Tensión ambiental es lo que suelen llamar las personas al ambiente que se sufría en este instante en la mansión de los Thomas.
Soren hizo una pequeña muy grande travesura y perdió a la última doncella que podría ser su esposa, aunque Sarabeth y Emil ya tenían su plan, no perdían nada con volver a intentarlo. Pero Sarabeth estaba muerta de pena por lo que había hecho su hijo ante una señorita de la alta sociedad.
- Yo no tengo la culpa de que le tema a los sapos...- Comentó encogiendo los hombros con indiferencia. Emil frunció el ceño con molestia absoluta. - Era fobia Soren, la señorita casi se desmaya. Contestó bastante enojado con su hijo. Soren les miró con su hermosa mirada fria e inherte.
- Yo me desmayo sin un sapo y no hacen tanto alboroto. Comentó vacilando en sus palabras. Sarabeth se levantó del sofá obviamente harta. - Ya me hartaste Soren, estoy harta de tí y tus actitudes si tan solo hubieses sido...
- Pero no lo soy, no soy tu amada y soñada Eloise y creo que eso es lo que mas te molesta, ¿No es cierto madre?
Emil se levantó sel sofá muy molesto. - ¡Ya basta Soren! ¡respetala, es tu madre!- Exclamó violentamente, Soren miró a Sarabeth aún muy molesto. "madre es la que cría al hijo, además de engendrarlo, no solo lo bota con la criada..." Pensó mientras se levantaba y abandonaba el lugar bastante molesto.
Llegó a su habitación y se acostó en su cama, había sido un día muy largo, y ahora solo deseaba descansar, era extraño que solo una plática con Marzialle y los libros le llenaran. ¿Casarse? eso es algo estúpido, siempre pensó que los matrimonios para unir poder y dinero eran algo estúpido. Como detestaba a las personas de clase alta en ese sentido. Tal vez si hubiese nacido en un lugar pobre pero con cariño, tal vez sería muy feliz sin necesidad de poseer todos los lujos que poseía en esos momentos.
Acomodó su almohada y se tapó con las sabanas, el otoño estaba acabando y el invierno ya iniciaba, ni siquiera se molestó en colocarse la pijama, solo se quedó profundamente dormido.
Por la madrugada sintió unas cálidas manos que le despertaron para colocarse la pijama y poder taparse bien del frío, era Marzialle; Soren de verdad creía que esa mujer era un ángel.
La mañana era bastante fría, ni siquiera esperaba un baño con el gran frío que hacía y eso que todavía no iniciaba el invierno. bostezó sentado a la orilla de la cama mientras se tapaba la espalda con la manta, estaba cansado,el dormir sin descansar era una de las peores sensaciones que podía tener Soren.
Marzialle entró a la habitación y notó al chico sentado mirando su zapato sin noción del tiempo real. Marzialle chasqueó los dedos sonoramente haciendo reaccionar a Soren quien le miró un poco confundido - ¿Qué sucede Marzialle? le preguntó contrariado. Marzialle sonrío un poco. - Tu baño esta listo.
Soren entornó la mirada, la mañana era fría y el problema no era entrar a la bañera, el agua estaría tibia, el problema era salir, sin embargo no era tan grosero como para rechazar el trabajo que bien Marzialle puso empeño para cumplir los caprichos del joven.
Se levantó con pesadez, pero ello no impidió su movimiento y entre pasos torpes logró llegar a su baño donde le esperaba una cómoda tina con agua tibia bellamente adornada por la espuma.
Deslizó su pijama fuera de el y pudo sentir como la corriente frío le rozó la piel causándole escalofríos. Miró la tina y se metió lentamente sintiendo la temperatura envolver su cuerpo como una madre envuelve a su bebé para protegerle del frío.
Se dejó envolver por los cálidos brazos del agua sintiendo que debía dormir un poco más, la bañera no ayudaba en este caso a despertarle sino a dormirle más.
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"El arte de la mentira"
RomanceSoren Thomas es un chico de 18 años que vive en Inglaterra del siglo XIX Con trastornos serios de memoria y un cuerpo seriamente deformado con un corset. Vive una vida monótona a lado de sus padres los cuales no tienen sentimientos de cariño por su...