El baile logró ser todo un éxito, el cuadro social de Jeanne se llevó una buena impresión de Soren y todos terminaron cansados.
Pero había algo que estaba ardiendo en el vientre de Marck, como una flama que podría salir por los poros de su piel facial y derretir sus ojos en un cosquilleo que no hacía más que aumentar ese calor.
Recordó el demandante beso que le dio a Soren en el baile, atrayéndolo por las caderas... Sintiendo ese cuerpo tan delicado a su merced; todo el baile tuvo impulsos de tratarlo más allá de la farsa. Y aquello era la confusión que ocupada caóticamente su cabeza; estaba consciente de que era Soren, no lo veía como un remplazo de Eloise, sólo era Soren.
Se encontraban desayunando, Soren se veía de buen humor y comía con educación mientras charlaba con Marck acerca del baile, Otón había enviado una carta diciendo que iría mejor el Lunes, día después del baile ya que el día Martes tenía una cita importante con el parlamento y no con la corte, por lo que en unos minutos estaría Otón en la mansión.
Hablaban acerca de las personas que Soren conoció durante el baile.
— Lady Hallward es demasiado cursi.- Comentó Soren entre su plática, mientras cortaba un pedazo del panqué en el centro de la mesa.— Lo sé, Elisa sólo piensa en eso, tú viste como nos presionó con lo del beso.-
Soren volvió la mirada violentamente hacia Marck, mirándolo con inseguridad, sintiendo que el tema que había tocado era tabú. — No lo digas Marck, no fue nada.- Contestó Soren bajando la mirada hacia su plato de porcelana fina, adornado con cerámica en los bordes.
Marck frunció el ceño, algo dentro de las palabras de Soren le había hecho molestar. Tal vez el hecho de que Soren haya expresado que aquel beso no significaba nada. — ¿¡Nada!?- Preguntó exasperado. Soren frunció el ceño aún más.
— Tranquilo, sólo fue en el baile.- Contestó mientras tomaba un sorbo de leche.— ¡¿Qué no recuerdas?! ... Los besos en el jardín... En la luna de miel, el que te di de pico... El de ayer...
Soren agrandó los ojos en señal de impresión, ¿Qué le pasaba a Marck? Casi nunca recordaba y tomaba consciencia de sus irresponsables besos, que sólo creaban caos en todos y cada uno de los rincones del corazón de Soren. — M-Marck... No han sido...
— ¡Nos hemos besado más veces de lo que deberíamos! Deberían significado por lo menos algo para ti...-Un par de manos cayeron abruptamente sobre la boca de Marck, este comprendió al instante... Soren era quien estaba huyendo al aclarar las cosas, no quería hablar de ello. Se mantenía estático, con la cabeza hacia abajo. — Por favor Marck... No lo digas.- Contestó el rubio con un dejo de tristeza en su voz.
Marck apartó las manos de Soren de su boca, acercándose a éste con lentitud buscando desesperadamente su mirada. — Soren, no puedes negarlo...-
— ¡Basta Marck! ¡Estás enamorado de mi hermana... No debemos hacerlo de nuevo, es sólo fingir!-
Exclamó Soren tapando de nuevo la boca de Marck de nuevo, con la cabeza completamente baja; era imposible... Marck no hablaba en serio, lo sabía, sabía que estaba confundido y que sólo era un remplazo, no podía ser otra cosa... Su vida siempre fue tan mala que cuando creía que algo iba bien, sólo era una trampa para adentrarse aún más al agujero del dolor.
Para Soren era mejor no crear falsas expectativas.
— Te daré la razón esta vez.- Contestó Marck, tomando la mano de Soren y calentándola con las propias. Sintió la frialdad de su blanca mano, y sintió un dejo de tristeza al saber que lo que le estaba revolviendo la mente, no podía aclararlo, ya que Soren ni siquiera le dejaba hablar.
Por su parte, El problema de Soren siempre era su inseguridad, sus padres le habían creado tantas veces falsas ilusiones, que era imposible creer algo que sonase tan utópico.
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"El arte de la mentira"
RomanceSoren Thomas es un chico de 18 años que vive en Inglaterra del siglo XIX Con trastornos serios de memoria y un cuerpo seriamente deformado con un corset. Vive una vida monótona a lado de sus padres los cuales no tienen sentimientos de cariño por su...