir el ceño, era un niño hasta en algún punto obstinado, acostumbrado a decir siempre lo que pensaba sin importarle las consecuencias, y eso era lo que ahora lo mantenía encerrado. - ... Y-yo... E-esta bien señor Gallagher.
Sarabeth detectó el nerviosismo de su hijo e intervino entre ellos. - Marck, ¿Qué le parece si pasamos al comedor para desayunar? Exclamó nerviosa y con una sonrisa poco convincente, Marck asintió y levantó la mano de Soren depositando un pequeño beso en el dorso de esta.
- Vaya con mi marido, yo tengo que hablar con mi hija. Comentó Sarabeth tomando delicadamente a Soren del brazo.
Emil comenzó a encaminar a Marck al comedor. Sarabeth atrajo a Soren a un rincón cerca del comedor. - Vamos a desayunar, compórtate, eres una dama no un chico.
Soren entrecerró los ojos viéndola fijamente. - Solo seré yo... No haré nada malo.
- Perfecto, eres mas callado que el hielo y eso les gusta a los hombres, eso me agrada.
Soren negó con la cabeza y una pequeña sonrisa de formó en el. - ¿Que se siente no conocer a tu hijo nunca? El peor castigo que puedo hacerles, es el no conocerme y que se formen a la idea de que soy alguien totalmente frío.
Con esto, Soren caminó hacia el comedor, con cuidado por los tacones, Sarabeth nerviosa por el dialogo salió corriendo por su hijo, pero ya era tarde, el ya estaba junto a Marck.
Este separó una silla de la mesa para ofrecérsela a Soren, este se inclinó un poco musitando un "Gracias" y se sentó.
Soren se la pasó callado en la mesa, concentrado en comer, quería un poco mas del plato principal de pavo con avellanas, pero al ser una "dama" no debía comer tanto, ahora mismo pensaba que si sus padres no fueran tan ignorantes, sabrían que a los 18 años una "dama" aún necesita comer bien para desarrollarse.
La plática le parecía tan aburrida, sus padres solo hablaban de dinero y dinero, si quiera literatura o las artes, una plática bohemia podía hacerle feliz, pero no... Solo dinero.
Marck notó el aburrimiento de Soren y le sonrió un poco. - ¿Qué te gusta hacer a ti Eloise? Le preguntó con una sonrisa. Soren se irguió la espalda. - Leo y dibujo.
- ¿Sabes pintar?
Sarebeth le miró fulminándole con la mirada, se supone que una dama no podía emocionarse tanto con las artes. - No, eso no es de damas, despierta pasiones.
Marck rió un poco. - Si gustas, puedo enseñarte a hacerlo. Comentó con tranquilidad.
Soren no dijo nada, desviando la mirada hacia sus padres.
Llegó el postre, un delicioso pastel de chocolate con algo de fresa, se veía sumamente apetitoso, Soren abrió los ojos emocionado al ver ese delicioso postre que le esperaba.
Lo comieron de manera tranquila, sin embargo Soren se lo terminó en un santiamén, dejando apenas unas migajas. Entonces, una gran idea se le ocurrió para desagradar al pobre Marck.
En cuanto Marck se volvió la cabeza hacia la madre se Soren, este partió un poco de la rebanada de pastel de Marck y la colocó en la cuchara.
En cuanto Marck se volvió hacia Soren, pudo observar una cuchara con un poco de pastel hacia el, y Soren sosteniéndola. - Señor Gallagher... Diga: "Ah"- exclamó Soren en un tono sumamente infantil, eso hizo que ambos de sus padres le fulminaran con la mirada, pero poco le importó.
Marck le miró perplejo parpadeando varias veces, Soren no pudo evitar dibujar una sonrisa en su rostro al ver la cara confundida del chico.
Pero todo cambió cuando Marck también sonrió y tomó la muñeca de Soren acercándose a la cuchara y tomando el bocado con los labios, masticó el pastel sonriéndole a Soren. - Es delicioso señorita Eloise...- Dijo con amabilidad, Soren abrió muy bien los ojos desviando la mirada hacia sus padres, quienes también estaban bastante sorprendidos.
Terminó la cena y Marck tomó las manos de Soren llevándolas a su pecho. - Señorita Eloise... ¿Te gustaría ir conmigo al teatro? Preguntó seriamente, Soren no supo que decir, le encantaba ir al teatro, pero su madre tenía idas locas. Sarabeth sonrió y se acercó. - Perfecto, hace mucho que no vamos al teatro. Comentó aplaudiendo.
Marck tragó saliva y se volvió hacia Sarebeth irguiendo la espalda. - Disculpe pero... Solo invité a Eloise... - Dijo tratando de no sonar grosero, eso le causó gracia a Soren, mas la cara de desilusión de su madre, se aguantó la risa. - ya entiendo... Solo ustedes dos, e-esta bien.- Dijo dando dos pasos atrás.
- ¿Puedo platicar con Eloise? A solas...
- Esta bien, en el jardín podría ser...
Marck sonrió un poco y tomó la muñeca de Soren, lo que automáticamente hizo que Soren se alejara un poco, caminaron hacía el jardín, hacía frío, a Marck no le gustaba el frío... Pero muy por el contrario, Soren se sentía tan identificado con el.
- Una fuente para pájaros...- Dijo Marck entusiasmado mirando la fuente, Soren suspiró un poco. - Justamente ayer vino un ave... Se fue, pero era muy linda...- Dijo al aire, pensando en Tara.
Llegaron a la banca y al momento de sentarse, Soren sintió una punzada en la espalda causa de que ya no estaba tan acostumbrado al corset. Se quedó parado emitiendo un ligero gemido, Marck se acercó preocupado tomándolo de la cintura. - ¿Estás bien? Preguntó aparentemente preocupado, Soren lo alejó con la mano. - Lo estoy, no debería tocarme de esa manera. Dijo exagerando demasiado el hecho del agarré que tuvo Marck en su cintura, Marck reaccionó y soltó a Soren aun preocupado.
Se sentaron ambos y Marck precisó el columpio. - ¿Es tuyo?- Preguntó señalándolo, Soren parpadeó y miró el columpio. - Es de mi hermano... El todavía se columpia en el. Dijo sintiéndose extraño al hablar como si fuese otra persona.
- Ya veo... Tuya es la fuente y las rosas ¿No?
- si... Mi hermano se conforma con el columpio.
Marck acercó su mano a la mano de Soren entrelazando sus dedos, Soren solo parpadeó y le miró por el rabillo del ojo, - Iremos a ver Romeo y Julieta... ¿No te gustaría tener una historia como la de ellos?- Preguntó en un tono ilusionado, Soren dejó ir un pequeño suspiro osado y se volvió hacia el. - No. Exclamó crudamente y de manera abrupta.
Marck se quedó callado y sorprendido mirando a Soren. - ¿P-Porqué? Todas las chicas quieren una historia así.
Soren sacó el aire un poco irritado. - Porque no han reflexionado y mucho menos leído la historia... Piénselo, un amor tan prohibido, que causa disturbios y la única manera de ser felices juntos es el suicidio... Por lo menos a mí no me gustaría una historia así... Tal vez... - Bajó la mirada un poco. - Una fuerza de amor como la que se tenían... Si.
Marck sonrió y levantó la mano de Soren besándola. - Eres culta... Me gustas Eloise...
Soren frunció el ceño y suspiró. - No le puede gustar alguien tan rápido.
- Yo sé que no, pero me gustas... Me gustas mucho.
Marck se levantó y junto a el Soren, Marck se inclinó en una reverencia y volvió a besar el dorso de la mano de Soren. - Nos vemos mañana... Para ir al teatro...
- Hasta luego señor Gallagher.
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"El arte de la mentira"
RomantizmSoren Thomas es un chico de 18 años que vive en Inglaterra del siglo XIX Con trastornos serios de memoria y un cuerpo seriamente deformado con un corset. Vive una vida monótona a lado de sus padres los cuales no tienen sentimientos de cariño por su...