CAPÍTULO 13

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Hundida hasta el fondo.

Alessia.

Necesito organizar mis pensamientos, a Marcus lo quiero; es mi novio, mi todo, mi apoyo pero no me llena en ningún sentido su manera de amarme es muy real y pura pero yo soy una chica de más adrenalina que él no tiene, necesito algo más que simplemente él no puede darme.

Por otro lado esta Caesar, mi jefe, superior, el general, petulante, egocéntrico y patan. Es un animal pero no lo sé, a la hora de coger todo es diferente, no deja de ser un jodido loco pero me hace sentir tan bien que podría jurar que en una noche que tuvimos me corri unas 5 veces. «¿Eso es normal?»

El me encanta, no lo negaré pero se pasó de la raya conmigo y sus comentarios de mierda ¡Estaba respirando por la herida ese idiota!

Es sexy, vulgar en la cama, vehemente, está súper mega bueno, tiene una cara de dioses, es un inmoral y para completar es un maldito multimillonario. Por eso es un patan.

«Creo padecer de alguna dependencia sexual»

Manejo mi auto y no me voy a mi casa, prefiero perderme en un bar y que Dios deje mi destino en el aire «Necesito alcohol»

Llego a un bar algo lujoso y me siento en la barra pidiendo 3 shots de vodka, necesito esto.

Casi todos los hombres me han pegado el ojo, unos se me acercan, me coquetean pero no me interesan, solo vine a embriagarme o tal vez solo relajarme un poco y apaciguar mis pensamientos.

—Señorita esto es para usted.. —se acerca el bartender con amabilidad.

Me da una botella fina de un vodka demasiado caro y yo enarco una ceja buscando algún tipo de explicación.

—Yo no pedí esto.

—El chico de allá atrás se lo envía en señal de buena fe.

Volteo lentamente y veo un niño de papá sonriéndome, yo sonrío en forma de agradecimiento y continuo mi ronda de tragos. El alcohol se me está subiendo y ya no sé si quiera emborracharme, puede ser peligroso y más si estoy en el ojo de todos sin algún tipo de protección.

Me levanto del asiento de la barra para irme del lugar pero unos hombres me siguen apenas abandono el bar y para colmo me estoy tambaleando.. ¿Dónde dejé mi auto?

Los hombres de atrás me susurran guarradas y uno me toma por el brazo llevándome a un callejón oscuro ¡No puede ser!

El desespero me llega encima con la respiración agitada cuando me toman por el cuello y trato de zafarme pero son muchos, prefiero que me quiten el pellejo de la piel con un cortaúñas a que me violen estos asquerosos.

—Vente mamita que la vamos a pasar bien.

Por suerte estoy entrenada y no estoy tan borracha así que le pateo las bolas a uno y otros dos les doy unos golpes en la cara liberándome haciendo que cinco tipos ahora me estén persiguiendo, salgo corriendo por las calles desoladas viendo hacia atrás desesperada por si están apunto de tomarme y ellos me siguen persiguiendo, están por atraparme y no tengo escapatoria.

—¡No huyas putica! —grita un cerdo.

Sigo corriendo, la calle está casi vacía y el corazón se me quiere salir por la garganta, llego al estacionamiento y me estrello con una silueta gigante que me sostiene ya que estoy que me caigo.

Levanto el rostro y la vergüenza que me llega en estos momentos no es normal porque ¡Caesar me acaba de sostener!

—¿Qué carajos? —pregunta arrugando las cejas y llegan los cinco hombres frenéticos.

PASIONES ENCUBIERTAS [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora