CAPÍTULO 19

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Últimos encuentros.

Irina.

Una, cinco, diez veces golpeo el saco con todas mis fuerzas mientras lágrimas descienden por mi rostro ¡¿A qué vino esa maldita?!

No sé qué es peor, si la humillada que nos dió el general por parte de ella o el regaño que nos dió después que ella se fue.

Primero violan una de las reglas de la organización cogiendo en una maldita oficina de capitanes —se cruza de brazos posándose al frente de nosotros —Segundo, actúan como unos animales con un soldado, con un soldado inferior a ti Dante Smith.

Ambos seguimos arrodillados desde que Alessia se fue.

—No pensé bien mi señor.. —se defiende Dante.

—Tercero, me difaman diciendo que tengo algo con la chica lo cual es una completa estupidez —su tono suena sarcástico —Sí Irina, me he metido con mujeres de esta organización incluso contigo pero ustedes no pueden hacer lo que yo hago malditos ineptos.

Las lágrimas siguen bajando por mi rostro ¡Claro que se metió con ella!.

—No sabía que trabajaba con unos malditos animales sin correa —suelta con odio —Pero es mi culpa por aflojarles la mano dura.

—Aceptaremos cualquier castigo que nos quiera imponer. —dice Dante sin titubear.

Se queda en silencio unos segundos, solo espero que no nos mande a Suiza o juro que me suicidaré, ese escuadrón está maldito.

—Se largarán para Suiza.

Dante tensa la mandíbula y a mí el mundo se me va para abajo ¡Todo menos eso!

—¡No por favor! —lloriqueo —¡Todo menos eso!

—Irina basta.. —susurra Dante y a mí se me va a salir el corazón por la garganta.

Caigo en el suelo de cerámica mientras lloro y suplico en busca de piedad.

—Sigues dando este tipo de vergüenza y ni me retractaré.

Me calmo recuperando la postura y lo veo en busca de piedad porque podré ser una hija de puta pero soy una de las mejores acá ¡Una de las mejores!

—Hablaré con Dante un rato, tú vete a dar 60 vueltas a la pista sin parar y si a Alessia le apetece algo vas y se lo sirves de rodillas si es necesario. —me habla despectivamente y yo asiento, prefiero eso a irme a Suiza.

Luego de recordar esa conversación, voy al inodoro a botar todo mi almuerzo. Ahora seré la sirviente de esa mujer, como se nota que le gusta sus ridículos polvos.

No hay nadie en el Box pero se escucha la puerta de vidrio abrirse y me encuentro con Dante.

«Después de Caesar, él es sin duda mi polvo favorito»

Caesar es el mayor hijo de puta que he conocido pero joder, está buenísimo, tiene una cara de Dios supremo y coge como un maldito semental. Nunca me había corrido tanto con alguien.

Se acerca Dante con cuidado sacándome de mis pensamientos y yo estoy sentada en el suelo viendo cómo se acerca lentamente. No había hablado con él desde que me fui de su oficina.

—Hola.. —dice y yo alzo las cejas.

—¿Nos iremos a Suiza? —suelto y el niega.

—No, tu tienes que servirle a Alessia y no te portes mal Irina. No más rivalidad, te ganó.

PASIONES ENCUBIERTAS [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora