Capítulo 14: "Petición de Matrimonio"

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Hola! Bueno, quiero dedicar este capítulo a tres personas que me hacen críticas constructivas para esta obra,
Ojo! El contenido del capi no tiene que ver con mi dedicatoria, sino que quiero que estas personas sepan lo muy importante que son sus comentarios y puntos de vista para mí.
Primero que nada quiero dedicarlo a @lalunayelgato quien siempre siempre siempre comenta en los capis.
A @TamyCaptor quien me dio buenas críticas y me gustan sus obras ;) sus fics de Hetalia son muy buenos
Y a @Marieli-2015 quien me dio un precioso mensaje con su critica constructiva, sin mas preámbulos aquí el capi.
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Soren durmió como un tronco, navegando entre sueños pintorescos, añorando la libertad ausente y vagando entre la brisa de los bosques de la satisfacción de la calidez.

Despertó mas tarde de lo normal, perfectamente descansado, estirando sus brazos y desviando la mirada hacia la ventana, la cual tenía las pesadas cortinas amarradas, mostrándole que el día estaba nublado.
Soren se cubrió los brazos con ambas manos, cruzando los brazos se frotó para hacer un poco de calor con la fricción; era completamente evidente el frío.

Se estiró un poco, y acomodándose el cobertor en la espalda como si fuese una capa, caminó hasta el pasillo, cuando se topó con Marzialle, quien como de costumbre cargaba la bandeja de plata con agua hirviendo.
- Te haz levantado tarde Soren, justamente me dirigía a despertarte. Exclamó Marzialle teniendo el cuidado de no dejar caer ni una gota de agua hirviendo en la alfombra que forraba el pasillo.
- Ya veo... ¿Qué hora es?

La mujer se dio una pequeña vuelta aun con la bandeja en manos, mostrándole a Soren la cadena de reloj de bolsillo que sobre salía de entre el delantal y el vestido.
Soren tiró de la cadena sacando el reloj, lo abrió observando las manecillas del reloj. - Son las diez de la mañana...- Susurró mirando el reloj, con los pensamientos vagando todavía en los sueños.

- Vamos Soren, ve a asearte. Dijo la mujer caminando con la bandeja de plata en manos, después de haberla vertido en la bañera; Soren estaba dispuesto a continuar con su ritual de higiene.
Pero Sarabeth entró rápidamente abriendo la puerta de un golpe y dejando ir un estruendo enorme al impactar esta contra la pared.
Soren frunció el entrecejo regresándose la pijama y cubriéndose el cuerpo. - ¿¡Qué haces aquí Sarabeth!?- Preguntó inflándose las mejillas que denotaba los berrinches del chico.

Sarabeth caminó por el baño completamente campante, ignorando por completo la actitud rebelde de su hijo. - Tómate el tiempo que quieras Soren, después de todo hoy es un día hermoso.- Exclamó la mujer juntando sus manos en un aplauso y regresando por donde llegó.

Soren suspiró contrariado y se dispuso a meterse a la bañera.
El baño fue estupendo, Soren en verdad se estaba tardando, haciendo burbujas debajo del agua y jugando con la espuma; colocándola en sus manos y aplastándola entre sus manos, la espuma se desintegraba en diferentes fragmentos que volaban tenuemente al rededor de la bañera.

Al salir, Soren se colocó una toalla entre el cuerpo y se dirigió a su habitación para ser vestido, y vaya que vestido le esperaba en la silla de frente al tocador, sino que Sarabeth se notaba completamente entusiasmada.

Soren caminó sin decir nada, había estado callado desde que se metió al baño. Le colocaron un fondo color violeta que bien combinaba con la pálida piel del joven.
Marzialle le colocó la blusa, la cual poseía un escote decorado con encajes verdes en la parte superior del pecho.
Y Sarabeth ayudó a Marzialle a colocar la falda del vestido, color púrpura con detalles azules en las puntas y telas verdes, sin duda era uno de los vestidos mas lujosos y brillantes que le pudieron haber colocado a Soren.
Este se miró al espejo, y Marzialle le sentó para colocarle las medias blancas, con un liguero que hacia un perfecto juego con el fondo del vestido.
Sarabeth se inclinó ante su hijo, arrodillando una pierna y dejando una flectada hacia el frente, como si le estuviese proponiendo algo a su hijo, seguido de ello rió alegremente y le colocó las zapatillas rosas y sencillas, con una sonrisa satisfactoria propia de una dama cursi. - Parecerías Cinderella...- Contestó con sumo encanto, lo que hizo que Soren enarcara la ceja, levantando ligeramente el labio superior en señal de desprecio, aunando el hecho de que la miraba desde arriba.

"El arte de la mentira"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora